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Guardia perdió la conciencia en Santiago y despertó al mes siguiente en Puerto Montt
Guillermo Ríos dice que recuerda más que nada imágenes, sensaciones. Las fechas son por completo imprecisas. "Recuerdo que un día a mediados de mayo comenzó a dolerme la cabeza. Fui al Cesfam Las Mercedes, en Estación Central, donde trabajo como guardia desde hace 13 años, y la subdirectora me dijo que tenía que hacerme un examen PCR. Me lo hice y me fui a la casa a esperar. A los pocos días, antes de que me dieran los resultados, empecé a sentirme peor y llamaron a una ambulancia. Me iban a llevar a la Posta Central. Me veo adentro de la ambulancia con una nieta y un enfermero que ubicaba perfectamente, porque era del Cesfam. Y eso es lo último que retuve de ese momento".

Luego, imágenes aún más difusas, sensaciones extrañas. Frío. "Sentía que estaba como medio ido, desorientado. Me dolía la garganta. Tengo chispazos de esos momentos nomás. La primera imagen nítida que tengo de ese regreso fue cuando hablé con una enfermera. Estaba lleno de sondas, de agujas clavadas por todos lados, no me podía mover. La niña me preguntóViejito, dónde estamos . En Santiago , le dije yo. No, viejito, está en Puerto Montt. Está en la UCI de Puerto Montt. Y cuando me dijo eso, me puse a llorar porque me sentí solo. Porque mi familia estaba lejos".

Guillermo Ríos Acosta no ha querido que le cuenten los detalles que no recuerda o que no pudo saber por estar inconsciente "porque no quiero irme para abajo", dice. "Sé que haberme librado de esto a mis 71 años no es poca cosa, así que quiero concentrarme en mi recuperación".

Lo que paso ese mes

La bitácora del Servicio Metropolitano de Salud completa la cronología de esta historia. Ríos ingresó a la Posta Central el martes 19 de mayo, donde fue intubado y conectado a un ventilador mecánico. El jueves 4 de junio, debido al colapso de las unidades de pacientes críticos en la capital, fue trasladado en un avión de la Fach a Puerto Montt, donde fue internado a la UCI del hospital regional.

El viernes 12 de junio fue desconectado de la ventilación mecánica y el martes 16 fue trasladado a la sala de cuidados intermedios, donde comenzó su recuperación. La noche del viernes 10 de julio, Ríos, ya dado de alta, regresó a Santiago en un vuelo comercial. Una ambulancia lo trasladó a su barrio, en Estación Central. Lo recibieron los miembros de la Cuarta Compañía de Bomberos de Quinta Normal -"compañía que ayudé a fundar y de la cual soy socio honorario"-, un centenar de vecinos y sus familiares, que son un tropel. "Se me cayeron mis lágrimas", reconoce.

"Fue muy difícil todo", recapitula. "Lo más duro fue la soledad, porque nunca pude ver a mi familia, salvo por teléfono, y darme cuenta, al principio de mi recuperación, que me había vuelto un niño. Me tenían que mudar y eso me daba mucha vergüenza. Y estaba muy débil. Me daba miedo dar un paso porque pensaba que me iba a caer. Los kinesiólogos me ayudaron mucho y después de unos días pude hacer todo solo".

"Es impresionante", agrega, "lo que te ayuda el ánimo que te dan los médicos. Mi médico de cabecera me veía dos veces a la semana y me decía A ver, viejito, cómo estás hoy. Tus pulmones están impecables, te vas a mejorar . Tenís que tirar pa arriba, me decía. Todos me tiraban para arriba, desde las enfermeras hasta las personas que hacían el aseo. Cuando me fui, me despidieron todos de fiesta. La jefa de kinesiología me sacó a bailar, jaja. Y cuando llegué aquí, el tremendo recibimiento que tuve me dio más ánimos todavía. Bajé diez kilos, pero con un par de cazuelas quedo listo".

258 vuelos

Patricia Méndez es directora del Servicio de Salud Metropolitano Central, organismo que coordina todos los traslados de pacientes desde zonas con alta congestión de camas críticas a regiones más desahogadas. El período de más alta exigencia en el sistema, reconoce, ocurrió durante las dos primeras semanas de junio, precisamente cuando Guillermo Ríos fue trasladado.

"Hasta ahora hemos realizado 258 traslados de pacientes, 218 de los cuales viajaron desde Santiago a regiones y 40 desde regiones a Santiago", detalla. "Durante las dos últimas semanas ha sido Santiago la que ha empezado a recibir pacientes de regiones, revirtiendo la tendencia".

El despliegue para realizar estos traslados ha sido colosal, cuenta la directora de salud, porque de lo que se trata aquí es continuar el tratamiento UCI del paciente en vuelo. "Por eso no todos pueden viajar", dice Méndez. "No puede viajar alguien con mucho riesgo de fallecer en vuelo, como lo sería un enfermo terminal. Tiene que ser alguien que pueda soportar el tratamiento UCI en el viaje. Para eso contamos con el apoyo del Sapu, del equipo médico que va en el avión, de personal de carabineros, de un montón de gente".

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