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Kiwi subió 24 kilos durante la cuarentena
"Mira, lo normal es que yo pese 115 kilos, porque soy de contextura gruesa", reconoce Arturo Walden (52 años, 2 metros de altura), en un gesto que apela directo a eso que llaman empatía. "Y la verdad", agrega, "es que al principio de la cuarentena estaba bien, en 120 kilos, pero ahora estoy en 144, subí harto".

Lo que le pasó al recordado notero televisivo -que se hizo conocido por su nombre artístico: Kiwi- probablemente identifique a mucha gente. "Al principio de la pandemia andaba mucho con pantalón y polerón de buzo, y así es más fácil que los kilos no se noten. Después me empecé a dar cuenta por mi jeans, porque el botón se me incrustaba en la guata", describe el actual voluntario del departamento del adulto mayor de la Municipalidad de La Florida.

-¿Qué pasó?
-Los dos primeros meses de la cuarentena me desordené con los horarios de comida. Ya no existía el apuro de cumplir horarios. Aparte que empecé a comer mucho a deshora. Especialmente en la noche. Me hice adicto a ver series y películas. Me devoré"La jauría" y la historia de (Sergio) Jadue ("El presidente"). Si una serie me gusta, soy capaz de ver hasta cinco capítulos de una y vamos comiendo mientras tanto. Mira, se da esa clásica escena de poner en pausa la tele y partir a la cocina a revisar el refrigerador.

-¿Qué comía?
-Helado, sándwiches de jamón y queso, galletas de chocolate, dulces, bebidas. De repente, si era mucho el hambre, a las dos de la mañana me podía comer un plato de porotos que había sobrado del almuerzo. La apertura del refrigerador a esas horas es fatal.

Hace una semana, el Kiwi, que además está vendiendo tortas a domicilio con el cantante Miguelo, empezó una dieta higienista que lo tendrá alimentándose en base a fruta y verdura durante 21 días.

Mientras tanto, busca otras razones sobre su alza de peso: "Me afectó también el hecho de hacer compras muy grandes en el supermercado. Pensando que así me ahorraría una salida semanal compraba más galletas y manjar para que no se fuera a acabar, pero era peor, porque comía el doble. Aun así agradezco porque soy súper sano, a pesar que le he puesto hartas leseras a mi cuerpo. Yo no tengo enfermedades crónicas ni problemas de colesterol y me siento fuerte a nivel mental".

-¿Cómo así?
-Al principio de la pandemia me bajoneé porque me quedé sin hacer eventos de la noche a la mañana, pero luego han ido apareciendo cosas para hacer y eso me tiene tranquilo, firme. Tengo muy claros mis objetivos en la vida.

Hablan las especialistas

¿Por qué en cuarentena aumentan las ganas de comer? "Hay que entender que los problemas de salud mental han recrudecido mucho por el confinamiento y la pandemia, porque nuestros mecanismos habituales para resolver el estrés y angustia, como hacer deportes, estar al aire libre y compartir con amigos, los perdimos bruscamente", asegura la doctora Melina Vogel, siquiatra y jefa de la Unidad de Trastornos Alimentarios de la Red Salud UC.

Hacer un diagnóstico . "Subir 20 kilos es mucho aunque la persona sea alta. Se resienten la columna vertebral, las articulaciones, todo el organismo. No hay que normalizar el alza de peso. El descontrol con la comida puede estar escondiendo un problema emocional que debe ser tratado. Lo ideal es hurgar un poco más y descubrir cuál es el desencadenante. ¿Es el estrés, la angustia o una depresión? Se debe llegar a la raíz del problema con una terapia sicológica. Comer de manera descontrolada sin tener hambre, sin saborear la comida y a solas se llama atracón. Es un trastorno alimentario que tiene consecuencias físicas y sicológicas para la persona", observa la doctora Vogel.

El ejercicio de ver series . "En momentos de angustia y ansiedad es normal buscar actividades para distraerse. Hay gente que hace reuniones por Zoom, otros prefieren ver series y películas. En ambas actividades se puede tratar de calmar la ansiedad con comida, para generar dopamina y sensación de placer a nivel cerebral. Ojo con lo que consumimos en esos momentos", dice Ximena Martínez, nutricionista de la Red Salud UC.

Un truco que puede ayudar . "Nos hemos creado el hábito de comer mientras vemos series y películas. Lo ideal sería buscar otro horario, que no sea la noche, para evitar la ansiedad. También funciona hidratarse mucho. A veces confundimos la sed con hambre. Podemos tomar aguas saborizadas de menta, jengibre y limón ligeramente endulzadas, jugos light en polvo y té. Lo ideal sería tener a mano apio y lechuga, pero si lo encuentran muy fome los pueden reemplazar por frutos secos", aconseja la nutricionista Martínez.

Tres factores a considerar . Según Ximena Martínez, hay tres indicadores que se deben tener presente en este período de cuarentena y cambios de fases: "Observar si las porciones de las comidas han aumentado en relación a lo que comía habitualmente. Si la cantidad aumentó mucho hay que preocuparse. Observar la calidad de la alimentación. ¿Estamos consumiendo más alcohol que antes? ¿Estamos comiendo mucha bollería frita (calzones rotos, picarones, sopaipillas)? La once es un pésimo hábito que tenemos los chilenos, porque consumimos muchos carbohidratos. Finalmente, observar si estamos respetando nuestros horarios de comida habituales. Si arrasamos con el refrigerador en la noche hay que encender el botón de alarma".

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