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Por qué los inmigrantes de Venezuela prefieren no emparejarse con chilenos

Hace ocho años, cuando Enny Ascanio migró desde Venezuela a Chile, al bajarse del avión su tío chileno le dio un consejo que le quedó metido en su cabeza para siempre. "Me dijo que intentara juntarme lo menos posible con personas venezolanas porque la idea era conocer a chilenos para que pudiese aprender como son sus costumbres, sus ritos, tradiciones y cultura. Finalmente me enamoré de un chileno, nos casamos y ahora tenemos una empresa", relata la diseñadora gráfica, cofundadora de la agencia de diseño y publicidad Doggo Estudio.

Enny reconoce que su historia es bien singular porque la mayoría de las personas venezolanas que conoce se han emparejado solo con otros de su misma nacionalidad. De hecho, un estudio sobre caracterización de inmigrantes, realizado por el Laboratorio de Encuestas y Análisis Social (Leas) de la Universidad Adolfo Ibáñez, determinó que solo el 13% de los venezolanos ha formado familia con una persona chilena.

Según el análisis, lo mismo ocurre con otras personas extranjeras que residen en el país. En el caso de los haitianos, solo el 23% ha decidido emparejarse con un chileno; los colombianos lo han hecho en 22%; los bolivianos en 17% y los peruanos, en 31%.

Red de contactos

"Creo que una de las razones sobre por qué los venezolanos no nos emparejamos tanto con chilenos tiene que ver con la red de contactos al llegar al país, eso influye. Día a día uno está con personas de la misma nacionalidad para sentirse en casa", dice Enny.

Andrés Scherman, investigador del Leas, coincide con la diseñadora gráfica. Cuando las personas extranjeras llegan a un país, dice, generalmente se instalan en barrios donde habitan personas de su misma nacionalidad y así comienzan a construir sus redes.

"Es una red de colaboración. Ocurre con las migraciones, sobre todo en América Latina, en Europa no es tan así. Uno vuelve a reconstruir sus redes para que el desarraigo no sea tan fuerte", destaca Scherman, magíster en Sociología.

Melissa Read es dominicana y llegó a Chile hace once años. Cuenta que al principio, vivió solo con personas de su misma nacionalidad y que la mayoría solo se emparejaba con dominicanos. "Yo creo que es por costumbre. Uno se entiende con quienes tienen la misma cultura, es más fácil. Pese a eso, yo prefiero a los hombres chilenos porque los dominicanos son muy machistas y agresivos, muy celosos. Mi pareja, que es chileno, no es así", dice.

Chilenos desconfiados

Alberto Rodríguez, venezolano, lleva quince años en Chile y formó Vía Parku, una empresa de gestión de inversiones. "Existe una diferencia cultural importante y también de personalidad. Esas diferencias juegan un rol grande al momento de tener pareja. Por ejemplo, los venezolanos somos muy de piel y tenemos una distancia proxémica mucho más corta con las otras personas. Nos gusta estar cerca corporalmente. El chileno es más desconfiado, lejano e introvertido", describe Rodríguez, profesor de Liderazgo en la Universidad Adolfo Ibáñez.

Xenofobia

Enny, la diseñadora gráfica, cuenta que ha sufrido xenofobia por parte de chilenos en seis oportunidades. Todavía recuerda, dice, cuando llevaba muy poco tiempo en el país, habló en el Metro y alguien le dijo que se devolviera a su país. "Creo que puede molestarles la forma en la que hablamos porque lo hacemos fuerte. Los chilenos piensan que es un ataque, que les estamos gritando, pero no es así. Otro ataque de xenofobia le ocurrió a mi mamá en el trabajo, le han dicho que no quieren que los atienda una extranjera", relata.

La hostilidad de los chilenos hacia los inmigrantes, explica el investigador Scherman, es fuerte, sobre todo en personas que migran desde Haití. "Son discriminados por el color de su piel, por la forma de hablar. Eso habla de un elemento racista muy fuerte en el trato al inmigrante", dice Scherman, quien agrega que en una encuesta de la universidad les preguntaron a los inmigrantes sobre los lugares en los que sentían más hostilidad y justamente el lugar de trabajo es donde se producen más fricciones.

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