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Pancho nunca pensó que se iba a retirar a los 35 años

Era un tema que venía meditando con la almohada hace un tiempo, pero el último fin de semana, en Viña del Mar y en compañía de su esposa, Katalina Honorato, Francisco Silva tomó la decisión final: se retira del fútbol a los 35 años. El bicampeón de América ya no estaba disfrutando de su profesión como antes y resolvió terminar anticipadamente su vínculo con Universidad Católica por sus problemas físicos.

"En los últimos partidos, él no se sentía bien y justo le dieron unos días libres. Lo conversamos y me dijo: Pucha, Kata, no me siento bien para volver y me preguntó qué hacer, porque se apoya mucho en mí en las decisiones. Le dije: más allá del tema económico, si está afectando tu salud mental, no queda nada más que hacer, retírate. Ahí fue cuando tomó la decisión y llamó a la Católica", revela su señora.

El volante irá a despedirse de sus compañeros el martes. Nunca pudo recuperarse bien de la fractura de tibia y peroné que sufrió en 2019, en el sexto partido desde su regreso a la UC. "Pancho nunca pensó que se iba a retirar a los 35 años. Él pensaba que su carrera iba a durar mucho más. Siempre se quiso retirar en Católica, me dijo eso cuando volvimos de Argentina, luego de estar en Independiente. Pero no alcanzó a estar ni un mes y sufrió la lesión de tibia y peroné. Pancho siempre estuvo muy motivado en recuperarse, pero se tuvo que operar tres veces. Él siente que nunca se recuperó al cien por ciento. Siempre le dolía, algo fallaba. Se empezó a bajonear y sentía que ya no era el mismo", relata Katalina.

Francisco Silva jugó 16 años profesionalmente. Debutó en 2005 en Deportes Ovalle, donde fue cedido a préstamo por la IJC. En Europa tuvo pasos por Osasuna de España (2012-2014) y Brujas de Bélgica (2014-2015), luego se fue a México y Argentina. Disputó 39 partidos con la Roja, jugó el Mundial de Brasil 2014, pero lo que más se recuerda de su carrera, es el penal que le dio el bicampeonato a Chile en la Copa América Centenario, en Estados Unidos, en 2016. "Él siempre decía: no quiero que el fútbol me termine dejando a mí, me gustaría a mí dejar al fútbol. Lamentablemente, no fue así", agrega su esposa.

Hay sentimientos encontrados para Francisco y su familia. Por un lado, la evidente tristeza por el término de su carrera. "Me da mucha pena porque siento que no es lo que él se merecía. La última vez jugó dos partidos y de verdad quedaba muy molido y él siempre fue súper disciplinado en cuidarse. También me da pena el hecho de que nuestro hijo nunca lo pudo ver en la cancha. Últimamente se podía ir al estadio, pero los partidos eran muy tarde y en San Carlos hace mucho frío. A esa hora, Panchito ya está bañado y listo para dormirse. Entonces, nunca pudo ver al papá", explica Katalina.

Desde otro punto de vista, hay felicidad e ilusión por una nueva vida en Viña del Mar. "Estamos contentos porque nosotros, cuando empezó la pandemia, nos vinimos a vivir a Viña del Mar porque yo soy de acá. Después yo no quise volver a Santiago y estábamos viviendo medio separados. Yo viajaba para allá, él viajaba para acá. Entonces, tampoco era un estilo de vida bueno. Acá en Viña tenemos nuestra casa, nuestra familia y estamos súper contentos. Es rico porque por fin va a poder hacer un montón de cosas. Pancho tiene 35 años, tampoco es que se le acabe el mundo", agrega Honorato.

Francisco se tomará estos meses para planear su futuro. "Él está tranquilo, pero es heavy porque lo único que sabe hacer es jugar al fútbol, es lo que ha hecho desde chiquitito, toda su vida. Se va a tomar estos meses hasta diciembre para pensar bien qué hacer. Pero por lo mismo, nosotros habíamos puesto una cafetería (@hellokidscafe en Instagram) y ya por fin está andando mejor", cuenta Katalina.

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