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El confinamiento prolongado produce una niebla mental

El siquiatra Juan Pablo Jiménez es profesor titular de la Universidad de Chile, director del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap), tiene más de 40 académicas publicaciones revistas en internacionales y gran experiencia en el estudio de la salud mental. Esta semana, el doctor Jiménez lideró un grupo de especialistas que envió una carta a los medios criticando la encuesta Ipsos "A un año del Covid-1 9", que arrojó que Chile estaría en el segundo lugar entre 30 países donde más se ha deteriorado la salud mental durante la pandemia (ver recuadro). En esta entrevista, Jiménez explica lo que está pasando en las cabezas de los chilenos y los resultados que han arrojado las investigaciones en período de confinamiento.

-Han aumentado las consultas por salud mental durante el período Covid-19. ¿Existe algún dato al respecto?
-Conversando con otros especialistas, he sabido que hay un aumento en el último tiempo.

-¿En el último tiempo?
-Sí, ocurrió algo bastante interesante.

-¿Por qué?
-Al principio, bajaron las consultas y se vaciaron los hospitales. Nadie más consultó y durante meses no hubo consulta.

-¿A qué se debió esto?
-Conversé el tema con un colega que está en Tucson, Arizona, en los Estados Unidos, y me contó que allá estaba pasando lo mismo y que un colega croata contó que durante la guerra de Los Balcanes se vaciaron los hospitales.

-¿Cuál es la explicación?
-Puede ser una reacción de estrés agudo, en que la gente se retira, comienza a funcionar con sus mecanismos de adaptación históricos.

-¿Cambió esa situación?
-Sí, y los cambios se produjeron en olas. La primera involucró a pacientes que necesitan atención por el Covid. La segunda ola fue por atenciones postergadas de otras patologías. Y la tercera ola fue la que en inglés denominan "Long Covid" (Covid prolongado) y es para atender las secuelas del Covid-19.

-¿En salud mental hay secuelas derivadas del Covid-19?
-Un porcentaje de las personas que tienen Covid grave, queda con secuelas neurológicas.

-¿Cómo?
-Al principio se creyó que este era un virus respiratorio, pero ahora sabemos que es una enfermedad sistémica, que no es solo una neumonía y que produce muchísimas alteraciones en otros sistemas.

-¿Alteraciones cerebrales?
-Hay personas que tienen cuadros neurológicos importantes como una encefalitis (inflamación del cerebro) por Covid. Hemos visto pacientes que presentan una pérdida del olfato y eso es por alteraciones en el sistema nervioso. Tengo pacientes que hicieron un cuadro grave con delirio, en que estuvieron perdidos, con alucinaciones varias semanas mientras estaban intubados.

-¿Qué pasa con ellos?

-Gran parte de esas personas quedan con secuelas cognitivas. Eso es lo que estamos viendo recién y será tema en los próximos años. Pero luego viene una cuarta ola en que empiezan a aumentar las consultas por salud mental, por estrés post traumático y otras cosas.

-¿En eso estamos ahora?
-En septiembre del año pasado empezaron a recuperarse las consultas y fuimos adaptándonos a la telemedicina.

El día de la marmota

-Cómo ha sido la experiencia para los especialistas?
-Es muy cansador porque el tema recurrente de los pacientes es "cuándo se va a acabar todo esto", "estoy cansado", y se hace pesado porque es un tema repetitivo y porque todos estamos en la misma.

-¿Cuál es el gran problema de los pacientes?
-La incertidumbre, esa es la experiencia sicológica más importante en todo este período.

-¿Qué significa eso?
-Los seres humanos necesitamos una serie de certezas para vivir tranquilos. Si de repente no sabemos si vamos a tener luz, vamos a tener que estar encerrados o vamos a tener trabajo, se despiertan inmediatamente en nuestro sistema nerviosos las señales de alerta ante una situación de peligro, una amenaza.

-¿Que efectos tiene eso el encierro?
-Lo que denominan el fenómeno del día de la marmota (en relación a la famosa película "Groundhog Day", del año 1993), la sensación de que perdemos la medición interna del tiempo. No sabemos si es lunes, martes o miércoles.

-¿Eso es grave?
-El sistema nervioso tiene como principal sistema de marcación del tiempo la luz y la oscuridad. Pero hay otros marcadores sociales de rutinas: tomo el Metro, llego al trabajo y cumplo una agenda más o menos estructurada. Esa estructura contribuye a una sensación de seguridad.

-¿Qué implicancias tiene la ausencia de esa agenda en la salud mental?
-Los gringos llaman a esto "mental fog", que se traduce como una sensación de niebla mental. Yo mismo lo comencé a experimentar y a ver en mis pacientes. Está demostrado que el confinamiento prolongado produce una niebla mental, producto de la cual se pierde el sentido de ubicación y del tiempo. Esto está muy estudiado en personas encarceladas. Hay una presión mental, vives una especie de embotamiento.

-¿Esto es aun más complejo en sectores vulnerables, que viven en casas pequeñas?
-Eso está muy documentado en nuestros estudios de Midap y otros centros de investigación en que vemos cómo condicionan la salud mental factores como el nivel socioeconómico, el lugar donde vives, el tipo de vivienda y el entorno del barrio. Si hay diez personas viviendo en un departamento chico en Los Bajos de Mena hay más riesgo de enfermarse. Tienen más diabetes, más cáncer, mueren antes. En estos sectores los efectos de estos eventos son mucho más complejos.

-A qué llama usted eventos?
-Las movilizaciones del 2019 tuvieron efectos en la salud mental. Nosotros entramos a la pandemia después del estallido social, que nos produjo un shock a todos, ricos y pobres. Fue un trauma nacional, lo digo Sin realizar un juicio si fue bueno o malo lo que ocurrió. Nosotros estábamos tratando de entender lo que había pasado y vino la pandemia.

El ánimo en la pandemia

-¿Se puede medir el estado de ánimo de la gente durante la pandemia?
-Hicimos un estudio en Midap en los meses de julio y agosto del 2020 con una tecnología muy moderna que se llama Ecological Momentary Assessment (EMA). A través de celulares, y usando un programa de inteligencia artificial, le preguntamos a una muestra de 200 personas a Io largo del país, durante el mes más álgido del confinamiento, sus emociones: ¿Se siente bien?, ¿se siente mal?, ¿siente rabia? Lo hicimos por varias semanas y varias veces al día.

-¿Cuál fue el resultado?
-Las personas más afectadas por emociones negativas durante el encierro fueron los jóvenes entre 18 y 25 años y, a medida que sucedían las semanas, fue creciendo su nivel de afectación de este grupo. Los menos afectados fueron los adultos mayores, las personas de más de 65 años.

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