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matrona Fabiola Vargas

Katerinne Valdés recuerda que recibió la llamada telefónica la madrugada de este martes. "El mismo personaje me avisó que Fabiola iba en una ambulancia rumbo al hospital. Dijo que se había caído en el baño y que como él tenía que trabajar, la estaba acompañando su nana", cuenta su amiga.

La matrona Fabiola Vargas Pallauta (35 años) ingresó de urgencia al Hospital Regional de Arica, donde trabajaba en la unidad de Maternidad.

"Pero no fue un accidente doméstico como él dijo. Llegó policontusa, con hematomas en todo su cuerpo y un golpe horrible en su cara. Tenía fracturas en la mandíbula y en el área orbital. La llevaron a pabellón por un hematoma subdural, pero se fue deteriorando cada vez más", dice.

Fabiola murió a las 23:55 horas del miércoles. Su pareja, el siquiatra de 55 años Ricardo Yévenes, funcionario del Servicio Médico Legal de la misma ciudad, está detenido. La Fiscalía de Arica lo formalizará por el delito de "femicidio íntimo en grado consumado" este sábado.

"Al momento de registrar testigos y declaraciones aparecieron antecedentes efectivos de que hubo episodios anteriores de violencia. De confirmarse la imputación, la Fiscalía solicitará presidio perpetuo", señala Mario Carrera Guerrero, fiscal regional de Arica y Parinacota.

"Algo tóxico"
Katerinne Valdés y Fabiola Vargas trabajaban juntas hace diez años en el Hospital Regional de Arica. Se conocieron estudiando Obstetricia en la Universidad de Tarapacá.

Hace cuatro años, la matrona conoció a su pareja.

"Estaba con un problema. Primero consultó con un sicólogo, que la derivó a este siquiatra. Él la invitó a salir casi altiro y al poco tiempo iniciaron una relación. Todo parecía normal. Él es un médico conocido en Arica. Pero después se transformó en algo tóxico", dice Valdés.

-¿Por qué?
-Él la llamaba mucho por teléfono. Varias veces para gritonearla. Todas lo escuchábamos. En ocasiones ella llegaba sin celular. Decía que se le había caído y roto. Pero sabíamos que este personaje se lo había tirado. El incluso contestaba su teléfono cuando la llamábamos.

Según la amiga, en la maternidad del Hospital Regional observaban con preocupación el rumbo que iba tomando la relación: "Fabiola a veces llegaba con moretones en los brazos. Un día apareció con un ojo morado. Después nos confesó que su pareja le había pegado".

-¿Lo denunció?
-No quiso. Dijo que él se iba a enojar y que sería peor. Fabiola comenzó a normalizar esta relación horrible. Decía que estaban enamorados y que él le había pedido matrimonio. Ella se había ido a vivir a su casa en San Miguel de Azapa.

Junto a unas colegas hablaron con su jefatura.

"Pedimos que la obligaran a internarse. Creíamos que era la única solución para sacarla de ese ambiente. No obtuvimos respuesta", cuenta Valdés.

La matrona asegura que tampoco tuvieron respuesta cuando presentaron una denuncia en el Sernameg (Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género): "Nos contactamos con una sicóloga. Pero nos dijo que si Fabiola no autorizaba hacer una denuncia y no quería hacer un tratamiento, ellos no podían hacer nada".

Al momento de su muerte, estaba con licencia médica hacía cuatro meses.

"Para el día del Técnico Paramédico (25 de noviembre) ayudó a organizar la cena. Dijo que iba a venir, pero no asistió. En el último tiempo casi no contestaba los mensajes telefónicos", relata su compañera.

De negro

Danitza Alfaro fue compañera de Fabiola Vargas en el Colegio Integrado Eduardo Frei Montalva. Egresaron hace 18 años.

"La amistad se fortaleció en la universidad. Aunque yo estudiaba Pedagogía, seguimos juntas. Ella me acompañó en el parto de mi hija", dice.

La profesora la recuerda como una mujer alegre, pero que escondía una pena.

"Andaba siempre vestida de negro. Era rockera. A veces se ponía retraída. Tuvo una vida llena de sufrimientos. Era hija única de un matrimonio que la adoptó cuando ya eran mayores. Le tocó enfrentar violencia intrafamiliar de parte de su papá. Por eso buscó ayuda siquiátrica de grande", señala Danitza.

La profesora conoció a su pareja.

"Al principio compartíamos de manera normal. Después él la empezó a aislar de sus amigas. En un momento se separaron y ella me contó que él era muy violento de manera sicológica. Pero volvieron. Hace tres semanas me escribió por Facebook a las tres y media de la mañana. Yo le contesté al día siguiente y ya no volvimos a hablar", relata.

Danitza está organizando una velatón para este sábado a las 10 de la mañana afuera del Tribunal Oral en lo Penal de Arica.

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