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El asesinato de tres jóvenes que alegaron  por el exceso de velocidad de un auto

Este miércoles, la sensación predominante entre los vecinos de la Villa San Luis de Macul, en la comuna de Peñalolén, era el desconcierto. Una discusión absolutamente circunstancial entre unos jóvenes del barrio y un grupo de desconocidos la noche anterior, terminó con una balacera y tres muertos en plena calle.

Los fallecidos son los primos Germán Cayupil González y Sebastián Cayupil Navarro, además de su cuñado Cristián Acuña Alarcón, quienes pasadas las once de la noche del martes capeaban el calor conversando en la calle, cuando un automóvil Kia Morning azul pasó a toda velocidad y casi atropella a los niños que a esa hora jugaban una pichanga en el lugar.

Ante el peligro, los tres parientes les reclamaron a los ocupantes del vehículo.

Lo que ocurrió después lo relató Gabriel Alarcón Duarte, jefe de la Brigada de Homicidios (BH) Metropolitana de la PDI: "Los jóvenes, de 18, 19 y 20 años de edad, que se encontraban en las inmediaciones de la calle General Horacio Toro con el pasaje Andes, a menos de una cuadra de su casa, sostuvieron una fuerte discusión con los sujetos del vehículo, quienes les dispararon con armas de fuego, para luego darse a la fuga".

Al escuchar la balacera, los familiares de los jóvenes salieron a ver qué pasaba. Uno de los ellos ya había fallecido y los otros dos estaban gravemente heridos en el pecho, por lo que los subieron como pudieron a un auto y los llevaron al Hospital Luís Tisné, ubicado a cinco cuadras.

En el camino, los nervios el conductor hicieron que perdiera el control y chocara con un poste del alumbrado público, lo que agravó aún más la situación de los muchachos, quienes perdieron la vida a pocos minutos de ingresar a la sala de Urgencias del centro asistencial.

Cuidaban a los niños

Pamela Contreras, que atiende un negocio muy cerca del lugar de los disparos, relató el desconcierto de ella y sus vecinos. "Conocía muy bien a los chiquillos, porque el más chico era compañero de mi hijo en el colegio y salieron juntos de cuarto medio... Siento una pena enorme, porque además de que era un cabro súper bueno y estudioso, pienso que perfectamente podría haber sido mi hijo, porque casi todos los chiquillos del barrio tienen la misma edad y siempre se juntaban en la esquina a hablar de fútbol o a cuidar a los más chicos, que jugaban en la plaza", contó la mujer, quien cree que todo esa convivencia se acabó.

Algo parecido piensa Ramón Jerez, conocido como el rey de las chorrillanas y los completos en el barrio. "Acá siempre había sido súper tranquilo, pero ahora se les acabó la calle a todos los chicos y se nos acabó el horario de atención nocturna. Mi mujer me las cantó claritas: me dijo que desde hoy cerramos a las nueve de la noche, aunque perdamos de vender, porque más importante que la plata es la vida".

Un testigo

Aunque la Fiscalía Oriente entregó la investigación a la BH de la PDI, fueron los Carabineros quienes recopilaron las primeras informaciones, luego de que uno de los sujetos que presuntamente acompañaba a los pistoleros del Kía azul, se presentara voluntariamente en la Tenencia San Luis de Macul, para dar su testimonio en calidad de testigo.

Mientras la investigación del triple homicidio recién comienza, en la casa de los jóvenes Cayupil, que este miércoles lucía colmada de globos blancos, todo era desolación. Ni siquiera la gran cantidad de adolescentes que llegó a despedir a sus amigos, lograba alivianar el pesado ambiente.

"Agradecemos el apoyo de la gente, sobre todo porque nuestros vecinos saben que se trataba de niños buenos, pero estamos tan shockeados con que se hayan llevado a los tres al mismo tiempo, que simplemente no podemos hablar. No hay nada que podamos decir que represente medianamente nuestro inmenso dolor, por lo que sólo pedimos que encuentren rápido a los asesinos y los lleven ante la justicia", dijo uno de los familiares.

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