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Ingrid Reyes nutricionista
Apenas Ingrid Reyes salió de la universidad, con el título de nutricionista, tuvo la suerte de emplearse enseguida, en el Cesfam de Andes, en la comuna de Quinta Normal, tras hacer su práctica profesional. Fue en ese centro de salud, en los análisis a sus pacientes, que se le repetía el arroz, los fideos y el pan en la dieta diaria de las personas.

Con ese crucial dato y con la arremetida de los alimentos funcionales, que los pudo conocer más e investigar en un magíster en la Universidad de Málaga, se le ocurrió la idea de crear mezclas para hacer panes y pasteles, pero que tuvieran ingredientes con beneficios para la salud.

Hizo un estudio de mercado que le ratificó lo bueno que somos los chilenos para el pan, y se convenció de emprender cuando se dio cuenta que existen con resolución sanitaria cerca de 30.000 panaderías en Chile, sus potenciales clientes en ese entonces.

Partió hace cinco años en Maipú repartiendo sus mezclas a panaderías para hacer marraquetas y hallullas y fue un éxito. Renunció al Cesfam donde estaba un poco desmotivada por culpa de su jefe que, acusa, "era muy flojo".

"Mi primera fabrica tenía 30 metros cuadrados y la que tengo acá en Santiago Centro tiene 1.000 metros cuadrados. Empezamos dos personas y ahora somos 17 personas ", dice Reyes.

El primer año comenzó vendiendo 60 millones de pesos anuales y a estas alturas su facturación anual es de 850 millones de pesos en su empresa Mezclativo. De ahí salen, por ejemplo, las mezclas altas en fibra, recomendadas para pacientes diabéticos; las libres de sodio, para los hipertensos, o las con formulaciones con ácido graso DHA, que se les receta a las embarazadas para evitar enfermedades en el tubo neural del feto. Así, ofrece más de 30 mezclas para que se conviertan en pan y pasteles con un impacto saludable.

Reyes, este jueves, se enteró que por su emergente negocio fue la ganadora,entre más de 400 participantes, del Premio Emprendedora que por noveno año entrega Scotiabank: ganó 5.000.000 de pesos. "Mi meta es llegar a las panaderías del mundo", cuenta.

-Entonces, difícil que vuelvas a atender en un Cesfam.
-Jajajá, no creo. La verdad es que ahora le agradezco a mi jefe que haya sido tan flojo.

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