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Cómo Israel logró sobreponerse  a la falta de agua
Cuando una población equivalente a la mitad de todos los chilenos vive en una superficie que apenas supera la región del Biobío, la presión hídrica siempre será un problema. Esa es la situación de Israel, el pequeño y desértico país donde hace décadas la falta de agua es un tema de Estado. Así lo explicó Galit Sasson, ingeniera en el área de tratamiento de aguas desde el 2008 en Mekorot, la compañía nacional de agua del país hebreo.

Para manejar el problema los israelíes crearon dos leyes fundamentales. Según cuenta Sasson, "la primera es del año 1955 y asegura que se mida toda el agua que circula en el país". Y cuando habla de toda, se refiere absolutamente a toda el agua, incluidas las aguas de lluvia, aguas drenadas y las aguas grises o de alcantarillado. La idea no es sólo saber de donde sale el agua que se gasta, sino también dónde va a parar. A eso hay que sumar que en 1959 se aseguró que todos los recursos hídricos pertenecen única y exclusivamente al Estado de Israel. Algo que no ha cambiado, ni piensa cambiar.

"En Israel aproximadamente el 67% del agua va a parar a la agricultura, pero del 100% del agua que produce el país, aproximadamente el 50% es un producto reutilizado y potabilizado al más alto nivel", detalla la ingeniera, quien explica que para conseguir esos niveles de eficiencia, su país decidió crear un ente único, técnico y despolitizado, que se asegura que el agua alcance para todos. "Para alcanzar alta eficiencia debe existir un mando único, que asegure el control estrecho del recurso hídrico".

A eso hay que sumar la intensa campaña que por décadas ha educado a la población. "En Israel desde el jardín infantil se les inculca a los niños que el agua es valiosa, por eso los estudios confirman que en promedio cada ciudadano ha bajado su consumo en 10%".

Pero nada de esto sería posible sin una infraestructura de primer nivel. "Como se trata de un sistema cerrado y controlado, todo el dinero que se paga por concepto de consumo, se reinvierte en la red, lo que permite su constante crecimiento y modernización".

Actualmente el sistema israelí marcha a pasos agigantados hacia un sistema que interconecte todas las redes, de modo que pueda ser administrado desde un control central, que abarate costos y asegure eficiencia. "Trabajamos en un proyecto para monitorear la red de distribución a través de fibra óptica, lo que permitirá identificar con absoluta precisión los lugares donde hay pérdida de agua, y ojalá en el futuro, también permita la autorreparación".

¿Y si sobra agua, qué se hace con ella? Una de las soluciones que han desarrollado los israelíes es el almacenaje en pozos naturales. Así, el agua potable se inyecta en estas napas subterráneas naturales, para luego sacarla cuando es necesario.

Con este sistema no sólo se ahorran los miles de millones de dólares que cuesta construir represas, sino que mantienen el agua limpia y en condiciones naturales.

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