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Abogado confesó en versos por qué no llegó a una audiencia
La citación. El abogado José Miguel Devilat, defensor particular de lunes a viernes; motoquero y rockero todo el año; debía estar a las 8.30 de la mañana del 29 de enero en el Juzgado de Garantía de Puerto Montt. Ese día, a esa hora, se iba a desarrollar una audiencia para discutir los plazos de investigación de una causa que involucra a su defendido, un empresario acusado por el Ministerio Público de giro doloso de cheques. Estaba todo listo para el litigio: jueza, fiscal, secretarios. Todo, menos el abogado Devilat

La solución. La magistrada lo esperó tres minutos, según consta en el acta de la audiencia. Luego, ante la evidencia, le ordenó a la defensora penal pública de turno Silvana Schãfer, que se hiciera cargo de la defensa del imputado, quien tampoco compareció. La audiencia duró un minuto. La jueza aumentó el plazo de investigación en 30 días y ofició al abogado Delivat para que enviara al tribunal un justificativo por su ausencia.

La poesía. En vez de escribir un texto jurídico lleno de excusas, códigos y artículos, el defensor envió al juzgado una serie de versos de su autoría, en los que confesó haber faltado a la audiencia por un motivo digno de los mortales: se le pasó la mano con el espumante la noche anterior mientras celebraba su cumpleaños número 53.

"El espumante hizo efecto / Pasé de largo sin pudor / Celebrando, como es correcto / El natalicio de este defensor", confesó.

El abogado también usó algunas líneas del poema para agradecer el trabajo de su colega defensora pública que lo parchó en la audiencia.

El tribunal contestó dos días después el justificativo, pero sin tanta poesía: "Sin perjuicio de lo señalado por el defensor particular, se tiene por justificada la incomparecencia en esta oportunidad", dice un documento firmado por la jueza.

La reemplazante. Silvana Schãfer, la defensora penal pública, recuerda que le sorprendió la inasistencia de su colega. "Me contacté con José Miguel por WhatsApp y me dijo que se le había pasado la audiencia. Después me envió una foto con lo que había enviado al tribunal. Lo encontré genial. Además, José Miguel es profundo y poético en su pensamiento, así que lo consideré muy chistoso. Fue algo notable", opina.

De Parra a Breton. La lingüista Soledad Chávez, académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, asegura que el abogado utilizó una estructura de verso libre rimado, es decir, hay rima pero no una métrica clara.

En la pieza literaria, la profesora Chávez observa cosas de la antipoesía de Nicanor Parra, particularmente en lo confesional, en lo común y en lo terrenal de sus versos. También dice que tiene mucho de la tradición poética profana, como la del poeta francés François Villon, quien en el Siglo XV celebraba y cantaba los estados etílicos.

"No es que el abogado esté celebrando eso, pero lo incorpora en su poema y lo justifica. Eso, en una sociedad tan encartuchada como la nuestra, está mal visto. Preferimos inventar que estamos enfermos o que la abuela se agravó. Pero lo que hace él, y por eso me maravilla, es decir la verdad y la justifica: estuve de cumpleaños y me emborraché".

No es usual. El doctor en Sicología Roberto González, investigador principal del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y académico de la Universidad Católica, analiza el texto en la misma línea que la lingüista. Dice que en las personas opera un fuerte incentivo para mentir cuando se comete un error y que estos por lo general no se reconocen por miedo a salir dañado. Esa conducta autoprotectora, eso sí, puede provocar mucho más daño al resto, agrega.

"Reconocer los errores siempre ha sido difícil, eso tiene un valor y habla de la honestidad. Claro que reconocer errores no siempre se condice con la conducta. Reconocer no siempre significa reparar. Es un paso importante, pero no suficiente", opina.

Surrealismo. Chávez aporta la mirada más artística: "Este es un gesto poético maravilloso dentro de un espacio donde no entraría la poesía, como es el mundo legal. Y en eso hay mucho del surrealismo de André Breton, quien decía que había que entrar, arremeter con el arte, en los espacios donde el arte no puede entrar. No hay nada más serio que el espacio legal".

A veces no se puede. El abogado penalista Reynerio García de la Pastora, ex defensor particular de Rafael Garay, explica que hay tres tipos de audiencia que se deben suspender si el abogado defensor no aparece. Esas son la audiencia de juicio abreviado, la audiencia de preparación de juicio oral y la audiencia de juicio oral. En el resto de las instancias judiciales, el juez o la jueza puede reemplazar la figura del abogado particular por el defensor público de turno.

"En este caso -dice- una jueza con criterio dijo aquí yo tengo que resolver un asunto trivial, de mero trámite , y le pidió a la defensoría penal pública que interviniera para solucionar esta situación puntual"

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