Isabel Benjumeda, doctora en Neurociencia, estuvo sentada hace unos días junto a 30 emprendedoras de Peñalolén que, tras comprender cómo funcionan sus cerebros, no podían dejar de vincular sus vivencias más estresantes con todo lo que habían aprendido en el taller sobre argumentación y neuronas.
"Pensamos que el encuentro duraría entre dos y tres horas, pero nos extendimos cinco horas. Por ejemplo, aprendimos qué pasa con el estado de ánimo cuando la química cerebral se desestabiliza y de qué manera el estrés puede afectar nuestra memoria", cuenta la académica de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez.
-¿Qué es eso de la química cerebral?
-Las distintas áreas del cerebro se comunican a través de los famosos mensajeros, unos que son neurotransmisores. De ellos, los que a casi todos nos suenan son la serotonina y la dopamina. Estos neurotransmisores, o neuroquímicos, son los que regulan la motivación, la atención y, finalmente, el estado de ánimo.
-¿Qué hacen la serotonina y la dopamina, doctora?
-La serotonina regula el estado de ánimo. Por eso cuando alguien está deprimido el médico le receta un antidepresivo, que lo que hace es captar más cantidad de serotonina en el cerebro. La dopamina es clave en la motivación y se libera cuando pasan cosas que nos dan gratificación o placer. El cerebro, cuando se libera dopamina, interpreta eso como algo bueno que hay que repetir.
-¿Entonces se liberan cuando nos pasan cosas?
-Sí, por ejemplo, cuando vemos que nos van a atropellar, apreciamos una flor bonita, cuando dejamos caer la lluvia en nuestro rostro o cuando imaginamos cosas, estos neurotransmisores se liberan.
-¿También al imaginar cosas?
-Claro, el cerebro no distingue Io real de Io que imaginamos. Por eso aparece el estrés. Normalmente nos preocupamos por todo, pero el 90% de todo eso que nos preocupa no ocurre. Nos imaginamos que a los hijos les irá mal, que no vas a quedar en un trabajo, que te vas a enfermar y cuanta otra cosa. En la vida real lo normal es que nada de eso ocurra, pero sirve para preparar al cerebro frente a situaciones de peligro.
-¿Cuándo se desestabilizan estos neuroquímicos?
-Cuando descansamos mal, nos alimentamos mal o cuando somos sedentarios. En todos esos momentos se desestabilizan los neuroquímicos y aparece una hormona que se llama cortisol, que es la que nos hace estar en un estado de alerta constante. Eso básicamente ocurre porque nuestro genoma es el del cazador recolector, ¿habías escuchado eso antes?
-Sí, pero, ¿a qué se refiere exactamente?
-El cazador recolector era el ser humano que recorría kilómetros en la naturaleza para sobrevivin De pronto, con la revolución agrícola ese humano se asentó y se hizo sedentario. Nosotros no estamos preparados para el sedentarismo ni para la ansiedad permanente.
-¿La ansiedad también?
-Esa preocupación por el futuro empezó también con la revolución agrícola, cuando el humano comenzó a poseer cosas. Entonces debía anticiparse a si iba a llover o no o si un vecino entrarla a robarle la cosecha. Toda esa imaginación fue clave en un momento, pero es un arma de doble filo.
Hay que entrenar
Como la motivación es una consecuencia de tener estabilizada la química cerebral, cuenta Benjumeda, es importante entrenar al cerebro para mantenerlo estable."El cerebro necesita ser entrenado con rutinas que estén basadas en metas realistas. No puedes tener como objetivo escribir un libro en cuatro días, porque te vas a frustrar. Eso te causará estrés, ansiedad y dejarás la tarea de lado", dice.
-¿Las metas pequeñas otorgan mayor satisfacción?
-Sí, porque son realistas. Cuando cumplimos esas tareas liberamos dopamina porque sentimos que estamos logrando algo y nos gratificamos con lo hecho.
-¿Y el estrés?
-Existen dos tipos de estrés. Uno es el estrés adaptativo, que sirve para activar a nuestro cuerpo cuando estamos en peligro y nos ayuda a sobrevivir. El otro estrés es el crónico, que aparece cuando estamos en alerta constante, por ejemplo, debido a que imaginamos muchas cosas que finalmente no ocurrirán.
-¿Eso afecta el aprendizaje?
-Sí. Estar en estado de alerta permanente hace que se libere cortisol, lo que en grandes cantidades es tóxico para el cerebro. Donde hay más captadores de cortisol es en el hipocampo, que es la zona que se encarga de la memoria y aprendizaje.
-¿Qué puede pasarnos con el estrés crónico, doctora?
-Perder las llaves, no encontrar las cosas, no poder dormir. Eso es lo más simple que puede ocurrirte. Niveles muy altos de estrés alteran los neuroquímicos del cerebro como la serotonina y puedes desmotivarte y deprimirte.
-¿Qué le dijeron en el taller después de aprender esto?
-Todas contaron sus historias. Yo hablé sobre cosas que me estresaban para ejemplificar y aterrizar la información. Todas pudieron conectar las cosas que le pasaban con lo aprendido. Te debe estar pasando a ti también ahora, ¿no?