Ladrillos del Fuerte Nacimiento, tejas de la casa de Violeta Parra y escombros del
Edificio Alto Río, uno de los íconos del terremoto del 27 de febrero de 201 0, son parte
de las primeras donaciones de objetos que se guardarán en un museo itinerante
sobre el terremoto y tsunami que afectó al país hace ya 10 años.
Es una iniciativa impulsada por la Fundación Proyecta Memoria, que quiere rescatar las experiencias de las personas que vivieron el terremoto y relatar las historias a través de objetos.
Una de las primeras personas que donó es Camila Wirsching, que ese año era egresada de Arquitectura de la Universidad de Concepción y participaba de los voluntariados para el catastro de casas afectadas en la capital de la Región del Biobío.
Su objeto es un salvoconducto que utilizaba para poder llegar a su casa en pleno toque de queda. "Me lo dieron para que pudiera circular libremente, nos permitía estar a todas horas transitando. Salía tarde del voluntariado y mi trayecto era de Plaza Perú, cruzaba el Puente Llacolén y llegaba a San Pedro de la Paz hasta Michimalonco con Victoria, era como media hora de trayecto", contó.
La arquitecta lo encontró entre sus cosas y no dudó en entregarlo y contar su historia, "los militares hacían controles y me lo pedían cuando transitaba por el centro de Concepción y cuando hacía trayecto al puente. Nunca tuve ningún problema".
Otro de los objetos es un plato. Su dueña es Carolina Cerda de San Pedro de la Paz, quien vivió el terremoto en la calle ya que al comenzar el remezón salió de su casa junto a sus hermanos pero la puerta se cerró y los dejó afuera.
"Cuando pasó todo tomamos conciencia de que era un terremoto y que había que evacuar porque estábamos en zona de riesgo de tsunami y todo eso sin poder entrar a la casa. Cuando se canceló la alerta y volvimos, entramos por la ventana de la cocina y vimos todo en el suelo: se habían abierto los muebles y se cayeron todos los platos, toda la loza", relató. Lo único que quedó intacto fue un plato de 25 centímetros de diámetro, color crema y opaco que estaba en el lavaplatos.
Carolina cuenta que nunca lo usó pero que tiene un valor simbólico por ser el que se salvó, "ese plato nunca lo eliminé por la historia que tenía porque era el plato sobreviviente del terremoto, tampoco lo ocupé porque era el plato guacho".
Más de 500 objetos
Esta semana comenzó la campaña para recolectar los objetos que tengan valor simbólico y cuenten una historia sobre el terremoto y tsunami.
El fundador de Proyecta Memoria, Patricio Mora, explicó que "la campaña comenzó esta semana y esperamos tener mas de 500 objetos. Además, haremos 10 talleres con vecinos, rescatando memorias sobre la experiencia de las personas y los objetos".
Hoy en día existen museos que hablan de distintos terremotos, como el Museo de Ancud, sobre el terremoto y tsunami del 60; el Museo de Valparaíso que habla del terremoto de 1906; pero ninguno habla sobre el 27 de febrero y "en base a eso, es importante que la comunidad lo construya, y para eso, nosotros vimos que un museo itinerante es más atractivo porque el museo va hacia la gente", dijo Mora.
La historia que se cuenta es lo que le dará valor al objeto y por ello, la fundación también busca tener un registro audiovisual de los protagonistas de esas experiencias.
La campaña finaliza el 22 de mayo, justo para el aniversario del terremoto de Valdivia, el más fuerte y destructivo en la historia de la humanidad.
Es una iniciativa impulsada por la Fundación Proyecta Memoria, que quiere rescatar las experiencias de las personas que vivieron el terremoto y relatar las historias a través de objetos.
Una de las primeras personas que donó es Camila Wirsching, que ese año era egresada de Arquitectura de la Universidad de Concepción y participaba de los voluntariados para el catastro de casas afectadas en la capital de la Región del Biobío.
Su objeto es un salvoconducto que utilizaba para poder llegar a su casa en pleno toque de queda. "Me lo dieron para que pudiera circular libremente, nos permitía estar a todas horas transitando. Salía tarde del voluntariado y mi trayecto era de Plaza Perú, cruzaba el Puente Llacolén y llegaba a San Pedro de la Paz hasta Michimalonco con Victoria, era como media hora de trayecto", contó.
La arquitecta lo encontró entre sus cosas y no dudó en entregarlo y contar su historia, "los militares hacían controles y me lo pedían cuando transitaba por el centro de Concepción y cuando hacía trayecto al puente. Nunca tuve ningún problema".
Otro de los objetos es un plato. Su dueña es Carolina Cerda de San Pedro de la Paz, quien vivió el terremoto en la calle ya que al comenzar el remezón salió de su casa junto a sus hermanos pero la puerta se cerró y los dejó afuera.
"Cuando pasó todo tomamos conciencia de que era un terremoto y que había que evacuar porque estábamos en zona de riesgo de tsunami y todo eso sin poder entrar a la casa. Cuando se canceló la alerta y volvimos, entramos por la ventana de la cocina y vimos todo en el suelo: se habían abierto los muebles y se cayeron todos los platos, toda la loza", relató. Lo único que quedó intacto fue un plato de 25 centímetros de diámetro, color crema y opaco que estaba en el lavaplatos.
Carolina cuenta que nunca lo usó pero que tiene un valor simbólico por ser el que se salvó, "ese plato nunca lo eliminé por la historia que tenía porque era el plato sobreviviente del terremoto, tampoco lo ocupé porque era el plato guacho".
Más de 500 objetos
Esta semana comenzó la campaña para recolectar los objetos que tengan valor simbólico y cuenten una historia sobre el terremoto y tsunami.
El fundador de Proyecta Memoria, Patricio Mora, explicó que "la campaña comenzó esta semana y esperamos tener mas de 500 objetos. Además, haremos 10 talleres con vecinos, rescatando memorias sobre la experiencia de las personas y los objetos".
Hoy en día existen museos que hablan de distintos terremotos, como el Museo de Ancud, sobre el terremoto y tsunami del 60; el Museo de Valparaíso que habla del terremoto de 1906; pero ninguno habla sobre el 27 de febrero y "en base a eso, es importante que la comunidad lo construya, y para eso, nosotros vimos que un museo itinerante es más atractivo porque el museo va hacia la gente", dijo Mora.
La historia que se cuenta es lo que le dará valor al objeto y por ello, la fundación también busca tener un registro audiovisual de los protagonistas de esas experiencias.
La campaña finaliza el 22 de mayo, justo para el aniversario del terremoto de Valdivia, el más fuerte y destructivo en la historia de la humanidad.