Jenny Saenz Soto llegó maquillada a su audiencia de control de detención. Sin hacer declaraciones, escuchó los delitos por los que fue formalizada junto a su ex pareja y padre de sus hijos, Héctor Choque Delzo. "Asociación ilícita, tráfico ilícito de droga, receptación, lavado de activos e infracción al artículo 1100 del Código Penal. Esto es por mentir al solicitar autorización para movilizarse dentro de la pandemia", enumera el fiscal Marcelo Vargas, de la Fiscalía de Análisis Criminal de la Fiscalía Oriente.
Según el Ministerio Público, Jenny lideraba una banda que se dedicaba a comercializar maquinaria de alto tonelaje robada en las regiones Metropolitana y de Valparaíso. La trasladaba hasta Arica y luego a su destino final: Arequipa, perú.
Al momento de su detención en su casa de Lampa, la PDI incautó 46 plantas de cannabis sativa, 365 gramos de marihuana, $4.570.000 en efectivo, carteras y relojes de distintas marcas y 43 contratos con la Dirección de Crédito Prendario (Tía Rica) por joyas de diferentes valores.
En su otro domicilio, también en Lampa, la policía encontró 24 kilos de marihuana, 159 gramos de clorhidrato de cocaína, 9 plantas de cannabis sativa, un arma de fogueo y un arma de fuego.
De acuerdo con los antecedentes que maneja el subcomisario Rodrigo Silva, de la Brigada de Robos Oriente de la PDI, Jenny trabajaba "con una red de proveedores de maquinaria pesada. Tenía contactos en obras de construcción y lisa y llanamente encargaba que robaran máquinas. Cómo las robaban y si ella participó activamente en alguno de estos hurtos es materia de investigación".
El policía describe su forma de operar: "Una vez que las máquinas eran robadas, las trasladaban de manera inmediata a un galpón de Santiago, donde la mujer procedía a emitir la guía de despacho correspondiente para trasladarla hasta Arica. Para eso conservaba intacto su número de motor y chasis. Esa guía la obtenía de una empresa de papel (ficticia) creada por ella misma. Al pasar por la Aduana o por algún control sanitario mostraba la factura y pasaba sin problema".
Jenny participaba en el traslado de la máquina hasta Arica, donde se contactaba "con un martillero público que le vendía una factura de remate, adjudicándole el producto a una empresa peruana. De esta forma, ella hacía la factura de exportación y procedía a trasladarla a Arequipa", sigue el subcomisario Silva.
Durante la formalización de la mujer, el fiscal describió las especies comercializadas por ella y sus cómplices desde el 2018: cuatro retroexcavadoras, 14 brazos hidráulicos, perforadora, grupo electrógeno, una una un motoniveladora de doble rodillo, un cargador frontal, dos máquinas de soldar, un martillo hidráulico y dos minirrodillos compactadores.
Las ganancias
"Como el negocio era tan rentable, Jenny Saenz comenzó a blanquear el dinero de estas ventas ilícitas con ayuda de su ex pareja. Él tenía una ferretería y un local de repuestos de automóviles en la avenida Brasil que servían para estos fines", aseguró el subcomisario Silva.-¿Tiene el monto exacto de cuánto ganó ella por estas operaciones?
-No lo tenemos. Pero para que se haga una idea: en Perú le pagaban 160 mil dólares (aproximadamente 137 millones de pesos) por una retroexcavadora, siendo que ella le pagaba diez millones a los tipos que se la robaban y luego pagaba otro millón por el traslado hasta Arica. Por los brazos hidráulicos recibía diferentes montos, dependiendo de la capacidad de levante de la máquina. Por el más barato recibió 10 millones. Como le fue tan bien, hasta se compró un camión con rampa en un remate. Así evitaba que le hicieran muchas preguntas sobre el origen y destino de las máquinas.
Al momento de su detención Jenny se estaba comprando un departamento en Arica. "Hay propiedades que puso a nombre de su ex pareja. También tenía depósitos en fondos mutuos por 100 millones de pesos", señala Silva.
-¿Cuánto tiempo demoró la investigación?
-Estuvimos dos años siguiéndola y fue difícil. Ella es muy hábil y aunque teníamos sus teléfonos interceptados, no lográbamos obtener información, ya que se cuidaba mucho al hablar y enviar mensajes.
La policía también descubrió que Jenny es muy preocupada de su estado físico. "Se operó entera. Se hizo una abdominoplastía y se puso implantes de silicona. También les pagó cirugías estéticas a sus tres hijos. La casa donde vivía en Lampa era originalmente de un piso. La echó abajo y se construyó una casa estilo mediterráneo de dos pisos. La alhajó con muebles caros y de última generación. Se compró un Mercedes Benz y un Fiat 500 L", describe el subcomisario Silva.