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La historia de los novios que se fueron en Metro a su fiesta de matrimonio

Luciendo orgullosa su vestido de novia y tomando la cola con la mano para sortear el torniquete, Pamela Veloz (52) y su flamante esposo, Jorge Valenzuela (55), pasaron directamente de la iglesia Los Domínicos, donde 15 minutos antes acababan de dar el sí, al andén del Metro, el medio de transporte que ambos eligieron para dirigirse a su fiesta de matrimonio.

Entre aplausos espontáneos de algunos sorprendidos pasajeros, que al principio no sabían qué pasaba, la pareja descendió cerca de las 19 horas de este sábado por las escaleras hasta Los Domínicos, estación terminal de la línea 1.

El objetivo era recorrer tres estaciones para llegar al restaurante "La Provincia", ubicado en la salida sur oriente de Escuela Militar, el lugar donde tenían todo listo para el festejo.

Los seguía un grupo de alrededor de 30 invitados, todos muy emperifollados, que decidieron acompañarlos en el tren subterráneo, una opción muy distinta al tradicional automóvil adornado con latas en la parte trasera que lleva a los recién casados.

"A algunos invitados les gustó la idea, les avisamos que todos tenían que llevar la Bip! cargada", comenta riendo la novia, que trabaja como terapeuta complementaria.

La situación surgió por un motivo práctico y se le ocurrió al novio, que es ingeniero civil informático.

"En vez de recibir regalos queríamos (dinero para) ampliar la cocina. Entonces una amiga me dijo: Te pago el auto que los lleve . Le comenté a Jorge, que es como súper austero, y él dijo no, qué derroche, vámonos en Metro", cuenta Pamela.

La opción quedó dando vueltas y fue tomando fuerza.
"Él me decía que era como un escape romántico entre los dos, para iniciar nuestro matrimonio con una aventura juntos", agrega la novia, quien vive hace 12 años cerca de una estación de Metro y utiliza el servicio a diario. "No extraño el auto", asegura.

"Todo el mundo me decía: Pero cómo te vas a ir en Metro . ¿Pero por qué no? Cuando he viajado he visto a los novios en Nueva York o en Italia sacándose fotos en la calle, era como divertido", señala.

Ese fue uno de los argumentos que esgrimió en la carta que escribió a Metro S.A, pidiendo autorización para llevar a cabo la idea. Al hacer un recuento, dice la novia, se dio cuenta de que también tenía un lazo sentimental con el ferrocarril subterráneo.

"De niña vivía en Concepción y cuando venía a Santiago el paseo que nos hacía mi abuela era ir en Metro a los cines del centro. Para ella era un orgullo para Latinoamérica, nos decía. Me emocionó mucho hacer ese link con mi abuela", confiesa.

El personal de Metro también festejó a la pareja y le regaló un juego de tazas. Además, en los altavoces de la estación y del tren se anunció que iban los flamantes esposos.

"Lo sentimos como un honor ser parte de una instancia tan relevante para la vida de una persona, como el día que está tomando la decisión de casarse", destaca Paulina del Campo, gerenta de Clientes y Sostenibilidad de Metro.

En la estación, el espíritu festivo que llevó el grupo quedó dando vueltas por largo rato. Para muestra, un joven de polerón y jockey, que no tenía nada que ver con los invitados a la boda, seguía gritando "¡Vivan los novios!" mientras las luces del vagón con la pareja se perdían en el túnel.
La historia de los novios que se fueron en Metro a su fiesta de matrimonio

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