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Jorge Coke Contreras
Cuando hace una pausa que conlleva un pequeño suspiro y una voz que denuncia emoción, Jorge Contreras remata con una frase potente y que, de alguna forma, resume el sentimiento que aflora en él tras el relato que ha compartido. "Uno nunca sabe dónde está la maldad", sentencia.

Coke, talentoso volante de la época de los 80 y comienzos de los 90, quien jugó en Regional Atacama, Palestino, Universidad Católica, Colo Colo y Deportes Concepción, símbolo de Las Palmas de España y seleccionado nacional, comenta que "nunca me había animado a hablar públicamente de los que me pasó porque siempre he sido callado, para adentro. Pero sí, hubo momentos en que lo pasé mal en mi vida. Incluso estuve un par de veces en la cárcel".

Contreras revive esos momentos de angustia y rabia por los que él llama "injusta situación". Cuenta que todo tuvo que ver con el mal término de su primer matrimonio.

"De pronto desapareció el amor y todo se volvió plata. A pesar de que a mis hijos (Jorge Andrés y Sebastián) nunca les faltó nada y mi ex señora tenía una buena casa y un buen auto, ella siguió -junto con su abogado- exigiéndome más y más. Y lo hizo en momentos en que mi situación era más complicada porque fue a partir de mis últimos años como futbolista y cuando ya había formado con Angella, mi actual esposa, una nueva familia. Hubo un momento en que no tenía para mantener dos familias y claro, ahí empezó el acoso y las demandas. De hecho, eso hizo que tomara la decisión de irme de Chile, a Las Palmas donde se suponía podría rehacer mi vida en lo económico, pero no fue así. No resultó", dice.

Coke tiene muy claros algunos episodios donde sintió que todo desbordaba. "Estaba en Palestino, en mi último año como futbolista, y un día teníamos que irnos a la cancha interior de La Cisterna para entrenar. No llegué. En el sector de los estacionamientos estaba un par de agentes de Investigaciones esperándome y me subieron a su auto diciendo que tenía una deuda por una demanda. Por suerte pude arreglar el tema porque tenía cómo responder, pero pasé la vergüenza de tener que decirle a Manuel Pellegrini, el entrenador que tenía en Palestino, que esto podía seguir pasando", relata.

Los momentos difíciles, sin embargo, no terminan ahí. "Un día, llegando de un viaje, creo que venía hablando con Iván Zamorano y en la puerta para salir del aeropuerto me detienen dos policías y me voy detenido. Y en otra ocasión, ya retirado y al volver a Chile desde Las Palmas, me sacaron con carabineros de una casa que tenía en Las Condes. Ahí me enteré que mi ex señora me había demandado aduciendo que había dejado botados a mis hijos y que por ello había vendido mi casa. Y yo nunca dejé de atender las necesidades de mis hijos. Nunca les faltó nada", asegura.

Coke dice que la experiencia de estar preso no la olvida, "porque conocí mucha gente en la cárcel. Fue fuerte", pero que el golpe más duro fue distanciarse de sus dos hijos.

"Ellos ya son personas adultas y tienen sus vidas", subraya Contreras. "Con Jorge Andrés hablo por teléfono, pero con Sebastián casi nada. Me entero por su hermano como está. Y tampoco tengo relación con mi único nieto, Gaspar. Tiene tres años y lo he visto dos veces. Me duele y claro que me gustaría disfrutar de ser abuelo, pero no quiero provocar ni vivir problemas. Estoy en otra etapa", asegura.

La vida de Contreras hoy está en Los Ángeles, Octava Región, donde entrena a Iberia. "Estoy tranquilo. El club se ha portado muy bien con todos los funcionarios en este período difícil y eso hay que destacarlo", advierte.

A su lado está Angella Candellori, la mujer que hoy complementa su vida. "Ella vivió conmigo el período de las vacas flacas. Estamos juntos desde 1994 y tenemos a Fabrizzio (24), Franco (22) y Pierina (1 9), junto a nosotros. Todos nombres italianos porque Angella así lo impuso, jajajá", manifiesta.

A pesar del tiempo que llevan juntos, solo en 2018 se casaron. "Antes estaba metido en el engorroso tema del divorcio, así que solo hace pocos años se abrió la opción de casarnos. Angella decía que lo hiciéramos piola, pero yo quería algo más celebrado. Con los amigos y la familia. Pero fue como dijo Angella, jajajá. Un día lunes fuimos al Registro Civil y nos dieron hora para tres meses después. Sin embargo, después nos dijeron que se había suspendido otro matrimonio y que el viernes estaba vacante una hora. La tomamos y nos casamos con un par de testigos no más", relata.

Contreras había conocido a Angella en un pub "cuando aún estaba casado de mi ex" y el primer encuentro se lo debe al fútbol. "Yo jugaba en la Católica, era conocido y un grupo en el que estaba Angella fue a pedirme un autógrafo. Se los di, empezamos a conversar, me gustó Angella y le pedí el teléfono por si pasaba. Y pasó. Ahí comenzó a cambiar mi vida", confiesa.

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