El surfista Daniel Tello (37) y su hermano Alonso (20) rescataron este domingo a una niña de 12 años y un adulto de 30 en la playa de Ritoque, ubicada en la comuna de Quintero. Ambos deportistas usaron sus tablas de surf para socorrer a los bañistas, quienes se aferraban a un bodyboard -una tabla más pequeña que la de surf- para sobrevivic En poco más de una hora, Daniel sacó a la niña en su tabla y Alonso entregó al adulto a una patrullera de la Armada que había llegado al lugar.
"En ningún caso soy un héroe", afirma Daniel. "Lo que tengo es control dentro del descontrol. Conozco la playa y sé cuál es el tipo de tabla que debo usar para hacer un rescate. Durante 20 años vi a mi papá cómo hacerlo. Y desde los 8 años que me meto a surfear. No soy salvavidas, pero sí sé qué tengo que hacer en un lugar como este. Sé por dónde entran las corrientes, por dónde salen y cómo hay que tratar de calmar a las personas", agrega el surfista, quien ha vivido toda su vida frente a la playa de Ritoque. Hoy tiene un restaurante y una escuela de surf en la costa.
Según el teniente segundo Juan Pablo Allendes, de la Capitanía de Puerto de Quintero, la menor se metió al mar y la corriente la empezó a arrastrar. Entonces, su padrastro intentó socorrerla, pero también fue arrastrado mar adentro.
Daniel cuenta que lo primero que hicieron con su hermano fue poner a salvo a la niña. "La pasé del bodyboard a mi tabla. Luego me puse detrás de la niña para establecer un equilibrio y empecé a remar por el sector donde yo sé que puede ser lo más seguro posible. El conocimiento del lugar es el que te puede ayudar a mantener el control a ti como rescatista y traspasarlo a la víctima. Cuando logré sacar a la niñita, que para mí era lo más importante, sin desmerecer al adulto por supuesto, volví a rescatar a la otra persona, quien estaba siendo apoyada por mi hermano", agrega.
El surfista explica que el rescate del hombre fue un poco más complejo. A diferencia del salvataje de la niña, no hay tabla de surf que resista el peso de dos adultos sin hundirse. ¿Qué hicieron entonces? Aprovecharon el pequeño bodyboard como un flotador y le dijeron al hombre que se afirmara de los leash de las tablas, es decir, de las cuerdas que traen las mismas tablas para sujetarlas al pie. Así, el bañista fue arrastrado lentamente por los surfistas, como si fuera el jinete de un trineo, hasta que apareció la patrulla de la Armada.
-¿Qué tipo de tablas usan para los rescates, Daniel?
-Lo que ocupo es una tabla de ocho pies (2,4 metros) que se usa para hacer clases de surf. Es una tabla que flota, que te da autonomía para avanzar rápido y que no es dura. Entonces, si te golpea no te corta ni te noquea.
-¿Qué le decía a los bañistas mientras los rescataba?
-A la niña le pedí que se tranquilizara y que confiara en mí, porque yo la iba a sacar. Y al adulto le pedí que pusiera todo de su parte para poder salir, porque nosotros estábamos arriesgando la vida por él. Le explicamos que lo importante era que no tuviera ninguna actitud de rendición y que hiciera todo lo que le dijéramos, nada de lo que él creyera. La víctima siempre tiene que hacerte caso, porque es uno el que sabe por dónde salir y cómo enfrentar la corriente.
-¿Cómo se pueden prevenir estos accidentes?
-Necesitamos actualizarnos como país, como borde costero, para que todas las personas empiecen a conocer cuáles son las playas peligrosas y sus sectores. Esto no significa que no te puedas bañar en una playa peligrosa, pero tienes que saber dónde. Es importante tener esa información y los surfistas somos importantísimos en entregar ese conocimiento a los demás.
-¿Cualquier surfista?
-Hablo de los surfistas de verdad. Me refiero a personas que viven en los sectores, que se meten al mar todos los días, que conocen las corrientes, que saben las condiciones del mar y cuándo hay marejadas. Toda esta información es súper importante para hacer un trabajo conjunto con las capitanías de puerto y las municipalidades locales; y así evitar o disminuir la cantidad de rescates.
-¿Qué hace tan peligrosa a la playa de Ritoque?
-Sus grandes olas, su corriente y los sectores peligrosos de la corriente. Este último factor es súper engañador para las personas que no saben. Generalmente, uno piensa que los lugares con harto oleaje son los más peligrosos de una playa. En Ritoque, el sector de las rocas es como una piscina, casi sin oleaje, pero ahí pasa una corriente que entra por el lado de las piedras y te mete mar adentro. La gente suele meterse a este lugar, que es el más peligroso de todos, creyendo que es el más seguro porque no hay olas. Debería existir, al menos, un letrero que diga: este es el sector más peligroso de la playa, tenga cuidado.