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Fernando Arancibia cuenta cómo le ganó al Covid-19A comienzos de mayo, Fernando Arancibia estaba en su casa recuperándose de una quimioterapia que le habían hecho en el Hospital Gustavo Fricke, de Viña del Mar, y por la que debió estar cuatro días internado, cuando de pronto empezó a tener fiebre. Fue al Hospital de La Calera primero -él vive en Nogales- y luego al de Quillota, donde quedó internado y le confirmaron el resultado de la PCR que le habían practicado: tenía Covid-19.

"La primera semana fue la más complicada. Estuve 6 días con fiebre todo el día. Llegué a tener 39,60 y nunca bajaba de 380", describe el ingeniero ambiental de 32 años.

"En esos días también me detectaron una neutropenia febril, que implica que me habían bajado mucho la defensas, se me fueron al suelo. Fue por la quimioterapia", explica.

Arancibia debía realizarse 6 sesiones de quimio, ya que a comienzos de marzo le detectaron que tenía una recaída del cáncer linfático que había sufrido el 2019. "Me había cuidado mucho antes de la quimio. Sabía que no me podía enfermar de nada, porque sino no me la iban a hacer. Yo creo que me contagié ahí de Covid, porque después me informaron que habían cerrado el Servicio de Hematología del hospital", cuenta.

Logró superar la fiebre, pero luego empezó con problemas respiratorios. "Ya no tenía el problema de la neutropenia febril, pero tenía Covid. Me tuvieron que poner oxígeno por una naricera. Un día me levanté a cambiar la tele y me volví a acostar al tiro. Quedé muy mal, me cansé mucho", cuenta.

-¿Cómo estabas anímicamente en esos momentos?
-Estaba tranquilo. Nunca pensaba mal ni me sentí bajoneado. Pensaba tengo tantas cosas que hacer aún. Si le gané al cáncer una vez, cómo no le voy a ganar al Covid.

Sí reconoce que unos días su ánimo decayó. "Fue cuando se me empezó a caer el pelo. Para las quimios del año pasado yo me había pelado, porque sabía que podía ser un shock. Ahora no pude hacerlo y no quise molestar a las enfermeras con eso".

Arancibia recuerda que a la tercera semana hospitalizado empezó su mejoría. "La doctora Hernández me empezó a llamar sobreviviente. Estaba contenta. Ella llamaba todos los días a mi familia para contarles de mi estado y les decía que estaba súper orgullosa de mí. Me decía que no era el momento de preocuparme por el cáncer", recuerda.

Finalmente, Arancibia pasó 22 días hospitalizado y bajó 10 kilos. Ya volvió a su casa, donde su mamá, su hermana y su sobrino chico lo regalonean y lo cuidan. Lo dieron de alta el domingo pasado y dice que lo primero que hizo al llegar fue raparse.

Él trabaja en el vivero que tiene su familia. Tiene ganas de ir a ver las suculentas. "Pero no puedo, porque es un lugar muy frío y húmedo. Pero he comido de todo lo que tenía ganas en el hospital: ensalada, papas fritas y completos. Me gustan los italianos con mostaza. No es lo más recomendable para un recién salido del hospital, pero había que darse un gustito".

Aún no sabe qué pasará con las quimioterapias que le faltan.

"Cuando tuve cáncer no sentí que estaba dando una guerra. No me gustaba que me dijeran que tenía que ser un guerrero que le gana al cáncer. Yo creo que uno tiene que aprender a vivir con él. En cambio, ahora sí era una guerra entre el coronavirus y yo. Fue distinto. Esta sí fue una pelea y yo era un guerrero. Cuando la doctora me dijo que se sentían orgullosos en el hospital, porque yo era como un sobreviviente a todo, más guerrero me sentí".

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