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Chilenos cuentan cómo es estudiar, trabajar y armar una vida en Israel

Israel es una nación relativamente joven y pequeña: logró su independencia en 1948 y hoy suma poco más de 8,8 millones de habitantes. Más allá de las pugnas históricas y territoriales, en los últimos años ha afianzado un sostenido crecimiento económico, basado principalmente en el conocimiento. Diversos rankings -como el INSEAD, de la Universidad de Cornell- sitúan a este país como uno de los 10 más innovadores del mundo. Waze, por ejemplo, fue un desarrollo de emprendedores israelíes.

¿Cómo es la vida por allá? Sivan Gobrin (37), periodista de la Universidad Diego Portales, reside desde el 2008 en Jerusalén, donde cursó un master en Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea; hoy trabaja en una ONG, capacitando a voluntarios que ayudan a los sobrevivientes del Holocausto. Se casó hace un par de años y ya tiene toda su vida armada allá.

Al ser descendiente de familia judía, el Estado hebreo la becó con todo el programa de posgrado (es parte del llamado "plan de absorción" de Israel).

"Toda persona judía que viene a vivir a Israel tiene derecho a financiamiento en la universidad, como también descuentos para comprar un departamento, mantención mensual por seis meses o descuentos en impuestos. Para los que no son judíos también hay muchas becas que los ayudan a estudiar", afirma.

El tema del idioma. Si bien Sivan estudió la lengua en el Instituto Hebreo en Chile, admite que la barrera idiomática fue lo más complejo a la hora de sacar su título: es muy distinto, recalca, el idioma académico del que se enseña para el día a día. "Me costó harto aprenderlo en la universidad. No es lo mismo hablar hebreo para pedir un helado que hablarlo en una clase. En un momento no podía más. Para poder recibirme del master me obligaban a tomar los cursos de hebreo. No me podía graduar si no aprobaba todos los niveles de hebreo", recuerda.

"Por ley, los profesores que hablan el mismo idioma que el alumno le debe tomar la prueba en su idioma. Pero nunca tuve la suerte de tener un profesor que hablara español. Al principio, los ensayos y las pruebas las contestaba en inglés", relata Sivan, quien al final salió adelante. "Es un país que habla un idioma que no existe en ninguna otra parte del mundo: por eso los israelíes saben muy bien el inglés. Si van a salir a recorrer el mundo nadie les va hablar en hebreo. Y también acá hay muchas empresas que vienen de Estados Unidos o de otros países", recalca.

¿Y los sueldos? "El sueldo mínimo es de unos 1.500 dólares ($1.000.000 aprox.). Y el sueldo promedio de alguien que trabaja unas ocho horas en oficina debiese ser unos 3.000 dólares ($2,1 millones). Lo más importante es que si quieres un buen trabajo tienes que aprender hebreo o inglés, pues sin idiomas no hay mucho que hacer", enfatiza Gobrin.

Igual hay ciertos rubros que no requieren mayor preparación académica ni idiomas, cuenta, son bastante bien pagados. "A veces de empleada doméstica se gana mucho más por hora que alguien que está en una oficina, ya que no hay mucha gente que haga este tipo de trabajo", explica.

Préstamos para emprender. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de Israel? "Los diversos préstamos que hay para la pymes. Es un país que invierte en emprendimiento y en empresas. Por otro lado, la diversidad: hay gente de muchos países viviendo en Israel. Lo otro es que tienen un temperamento súper: son súper claros y te dicen las cosas de frente. Por ejemplo, en Chile cuando se va a una entrevista te dicen "te llamamos" . Acá te dicen de frente si es que les gustaste y los procesos de selección son mucho más cortos".

Lo ratifica Paula Smith (52), quien desde los 19 años vive en Israel. Se fue por amor, se separó y optó por seguir su vida allá. Este año inauguró su restaurante Delicias Latinas y está chocha con sus recetas chilenas. "Recibí un préstamo del Estado equivalente a $1 5,6 millones de pesos chilenos para abrir el negocio, que lo debo devolver en un plazo de 4 años. La pandemia nos afectó, pero de a poco está mejorando la cosa".

¿Qué le gusta de Israel? "En Chile es difícil salir adelante. Acá vivo en una clase media alta y no me quejo. Me gusta porque hay mucha seguridad, nadie te va asaltar. Uno puede andar tranquilo por la calle. Es un país libre, seguro. No tengo ese miedo como en Chile", dice Smith.

El costo de vida. Liat Mois (25) se fue hace seis años a Israel para cursar la carrera de Recursos Humanos. El costo de vida, aclara, es bastante caro y los impuestos también son altos.

"Si una persona tiene un sueldo alto paga muchísimos más impuestos. La salud y la educación escolar son completamente subsidiadas. Lo que es realmente caro es el tema de los arriendos. Por ejemplo, el arriendo de un departamento de tres ambientes puede salir entre $810.000 a $1,1 millones. Las universidades son más económicas y todas cuestan aprox $2,3 millones anuales. La mayoría de las carreras profesionales en Israel duran tres años, salvo las ingenierías, odontología y medicina", detalla.

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