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Hija de Luis Sepúlveda recuerda el último cumpleaños de su padre
"Como un hombre fiel a sus convicciones, que creía en la justicia y en la igualdad. Un amante de los buenos libros, de un buen cigarro, gran amigo, buen padre y lindo abuelo. Así me gustaría que recuerden a mi padre", dice Paulina Sepúlveda (40), la única mujer de los cinco hijos del escritor chileno Luis Sepúlveda, quien falleció este jueves en Asturias, España, a causa del Covid-19.

Sepúlveda, autor de los libros "Un viejo que leía novelas de amor" (traducido a más de 20 idiomas) e "Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar", entre muchos otros, estuvo 47 días internado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Universitario Central de Asturias, al norte de España. Él fue el primer paciente diagnosticado con coronavirus en esa ciudad; se enfermó cuando asistió a un festival literario a mediados de febrero en Portugal.

Su hija Paulina, que actualmente vive en Ecuador, cuenta que la última vez que se comunicó con su padre fue el 29 de febrero, cuando ingresó al hospital. "Me dijo que se sentía mal, que me mandaba besos y que me seguiría informando de la situación. Ya no hablamos nunca más. Teníamos muchas esperanzas, los médicos hablaban todos los días para comentarnos de su estado de salud. Mi padre luchó mucho, aguantó lo que más pudo, pero al final su cuerpo no pudo más", comparte.

La última vez que ella pudo ver a Sepúlveda -oriundo de Ovalle, pero que hace 23 años vivía en España- fue en octubre del año pasado. Ella y sus cuatro hermanos se reunieron para festejar el cumpleaños 70 de su padre.

"Nos hizo una asado de los dioses, porque además cocinaba riquísimo. Le llevé unos cigarros ecuatorianos que le encantaron y conversamos de política recuerda Paulina.

El escritor chileno Ramón Díaz Eterovic dice que conoció a Sepúlveda, primero, por medio de cartas. "Nos unía una fuerte amistad basada en el cariño y en el respeto mutuo por lo que escribíamos. Nos hacíamos guiños en nuestros libros. Él mencionó una novela mía en un par de novelas suyas, y en una novela de mi autoría puse un diálogo entre Heredia (mi personaje) y el detective Washington Caucamán, personaje de Luis. Eran pequeños juegos en clave", comparte.

Otro escritor, Ramón Acín, en España, también recuerda a su amigo chileno. "Para mi fue casi un hermano. Lucho era una persona generosa y abierta que disfrutaba con los amigos, tanto en la mesa como en la conversación literaria. Siempre había tiempo para todo, para la juerga y la discusión, para la reflexión y el disfrute".

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