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Estudio de Harvard descubrió por qué soñamos con insectos en esta pandemia
Deirdre Barrett, académica del Departamento de Siquiatría, de la Escuela de Medicina de Harvard University, comenzó a tener sueños particulares desde que comenzó la crisis del coronavirus y a partir de ellos, decidió realizar un estudio. La investigadora ha entrevistado ya a 2.500 personas que le contaron más de 6.000 sueños para explicar cómo la pandemia afecta la cantidad y calidad del sueño de las personas, destacando la gran cantidad de sueños que incluyen insectos, máscaras y desastres naturales.

Insectos y distanciamiento

En su estudio, Barrett identificó ciertos grupos de personas que comparten sueños similares. "Uno es literalmente acerca de contraer el virus: ese ha sido un sueño bastante común, en el que la persona tiene dificultad para respirar o tiene fiebre. O a veces es un poco más fantástico. Luego están las metáforas del virus: sueños de insectos", según explicó la especialista en "The Harvard Gazette".

Dichas imágenes eran distintas a las que observó en estudios de sueño posteriores a otras catástrofes. "Después del 11 de septiembre observé sueños literales sobre esos eventos, pero no sueños de insectos. Ahora (con el encierro y el Covid-19) las personas están soñando con todo tipo de insectos que los atacan: enjambres de diversos insectos voladores; ejércitos de cucarachas corriendo hacia la persona; masas de gusanos retorciéndose; algunos saltamontes con colmillos de vampiro; chinches, miles de chinches", relata.

Otros sueños que aparecen en el estudio son respecto al distanciamiento social y el uso de mascarillas. "En la mitad de ellos, el soñador estaría en público y se daría cuenta de que no tenía su máscara provocando pánico o se darían cuenta de que se habían acercado demasiado a alguien. En la otra mitad, estarían haciendo lo que se suponía que debían hacer y otras personas no tendrían sus máscaras puestas o tosen sobre el soñador", relata. Además hay pesadillas sobre estar contagiando el virus, estar encerrados, personas que regresan a compartir el hogar, pérdida del trabajo y de dinero", menciona.

Pensamiento intuitivo

Barrett explica que "cuando soñamos nuestro cerebro está en este estado donde las áreas visuales son mucho más activas que cuando estamos despiertos y, en promedio, las áreas emocionales son un poco más activas. Estamos pensando en las mismas cosas en las que estábamos más enfocados durante el día, pero en este otro estado de conciencia. Tenemos un pensamiento más intuitivo y un pensamiento menos lineal sobre las cosas. De vez en cuando, veremos que nuestro inconsciente se ve mucho más asustado de lo que nos sentimos de día o nos brinda una perspectiva optimista que no hemos tenido de día".

El siquiatra de la Clínica Bretaña, Juan León, aclara que los sueños y pesadillas son recuerdos, imágenes que se producen en la mente con el propósito de mantenernos alerta. "El sueño es la parte pasiva del ciclo circadiano donde uno descansa y ordena la memoria, a diferencia de la parte activa durante el día. Pero el cerebro nunca descansa, sólo el cuerpo, porque si no entraríamos en un coma. El centro del sueño y de la vigilia están en la base del cerebro: en el hipotálamo y en los núcleos basales que mandan señales a la corteza para despertar o dormir".

Gonzalo Azócar, sicólogo de la Escuela de Sicología de la Universidad Bolivariana, explica que soñamos con lo que más anhelamos o más tememos. "El sueño ocurre normalmente y es parte del funcionamiento de nuestro aparato síquico, comúnmente, llamado mente. Son provocados por dos fuentes: muchas de esas están muy grabadas en todos nuestros procesos, que son las cosas que anhelamos, y la otra de información que llega desde el entorno. Frente a la pandemia es muy probable que aparezcan los insectos porque tienen una representación de las plagas. Tenemos arraigado a nivel cultural que estos bichitos de un modo u otro nos traen las enfermedades".

León agrega que sólo 4% de las personas tienen pesadillas en situaciones que el cerebro considera que debemos estar listos para reaccionar: "El sistema onírico activa varias partes del cerebro, especialmente de la memoria y de la defensa. El sistema de alerta está en parte en el simpático que produce adrenalina como en el parasimpático que que produce acetilcolina. Estos neurotransmisores producen que uno se agite cuando tiene una pesadilla", especifica.

Visualice lo que quiere soñar
Barrett enseña que la mejor manera de dormir bien es pensar en lo que a uno le gustaría soñar. Elegir a una persona o lugar favorito que le gustaría ver y visualizarlo. También ayuda poner una fotografía de lo que está intentando soñar, para que sea lo último que se verá antes de irse a dormir. "Si tiene un sueño favorito, puede intentar reproducirlo en detalle antes de quedarse dormido. Eso lo haría más propenso a tener un sueño similar, disminuyendo la probabilidad de tener sueños de ansiedad", asegura.

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