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Infectólogo cuenta cómo cuida a sus papás  de 80 y 76 años
"Suspendimos todas las visitas a la casa de mis padres. También suspendimos los almuerzos del domingo con los nietos. Todas las reuniones familiares se suspendieron hasta que vayamos superando el tema de la pandemia", cuenta el doctor Juan Pablo Torres, infectólogo de la Clínica Las Condes y académico de la Universidad de Chile, quien optó por alejarse físicamente de sus padres, de 80 y 76 años desde el 14 de marzo pasado, dos días antes de decretarse la Fase 4 de la pandemia por coronavirus (Covid-19).

El doctor Torres sabe que en el mundo las principales víctimas del virus han sido los adultos mayores, tanto por el envejecimiento de su sistema inmune como por el deterioro de algunos de sus órganos debido al padecimiento de enfermedades crónicas. Ellos suelen enfermarse, agrega, por sus propios familiares o quienes los cuidan: basta un beso, un arrumaco o un abrazo apretado para transmitirles el virus.

"He sido bien riguroso con el tema. Mis padres, los dos con factores de riesgo, están en su casa y sus medicamentos se los hemos comprado los hijos. Se los hemos ido a dejar a la puerta de la casa para no tener contacto a menos de dos metros con ellos. Esto hay que tomárselo muy en serio. Si el día de mañana ellos tienen el virus, existe un riesgo no menor de que sufran una complicación más severa", recalca.

-¿Cómo se tomaron sus padres la decisión, doctor?
-Lo que hicimos hace varios días fue conversarlo con ellos como familia. Con toda la información médica que manejamos, ellos lograron entender el riesgo real que tienen. Después de esta conversación -que en otros casos puede ser por teléfono o videoconferencia- logramos transmitirles toda la información para que todos en la familia estuviéramos alineados en seguir estrictamente estas indicaciones, porque sabemos que esto va a durar un tiempo.

Bajo el mismo techo

¿Qué pasa si se convive con un adulto mayor? El infectólogo explica que el resto de los habitantes de la casa debe tomar una serie de resguardos que parten (como siempre) con el lavado obsesivo de manos, con agua y jabón por 20 segundos.

También recomienda mantener siempre una distancia social de dos metros con ellos. Sería ideal, agrega, que los ancianos estén en una pieza separados de los demás y que no se mezclen los cubiertos, la comida ni los vasos de agua.

El doctor recomienda, además, que los niños no se acerquen a sus abuelos durante el período de circulación activa del virus. Torres explica que los más pequeños suelen presentar un cuadro más leve de la enfermedad, incluso sin síntomas evidentes como la fiebre o la tos. Mejor dicho: sin parecer enfermos, los niños pueden ser portadores del virus y contagiar a sus abuelos.

"También hay que tener cuidado con el celular del abuelito. Si lo agarra el niño o alguien más del hogar, puede ser una vía de contagio. Es importante limpiarlo. Puede ser con un algodón con alcohol. También es importante asear los mesones más habituales o los escritorios para disminuir las opciones de riesgo", sugiere.

En el caso de los adultos mayores postrados y que necesitan cuidados las 24 horas, el infectólogo aconseja que los cuidadores extremen el lavado de manos (antes y después de acercarse a ellos), que limpien constantemente los espacios y superficies, y que utilicen mascarillas si presentan síntomas respiratorios como tos o estornudos.

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