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Sebastían Teao y su mamá Francisca Ayala

Francisca Ayala lleva la cuenta exacta: "No he visto a mi hijo hace siete meses y 21 días. Ufff, tanto tiempo sin abrazarlo". Hace tres años la modelo se mudó junto a su marido, Hotuiti Teao, y su hijo menor (Hotuini, de siete años) a Isla de Pascua, donde instalaron el hotel boutique Hare Nua (@hotelharenua en Instagram). Su hijo mayor, Sebastián Teao (22), se quedó en Santiago. "Yo también extraño mucho a mi familia", admite el estudiante de cuarto año de ingeniería civil.

Pre pandemia, la distancia entre mamá e hijo, aunque inconveniente, no fue un gran problema. "Pasamos Navidad juntos, pero no me aguanté y a las dos semanas fui a Santiago y me quedé un mes y medio con él. Y luego pasó lo que pasó", explica Ayala, que desde el 29 de marzo le ha dedicado ocho posteos de Instagram a su hijo, todos expresándole cuánto lo ama y lo extraña. "No me molesta (las demostraciones de cariño). Yo no entiendo a la gente que le avergüenza darle un beso, abrazar o decir que ama a su mamá. Eso lo que uno siente no más. Algunos amigos se ríen porque aún saludo de piquito en la boca a mi mamá, pero nunca fue o será tema porque es mi mamá", reflexiona Teao (@seba_teao en Instagram), que es cinturón verde en kickboxing, cinturón azul en jiu-jitsu, ex rugbista, fan del tenis y de los triatlones. "El internet en la isla es muy malo y yo tengo clases por Zoom, además de reuniones, así que hubiese sido muy difícil irme para allá", añade.

¿Cómo han sido estos siete meses?
-F.A.: Ha sido muy doloroso, muy angustiante. Yo diría que estar tanto tiempo separada de mi hijo ha sido una de las cosas más difíciles que me ha tocado vivir. Sí ha sido más llevadero gracias a las videollamadas, aunque no es lo mismo.

-¿Hablan seguido?
-F.A.: A veces no nos damos ni cuenta y estuvimos toda la tarde por videollamada.

-S. T.: Es triste igual porque mi hermano chico se pone a llorar cuando cortamos.

"No sabemos sobrevivir solos"

"La necesidad del contacto físico es inherente al ser humano. Somos criaturas que tenemos un período de desarrollo de alta dependencia del pecho materno y del cuidado parental. No sabemos sobrevivir solos y necesitamos presencia física para aprender, para avanzar", explica Solange Anuch, sicóloga de la Clínica Alemana.

-¿Qué tan importante es el contacto físico?
-A pesar de que las redes sociales ayudan a compensar, no reemplazan la cercanía física. Es imposible reemplazarla porque los seres humanos tenemos una biología sensible al contacto físico que genera cambios neuroquímicos a través de la cercanía entre los seres humanos.

-¿Algún ejemplo?
-Liberamos oxitocina, que es la hormona del bienestar que nos prepara para la sociabilización y el encuentro social, a través del contacto físico. También es conocida como la hormona del amor. Activa todo el sistema de endorfinas del organismo que opera como un neuromodulador del dolor. Hay una serie de experimentos que muestran los cambios en la percepción del dolor que tienen las personas cuando están con o sin compañía. Por ejemplo, un grupo de parturientas que estaban en compañía de la pareja y tenían las manos tomadas experimentaron menos dolor que las parturientas que no tenían compañía o contacto físico. Pareciera que en su infinita sabiduría la naturaleza generó una clave para maternos unidos a los seres humanos.

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