Christian tiene 10 años, en septiembre cumplirá 11 años, estudia en
quinto básico pero a diferencia de la gran mayoria de los niños en
Chile, no tiene compañeros de curso. Su
hermana Antonella tiene15, está en segundo medio y tampoco los tiene. Ambos son
hijos de Christian Henríquez, más conocido
por su personaje Ruperto. Con su señora,
Carolina Azócar, decidieron hace dos años
sacar a sus niños del colegio para que estudiaran en casa. ¿Cómo lo hacen? Aquí cuentan su sistema.
Como toda la familia, que este lunes visitó e programa "Viva la pipol" de Chilevisión, es parte de El Gran
Circo de Ruperto -donde
Christian papá es la estrella, Carola es la administradora, Antonella es trapecista y Christian hijo
está en aprendizaje- pasan más de la mitad del
año fuera de la casa que
tienen en Santiago. Esto
hacía que los niños se llevaran de colegio en colegio y el tema era un
problema.
"Si estábamos en gira con el circo
por Antofagasta los mandaban a un colegio
en Antofagasta, pero el problema era que cuando llegábamos a pedir que los recibieran, que era obligación, igual decían no tenemos cupo recuerda Carolina. "Siempre
había un pero", agrega Christian. "Por eso al
final optamos por enseñanza online y exámenes libres", complementa la mamá del
clan.
El siguiente paso fue inscribirlos en el Colegio Online, cuyo valor anual es de 656 mil
pesos, por alumno. "Es como un colegio
particular y ellos tienen profesores en línea. Hay niños que
tienen problemas de
bullying, niños deportistas", explica
Carolina Azócar,
quien detalla cómo lo
hacen sus lilos: "Tienen clases de lunes a jueves y el viernes es
día de repaso.
En el día tienen tres o cuatro
ramos y van estudiando. El horario en que
ellos están online es libre y hay profesores en línea hasta las 20 horas. Los profesores
mandan la materia y si el niño tiene alguna
duda el profesor le explica cómo hacerlo y lo
va guiando. Están entre dos y tres horas en
eso, pero pueden hacer una hora en la manana, después hacer un break y seguir en la tarde, no hay presión. Si no se meten al computador me llega un correo preguntando qué
pasó... como cuando no van al colegio".
La esposa de Ruperto agrega que a los niños "les van haciendo pruebas todas las semanas, son como test de lo que estudió y algunos con tiempo, para ver si estudian o no y
todo me lo informan. No tienen notas. Después les hacen ensayos para los exámenes
libres (que hace el Ministerio de Educación a
niños que tienen esta modalidad), que son en
octubre o noviembre, y si aprueban pasan de
curso".
Una herramienta indispensable para la familia Henríquez, cuando anda de gira, es Internet, por lo que cuentan con wifi y si la conexión está débil deben avisar. Además, tienen vacaciones de invierno y luego en septiembre. De hecho, en estos momentos
están libres mientras el circo está en el Paradero 6 de avenida Pajaritos, en Maipú.
Los niños están felices con este sistema.
"A mí me gusta más, aunque los exámenes
son difíciles porque es mucha materia",
confiesa Antonella, mientras que Christian
hijo concuerda: "Me gusta más por el tiempo y porque puedo jugar más. No me complica no tener compañeros de curso", asegura el pequeño.
Sobre este último punto, Rodrigo Larraín, sociólogo y académico de a Facultad
de Ciencias Sociales de Universidad Central,
explica que "el educador online no hace un
trabajo formativo, que es lo que acompaña
al proceso de adquisición de contenidos, como los temas morales y eso es bien importante".
Sobre la ausencia de compañeros de
curso, el profesional destaca que "los niños
necesitan pares en un proceso formativo,
porque cuando uno va a la escuela se instruye, aprende los contenidos, pero también
hay un proceso que se aprende por el hecho
de participar. Se aprende a sociabilizar, a hacer amigos, a pololear, las reglas de cortejo,
cómo se juega a la pelota, etc. Si no, se pierde una etapa de su crecimiento". Más allá de
esto, Larraín afirma que lo anterior se puede
subsanar si hay otros niños en el circo con
los cuales jugar, más allá delo que tiene que
ver con las actividades circenses.