La Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre (ROC) de nuestro país liberó en su
sitio web y redes sociales el libro Atlas de las Aves Nidificantes en Chile, un catastro
completo sobre 330 clases de pájaros de todo el territorio nacional, información
contenida en más de 700 páginas.
En el atlas, que se puede descargar desde este miércoles (https://bit.ly/2sbixlf), participaron 1.815 observadores que recolectaron 675.000 registros de aves a través de la plataforma eBird, en el lapso comprendido entre el 2011 y el 2016. El catastro incluye todo el territorio nacional, salvo Rapa Nui, Salas y Gómez, islas Desventuradas y el archipiélago de Juan Fernández. Luego, los datos fueron validados por 86 redactores y ornitólogos.
"Los atlas de aves nidificantes son un tipo de ejercicio que desde los años 70 se realiza en otras partes del mundo. Comenzó en el Reino Unido y es algo habitual que se hace Europa y Norteamérica para dar cuenta de cuál es la distribución de todas las especies que se reproducen en un lugar", explica Ivo Tejeda, director ejecutivo de la ROC.
Este trabajo ilustrado es el primero de Sudamérica y, según Tejeda, recopila la "información básica sobre la distribución e historia natural de las 330 especies que se reproducen en el país".
Los últimos textos sobre aves chilenas antes del atlas datan de las décadas de los 40 y 60.
No se consideraron las aves migratorias, que se reproducen en otros territorios, como Estados Unidos, Canadá y México.
Sin embargo, se consideran aves introducidas, como las palomas, los gorriones, las codornices, los faisanes y, en el último tiempo, la cotorra argentina, que ya está en varias ciudades chilenas.
Ivo Tejeda dice que "es interesante ir mapeando qué va pasando con esas especies", especialmente en medio de cambios ambientales por la crisis climática. Agrega que también el atlas sirve de instrumento para quienes "toman decisiones respecto de la conservación de las especies".
En este punto, quizás el caso más dramático es el del picaflor de Arica, único en el mundo, del cual no quedan más de 300 individuos.
Entre los datos llamativos de la información contenida en el atlas, el director ejecutivo de la entidad menciona nuevas colonias de golondrinas de mar del norte chileno, que se reproducen en el desierto de Atacama, y nuevas especies, como el mirlo de pico corto, común en Bolivia y que se ha reportado desde el 2010 en la zona central chilena.
"También hemos visto que algunas especies han reducido su rango de distribución, como pasa por ejemplo con el pato anteojillo, que era más extendido en la zona central, o el piuquén, que estaba más al sur y hoy hemos visto que ha retrocedido varias regiones", explica.
La ROC, que organiza salidas continuas para aprendices de la actividad y participa en censos e investigaciones de aves, asegura que es una actividad creciente en el país, aunque en países como el Reino Unido ya agrupa a millones de personas.
En el atlas, que se puede descargar desde este miércoles (https://bit.ly/2sbixlf), participaron 1.815 observadores que recolectaron 675.000 registros de aves a través de la plataforma eBird, en el lapso comprendido entre el 2011 y el 2016. El catastro incluye todo el territorio nacional, salvo Rapa Nui, Salas y Gómez, islas Desventuradas y el archipiélago de Juan Fernández. Luego, los datos fueron validados por 86 redactores y ornitólogos.
"Los atlas de aves nidificantes son un tipo de ejercicio que desde los años 70 se realiza en otras partes del mundo. Comenzó en el Reino Unido y es algo habitual que se hace Europa y Norteamérica para dar cuenta de cuál es la distribución de todas las especies que se reproducen en un lugar", explica Ivo Tejeda, director ejecutivo de la ROC.
Este trabajo ilustrado es el primero de Sudamérica y, según Tejeda, recopila la "información básica sobre la distribución e historia natural de las 330 especies que se reproducen en el país".
Los últimos textos sobre aves chilenas antes del atlas datan de las décadas de los 40 y 60.
No se consideraron las aves migratorias, que se reproducen en otros territorios, como Estados Unidos, Canadá y México.
Sin embargo, se consideran aves introducidas, como las palomas, los gorriones, las codornices, los faisanes y, en el último tiempo, la cotorra argentina, que ya está en varias ciudades chilenas.
Ivo Tejeda dice que "es interesante ir mapeando qué va pasando con esas especies", especialmente en medio de cambios ambientales por la crisis climática. Agrega que también el atlas sirve de instrumento para quienes "toman decisiones respecto de la conservación de las especies".
En este punto, quizás el caso más dramático es el del picaflor de Arica, único en el mundo, del cual no quedan más de 300 individuos.
Entre los datos llamativos de la información contenida en el atlas, el director ejecutivo de la entidad menciona nuevas colonias de golondrinas de mar del norte chileno, que se reproducen en el desierto de Atacama, y nuevas especies, como el mirlo de pico corto, común en Bolivia y que se ha reportado desde el 2010 en la zona central chilena.
"También hemos visto que algunas especies han reducido su rango de distribución, como pasa por ejemplo con el pato anteojillo, que era más extendido en la zona central, o el piuquén, que estaba más al sur y hoy hemos visto que ha retrocedido varias regiones", explica.
La ROC, que organiza salidas continuas para aprendices de la actividad y participa en censos e investigaciones de aves, asegura que es una actividad creciente en el país, aunque en países como el Reino Unido ya agrupa a millones de personas.