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La fábrica de arena que podría salvar el mundo
A unos kilómetros del fiordo de Sermilik, al suroeste de Groenlandia, el agua de pronto se ha vuelto lechosa, una señal de que está llena de fango suspendido, arena y otros sedimentos.

Mette Bendixen, una científica danesa de la Universidad de Colorado, ha venido a observar este material, que es transportado hasta aquí mediante una columna constante de agua de deshielo proveniente del glaciar de Sermeq en la cima del fiordo. Conforme su bote de investigación avanza más hacia el agua turbia, ella y varios colegas suben a un bote de goma para tomar muestras.

Bendixen, una geomorfóloga, está aquí para investigar una idea, una que en un principio postuló ante sus colegas para asegurarse de que no estaba loca: ¿acaso esta isla, con una población de 57.000 habitantes, se convirtió en la proveedora de arena de miles de millones de personas?

Arena para playas erosionadas para usarse como cimiento para tuberías, cables y otras infraestructuras subterráneas; aunque, mayormente, para concreto usado para la construcción de casas, autopistas y puertos de un mundo en crecimiento.

El mundo produce mucho concreto —más de 10.000 millones de toneladas al año— y se espera que produzca mucho más para una población que, de acuerdo con los pronósticos, crecerá más de un 25 por ciento para 2050. Eso hace que la arena —que aproximadamente conforma el 40 por ciento del concreto, según su peso— sea una de las materias primas más usadas del mundo y una que se está volviendo cada vez más difícil de encontrar en algunas regiones.

Debido al poder erosivo del hielo, hay mucha arena en Groenlandia y, con la crisis climática que está acelerando el derretimiento de la capa de hielo groenlandesa de 1,6 kilómetros de grueso —un estudio reciente halló que el derretimiento se ha sextuplicado desde los años 80—, habrá mucha más.

“No es ciencia espacial. Una parte del mundo tiene algo de lo que carecen otras”, dijo Bendixen.

Bendixen está planeando un análisis de dos años para responder preguntas básicas sobre la idea de extraer y exportar grandes cantidades del material, como la viabilidad y los efectos ambientales de estas acciones. El gobierno groenlandés, un territorio autogobernado de Dinamarca, también lo está estudiando.

Hacer que la idea se vuelva realidad dependería de los emprendedores, posiblemente con la ayuda del gobierno. Dado el costo potencial de enviar arena a todo el mundo, su viabilidad dependería del aumento en los precios de la arena.

Actualmente, casi toda la arena se extrae a 80 kilómetros de donde se usa, dijo Jason C. Willett, especialista en materiales minerales del Servicio Geológico de Estados Unidos. “En cuanto la trasladas a otras distancias, su precio se vuelve excesivo”, comentó.

La idea también plantea preguntas que van más allá de la ciencia —sobre el futuro económico de Groenlandia, sobre su posible independencia de Dinamarca e incluso sobre la ética de lucrar con la crisis climática—.

La necesidad de diversificar la economía es un asunto muy importante en Groenlandia, donde la pesca conforma cerca del 90 por ciento de las exportaciones y Dinamarca proporciona casi la mitad del presupuesto del gobierno mediante una subvención en bloque. Una gran industria de exportación de arena podría ayudar a reducir este subsidio, lo cual sería esencial para que Groenlandia llegara a independizarse.

“El diálogo sobre la diversificación es muy importante”, dijo Birger Poppel, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Groenlandia. “Esto podría ser parte de ese debate”.

Bendixen ha realizado algunos cálculos hipotéticos. Si tan solo pudiera extraerse el 15 por ciento del sedimento que termina en el fiordo de Sermilik todos los años, esa cantidad de arena —33 millones de toneladas— es el doble de la demanda anual del condado de San Diego, California, uno de los más poblados de Estados Unidos.

El fiordo de Sermilik es solo uno de varios lugares en Groenlandia con grandes cantidades de arena. Además, la arena seguirá produciéndose a medida que el planeta siga calentándose y la capa de hielo siga derritiéndose. “Es como un grifo por el que no solo corre agua, sino también sedimento”, explicó.

En todo el mundo, la demanda de arena y grava es interminable y va en aumento. La extracción, generalmente de fosas abiertas o mediante dragado, no está regulada en muchas zonas y a menudo es ilegal. En India, por ejemplo, han aparecido “mafias” de arena, con pandillas que la roban de recodos de ríos o de playas por la noche.

Un informe de Naciones Unidas de este año señaló que la extracción de arena en todo el mundo está superando la tasa en la que se está reaprovisionando. La extracción de arena en ríos y regiones costeras a menudo lleva a una mayor erosión y daña el ecosistema, agregó el informe.

Además de mejores regulaciones, el informe hizo un llamado a favor de reducir la demanda de arena y grava, mediante diseños mejorados que reduzcan la cantidad de concreto en los edificios y la infraestructura (los diseños más ligeros también ayudarían a abordar el problema del cambio climático: la producción de cemento, el ingrediente reactivo del concreto, es responsable de alrededor del cinco por ciento de las emisiones globales de dióxido de carbono).

Las preocupaciones sobre el suministro de arena parecen lejanas en Nuuk, ciudad con una población de 17.500 personas, en la que es posible caminar de un extremo al otro en menos de una hora y donde la oficina del gobierno de Groenlandia se encuentra arriba de un centro comercial.

Incluso Nuuk tiene la mira puesta en la expansión. Hay planes de construir miles de casas y apartamentos para acomodar una población que se espera alcance los 30.000 habitantes para 2030. De manera más inmediata, los equipos de trabajo pronto comenzarán a expandir la única pista de aterrizaje del aeropuerto para que puedan llegar aviones comerciales de mayores dimensiones, que ayudarían a la industria turística en ciernes de Groenlandia.

Nicolai Mogensen, quien dirige la única planta de concreto de Nuuk, está listo. Este año ha almacenado arena extra para anticiparse al comienzo del proyecto de la pista de aterrizaje. Actualmente, tiene alrededor de 1.146 toneladas, una pequeña montaña gris al lado de la planta. Proviene de un fiordo cercano; se extrae del fondo mediante dragado.

Mogensen, que ha dirigido plantas de concreto en Noruega, Polonia, Alemania y Dinamarca, dijo que pensaba que la idea de Bendixen era buena. “A todos los países se les está acabando la arena”, comentó.

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