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Cientos de familias marcharon para exigir la aprobación de la Ley Tamara en el Congreso

Entre globos multicolores, pancartas y batucadas unas tres mil personas marcharon por cuarta vez por la Alameda, entre la Plaza Italia y Los Héroes, para exigir al Congreso Nacional la aprobación inmediata de la Ley Tamara, que busca endurecer las penas en todos los delitos violentos que se cometan contra los menores de 14 años, personas de la tercera edad y todos aquellos que sufran de alguna discapacidad.

El nombre del proyecto de ley debe al caso en que Tamara Moya, una niña de apenas cinco años, que fue asesinada de un disparo por un delincuente, mientras realizaban una encerrona en que intentaban robar el automóvil de sus padres.

Al respecto, Raúl Moya, padre de la menor fallecida, explica que "la idea es que la victimización de niños, ancianos y discapacitados deje de ser una agravante en los delitos violentos, y baste para que los jueces apliquen el máximo rigor de la ley, lo que en el caso, por ejemplo, de los robos con homicidio y violación, significaría la aplicación inmediata del presidio perpetuo calificado, en vez de cualquier otra sanción menor".

Lo mismo cree la modelo Coté López, esposa del Mago Jiménez, quien no solo marchó en primera fila, sino que también se subió al podio para pedir justicia por lo niños que cada año mueren en el país en medio de delitos y otro tipo de abusos. "Hemos llegado al punto crítico en que ya no podemos esperar más para mejorar la protección de nuestros hijos, por lo que no debemos claudicar y, si es necesario, debemos seguir marchando hasta conseguir los castigos más duros para todos los abusadores de niños", arengó a la multitud en medio de aplausos.

Bajo el cartel "Los niños no se tocan", que dio el nombre a la marcha, Scarlett Ahumada, madre del pequeño Itan Padilla, fallecido en Maipú a causa del disparo de un carabinero que intentaba repeler el robo del auto de la madre del menor, aseguró que "los parlamentarios deben escuchar a estas cientos de familias que llegaron junto a sus hijos a marchar por su seguridad, porque a nosotros no nos han escuchado o simplemente se han hecho los lesos, ya que no hay excusas políticas ni éticas cuando se trata de menores de edad".

Dormir tranquilos

También se encontraba Tabita Naranjo, mamá de Matilde Trujillo, la niña fallecida a causa de la caída de un semáforo, luego de que este fuera derribado en un accidente de tránsito provocado por un conductor imprudente. En medio de la marcha aseguró que "ni nosotros, los padres que ya perdimos a nuestros hijos, ni las personas que hoy nos acompañan pararemos de pedir mano dura, porque aunque a nosotros no nos sirve, ya que las nuevas penas no se aplicarán con efecto retroactivo, igual dormiremos un poco más tranquilos al saber que no nos quedamos de brazos cruzados.

Quien mantuvo un bajo perfil fue Estefanía Gutiérrez, mamá del Tomás Bravo, cuyo asesinato en Caripilún, comuna de Arauco, aún no es resuelto por la justicia. Visiblemente emocionada, recibió cientos de abrazos de madres que la consolaron durante todo el recorrido. Algo parecido le pasó a Araceli Contreras, madre de Epril Leyton y a otras decenas de madres que perdieron a sus retoños, algunas de las cuales no aguantaron las lágrimas de emoción.

Finalmente, al llegar al final del recorrido, el grupo folclórico "Entre Mares" interpretó una cueca frente a un féretro blanco, mientras varios motoqueros que se unieron a la manifestación, silenciaban sus motores en señal de respeto. "Esperamos no tener que seguir marchando, pero si es necesario, lo haremos hasta el final", aseguraron justo antes de cerrar la convocatoria.

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