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Microbióloga dice que no hay que hacerle la guerra a los virus
Desde su casa, donde pasa la cuarentena, la microbióloga Cristina Dorador ha escuchado una proclama recurrente en el último tiempo: hay que hacerle la guerra al coronavirus. Por supuesto, la profesora de la Universidad de Antofagasta -que realizó su doctorado en el Instituto Max Planck de Limnología- coincide en la urgencia de controlar la pandemia. Pero como ha dedicado su trabajo a investigar y valorar la acción de los microorganismos, postula que el mensaje bélico podría ser mal entendido.

"Los virus matan células, pero sin ellos nuestra vida no sería como la conocemos ni nosotros estaríamos acá", dice la investigadora, que ha promovido el concepto de "amor microbiano", que en simple sostiene que las personas que pasan mucho tiempo juntos llegan a compartir ciertos organismos y que al separarse, ese nexo se va desvaneciendo al ritmo del olvido. Por ello lamenta que los virus en general hayan quedado registrados como enemigos.

-Explíquese, por favor.
-Según mi opinión, las metáforas de guerra no ayudan, no todos las entendemos. Se habla de la guerra contra el cáncer, por ejemplo, y eso no ayuda porque le asigna al paciente una responsabilidad si no puede ganarla. Eso genera un desgaste mental para las personas y nos deja estancados, sin nuevas narrativas para enfrentar un tema complejo. Además, biológicamente no tiene sentido.

-¿Por qué?
-Tenemos que aprender a convivir con diferentes microbios. Son organismos que están en todos los lugares y sólo algunos destruyen células. Si estamos pensando todo el tiempo que la naturaleza es nuestra enemiga, tampoco vamos a progresar en su comprensión. Los virus son muy importantes para la vida en la Tierra.

-¿De qué forma?
-Son claves para los ciclos biogeoquímicos del carbono. Son los que reciclan el carbono en los ambientes acuáticos. En el océano hay microalgas que hacen fotosíntesis y producen oxígeno, pero a su vez son organismos compuestos de carbono. Los virus las matan y liberan al océano aquel carbono que queda disponible para otros organismos como bacterias, que a su vez son alimentos de moluscos y estos moluscos de otros seres vivos. Así que son parte necesaria en los ciclos biológicos. Además, controlan las poblaciones en ese ambiente.

-¿Y cómo nos afecta a nosotros?
-Hay que pensar que el mundo sería distinto, de hecho ni siquiera nos podemos imaginar cómo sería sin virus. Los virus son claves en la biodiversidad. A nivel microbiano vemos que los virus infectan a células para ingresarles su material genético y ocupar la maquinaria celular para reproducirse. Las nuevas partículas virales que surgen llevan consigo un pedacito de las células infectadas y buscan una nueva a la cual implantarle su material genético. Es como si fueran juntando piezas de diferentes especies de la naturaleza y así colaboran al cambio de las especies.

Bruno Grossi, doctor en Ecología y Biología evolutiva, agrega que los virus colaboran con la "transferencia horizontal genética", es decir transfieren trocitos de material genético entre distintas especies, algo imposible en otros casos. "Aquello sirve para enriquecer el pool genético de una comunidad, colaborando con su supervivencia. Además, juegan un papel en la evolución. La vida siempre apoya la diversidad genética", afirma el investigación del Núcleo Milenio de Megamateriales.

La microbióloga Dorador argumenta: "Los investigadores nos hemos esforzado por tener un mejor entendimiento de los seres microbianos y ahora aparecen estos mensajes que declaran como los malos, como los villanos, a los virus. Debemos emplear un mensaje más constructivo de colaboración entre distintos campos de conocimiento para salir de esta situación. Es importante que entendamos que los humanos somos parte de la naturaleza, no sus dueños. Es muy poco eficiente y no da cuenta de la complejidad de la vida en el planeta".

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