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Matías Gil, ingeniero civil industrial

Cuando Matías Gil, ingeniero civil industrial, ejercía en su profesión, escuchó la historia de un chileno que había dejado su trabajo en un banco por lo rentable que le estaba resultando exhibir fotos y videos suyas a un puñado de suscriptores en la plataforma Onlyfans.

Así, el ex participante de "Calle 7" fue dejando macerar la idea. Pero la pandemia lo apuró todo, justo cuando el Covid obligó a cancelar la obra "Sinvergüenzas", en la que actuaba.

"Se suscribió demasiada gente, fue una locura", recuerda.

Analizando costo y beneficio, terminó renunciando a su puesto de ingeniero. "Es que entre despertarse temprano, ir a terreno en las obras civiles, llegar cansado a la casa, me pareció mucho más rentable dedicarme al Onlyfans". Y, claro, si confiesa que en los mejores meses llegó a ganar siete millones de pesos. Aún así, terminó por cerrar su cuenta y actualmente está abocado a su proyecto musical, que se puede ver en @_matismile.

-Fuerte eso de renunciar al trabajo de ingeniero.
-Es que el retorno que me daba era mucho más de Io que esperé. Sentía que me estaba cansando y gastando en la otra pega, y ya tenía todo para estar bien económicamente.

-¿Entonces por qué te saliste?
-Tuve un quiebre con una pareja que me acompañó en toda esta etapa del Onlyfans. Además, me llegaban dólares y yo no subía nada, no tenía ganas de subir contenido porque me recordaba a esa pareja. También empecé a incursionar en un proyecto musical que tengo y empecé a desmarcarme de la plataforma.

-¿Hubo algún costo personal tener un Onlyfans?

-Mi familia es súper tradicional y católica. Tienen negocios y les va súper bien, entonces no entendían cómo no estaba ejerciendo como ingeniero y me dedicaba a subir fotos en pelota. Como que se sintieron un poco avergonzados por yo ser un poco más osado.

Aprobación

El mito dice que en Onlyfans el dinero cae tan fácil que cualquiera podría abrir una cuenta y cobrar por exhibir fotos y videos. Pero para la psicóloga Sofía Fidler, especialista en temas de género, la exposición en esta plataforma es un arma de doble filo donde lo peor tiene que ver con la aprobación. "Qué pasa si subo una foto de mi cuerpo y no sé si gusta, eso es mayor al miedo y la vergüenza, entonces creo que el tema de fracasar, de sentir que se es o no apetecible, puede ser un miedo mayor que cualquier otro".

-¿De qué manera es diferente vivir de un Onlyfans de otra pega más agotadora que igual requiere de tu tiempo?
-Uno no es más fácil que otro. Al madrugar y tener un trabajo más común hay un agotamiento. Pero en Onlyfans hay que mantener el cuerpo, armar un contenido y estar expuesto. Se ve más sencillo porque uno ve una foto o un vídeo, pero hay algo agotador que es más mental.

Y, claro, también hay un tema que no tiene que ver directamente con uno, sino con las expectativas de ese público. Como lo que le sucedió a Felipe Román.

Habiendo sido bailarín en "Bailando por un sueño", decidió aprovechar los réditos de la exposición en el programa y abrir una cuenta de OnlyFans. "Al principio fue un éxito, se suscribió mucha gente, me fue bien y gané muchas lucas", recuerda. Pero los problemas no se hicieron esperar. "Los suscriptores que me incitaron a hacerme la cuenta, empezaron a exigir más. Yo tenía topes de lo que podía mostrar, por lo que podía decir mi familia o mi polola, que era la persona que más me ponía restricciones", cuenta.

Como no cumplió con las expectativas de sus suscriptores, que buscaban contenido más explícito, sus ventas empezaron a decaer. "Y el tiempo también hizo que lo fuera dejando poco a poco. Después, no valía la pena ni seguir", recuerda. También se aburrió de que sus fotos y vídeos se filtraran.

Ahora tiene un "Arsmate", plataforma chilena similar al OE en el que sube el contenido que le quedó de antes. "Pero me va pasando lo mismo, los usuarios exigen más".

El factor acoso

Katerin Salas, conocida como Katt Kuyen en redes, o como "La comunista del aifon" en Twitter, duró un mes con Onlyfans. Lo abrió por una emergencia: se reventó una cañería de agua dentro de su departamento. "Fue tanta la presión que se me derrumbó la pared, se me rompieron los muebles", recuerda. Así, decidió cobrar 50 dólares al mes, pensando que así iban a acceder sólo quiénes de verdad quisieran estar adentro, y tuvo unos 16 suscriptores. Pero empezó un acoso que nunca había vivido. "Hay gente muy peligrosa de verdad, que no se queda solamente en una amenaza de internet".

-Es dinero fácil, pero viene con un precio.
-Te va a dar plata, pero por ese dinero, ¿vale transar tu paz y tranquilidad? En Twitter publicaron yo sé dónde vives, ahí hay palmeras . Si en verdad te da lo mismo eso, dale. Pero yo al menos no transaría esas cosas por dinero. Me dicen que debería haberlo dejado abierto, y quizás así no tendría necesidades económicas, pero aún así no hubiera disfrutado de ese dinero.

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