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El secreto que convierte la cama  de la casa en una de hotel de lujo
En su trabajo anterior, Francisca Olivares -ex editora de la desaparecida "Cosas"- viajaba muy a menudo; la mayor parte de las veces la invitaban a hoteles de lujo. Y, cada vez que estaba en otro país, se preguntaba cuál sería el secreto que se escondía tras la comodidad de esas camas.

Fue en Chile donde descubrió el misterio.

"Un día fui al Hotel de la Viña Casa Silva, antes del terremoto de 2010, y sentí que nunca había dormido mejor. Ahí supe del featherbed, estos plumones especiales que se ponen sobre el colchón. Pero era algo como secreto en ese tiempo", cuenta. "Y como me encanta estar en cama, me obsesioné con tener una cama de hotel. Al principio me compré del bed topper de Rosen, que es súper bueno para la gente alérgica (porque es de microfibra), pero es más reducido que el featherbed, que es de plumas. El verano pasado fui a la casa de una amiga en la playa y ella me contó que era porque tenía el featherbed de la marca Cabo de Hornos, y me lo compré. Yo tengo problemas para dormir, y ahora mi sueño es más reparador; me quedo dormida más fácil porque como que te acurrucas, es como si estuvieras en un nido".

El featherbed tiene la forma de una barra de chocolate con cuadritos. Un chocolate aireado, podríamos decir, porque es esponjoso y suave. La clave es que -como su nombre lo dice- es confeccionado con plumas, y se pone sobre el colchón y bajo la sábana. Su misión es distribuir el peso del cuerpo de manera equitativa.

"No es lo mismo que un cubre colchón. Nosotros usamos uno que es de diez metros de grosor. Y los clientes nos aplauden, nos preguntan de dónde. También nos preocupamos de ir renovando -siguiendo un calendario- los colchones y de que nuestras camas tengan un respaldo que dé firmeza al cuello y espalda. Y todas nuestras camas tienen sábanas de 800 hilos", dice Camila Fuentes, directora de marketing y relaciones públicas de Magnolia, un hotel boutique de lujo en el barrio Lastarria.

Cabo de Hornos es una empresa que "viste" las habitaciones de hoteles como el Noi, Miramar, Puma Lodge, Casa Lapostolle, Marriot Santiago y Sheraton, entre otras. Se especializan en featherbeds, plumones, sábanas y toallas. Aunque en sus inicios la empresa criaba a sus propios gansos, hoy importan la materia prima, principalmente pluma de Alemania. Según explican sus dueños -Andrés Donoso y Carola Acosta- sus productos son fabricados por artesanos chilenos, pero si los contrata una cadena muy grande de hoteles, también pueden traer prendas hechas.

"El secreto mejor guardado de los hoteles es el featherbed, pero también son muy importantes las sábanas, nosotros tratamos de optar siempre con fibras naturales, por su suavidad y nobleza; trabajamos 300, 500 0 600 hilos dependiendo del hotel. Nuestro fuerte es el duvet (pluma del pecho de ganso) y la seda", dice Carola Acosta.

"Hay plumas con palito, con cánula, y hay plumas que no tienen ese palito y que son puro filamento. El palito te pincha, el palito pesa. Las plumas con palito se acumulan y hacen como una capa que no te deja respirar. Y eso es súper delicado porque tú terminas diciendo: Odio mi plumón de plumas y era tan rico . Por eso se recomienda la pluma de pecho de ganso (que no tiene palitos), por su liviandad (casi no tiene peso), por su respirabilidad y porque retiene muy bien la temperatura corporal (...)", explica Acosta.

¿Y cuánto cuesta el maravilloso featherbed? Los de Cabo de Hornos, por ejemplo, parten en $187.000 y llegan hasta $710.000.

El blanco del relajo

Una característica de las habitaciones de hoteles de lujo es que sus ropas de cama son blancas. Esto es por dos razones; una es porque esa neutralidad invita al descanso; y la segunda es porque es más fácil mantener la limpieza. Cuando se lavan prendas de color, pierden el tono original.

Ojo con enamorarse tanto de la cama en estos tiempos de cuarentena.

"Para los adultos, las horas de sueño varían entre siete y nueve horas diarias. Menos y más que eso puede traer efectos negativos en distintos ámbitos. Por ejemplo, estar inmovilizados durante cinco días reduce 3,5% la masa muscular. Si vas a estar diez horas en cama, se producirán algunos efectos en tu sistema muscular esquelético, fisiológicos y cardiovascular", dice Javier Freire, kinesiólogo especialista en ergonomía y profesor de la Universidad de Chile.

"El featherbed se relaciona mayormente con la sensación de parte de los usuarios de dormir como en las nubes. Como es esponjoso, podría ayudar a tener un sueño más reparador. Se debe poner atención, eso sí, que al dormir en espacios muy blandos es más difícil sostener posturas más alineadas", dice este especialista.

Mejor solos

Ahora bien. Podemos preparar una cama tan rica que nos costará compartirla. Sobre todo, sabiendo que, desde el punto de vista de los especialistas, ese "egoísmo" tiene justificación.

"Lo ideal es tratar de llegar a la fase REM del sueño, que es cuando se va a producir el real descanso. Eso se logra cuando no hay ninguna interrupción durante el sueño. Si quieres lograr un descanso correcto, idealmente tienes que estar solo, porque la persona que está al lado te puede despertar. Incluso algunos colchones hoy en día tienen resortes individuales, para que, si la persona que está a tu lado se levanta, la vibración que se produce en la cama solamente se transmita en ese espacio", dice el kinesiólogo Javier Freire.

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