Escolares de quinto básico derrotan plaga del maracuyá con champú

La llegada de la plaga de la mariposa dione oscura (Dione juno) al Valle de Azapa, en la región de Arica y Parinacota, conmovió a los estudiantes de la escuela Darío Salas, que en su mayoría son hijos de agricultores que, además, son víctimas del bicho en su etapa de gusano.

Esa, justamente, era la conversación obligada en clases y en los recreos. El establecimiento se caracteriza por desarrollar habilidades científicas, así es que el comentario de los niños se convirtió en investigación, que terminó contando con el apoyo de la Universidad de Tarapacá, el programa Indagación Científica para la Educación en Chile (ICEC) y Explora Conicyt de la región.

"En sus casas aparecieron unas larvas negras, con espinas, que en realidad después eran unas mariposas. Comenzaron a averiguar y se dieron cuenta de que se comía las hojas del maracuyá (Passifiora edulis) y no dejaba que cuajara el fruto. Y, cuando lograba cuajar, salía vacío. Entonces generaba un problema en la producción agrícola de sus familias", explica Carlos Rodríguez Cisterna, profesor de ciencias del establecimiento.

Luego de documentarse, seis alumnas de quinto básico asumieron al desafío. Lo primero que concluyeron es que el bicho había llegado de Perú, en octubre de 2018. El SAG, en marzo de este año, comunicó que no tenía medidas para combatirlo y ahí las estudiantes comenzaron a buscar sus propias formas de enfrentarlo.

Como el 90% de la matrícula es de descendencia aymara, consultaron a sus familias, que les dieron algunos antídotos naturales, a base de aloe vera y llantén (Plantago major), entre otros. "Comenzamos a probar a través del ensayo y el error, y el más certero fue un macerado con champú neutro de glicerina con una concentración de aloe, que era capaz de combatir al gusano, lo mataba", explica Rodríguez Cisterna.

Luego lo hicieron por separado con aloe y champú y este era el de "mayor efecto y más rápido".

"Nos demoramos aproximadamente un mes para encontrar el antídoto para la eliminación de la plaga", cuenta la alumna Belén Calle Chamba (11). "Nos dio resultados en diferentes ensayos que practicamos, los ensayos nos daban teorías que después comprobamos con otros ensayos más", agrega Summaya Condori Blanco.

"No salió tanto (tiempo) como esperábamos, pero nos salió bien", asegura Delfina Mamani (11).

Summaya Condori (11) detalla que "al juntar ambos componentes (champú y aloe), el agua que estaba dentro de la botella se tiñó de un color verde limón. Tratamos de no agitarla para que saliera espuma. Después rociamos a unos cuantos centímetros de la planta".

"Cuando usamos el producto en los gusanos, empezaron a defecar y a retorcerse y no tardaron más de 5 minutos en morirse", explica Helen Jasmín Sandy Jacinto (11). "El gusano se retuerce como si le picara el cuerpo", describe Belén Calle. Todas las niñas dicen que sus familias están orgullosas de su descubrimiento y que les gustaría llegar a descubrir más bio insecticidas como este, porque así no se daña la planta.

El profesor Carlos Rodríguez Cisterna explica, además, que eligieron sólo mujeres para que la ciencia no sólo se asocie sólo a los hombres. Otra gracia del colegio es que ahí aprovechan el entorno para hacer los experimentos, pues no cuentan con un laboratorio.

El 2020 volverán a hacer su experimento, porque los gusanos en este tiempo ya se convirtieron en mariposa y deben volver a poner sus larvas.

"Comenzamos a probar a través del ensayo y el error, y el más certero fue este macerado, que era capaz de combatir al gusano, lo mataba"