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chilenas atrapadas en Machu Picchu cuentan sus planes para salir

"Nos encontramos en Machu Picchu pueblo. Estamos sin poder salir de acá porque el tren está bloqueado: están bloqueadas las vías y esa es la única manera que podemos salir", cuenta Patricia del Real, una turista chilena que figura atrapada junto a su familia en el sector turístico Machu Picchu Pueblo (Aguas Calientes), Perú, desde el martes.

Ella y cientos de visitantes se encuentran sin poder salir de ahí luego de que el gobierno de Perú decidiera cerrar esa zona y la red de caminos que conduce a ese sector turístico por las protestas ocurridas tras la destitución de Pedro Castillo, ex Presidente de Perú y a quien la fiscalía lo investiga por corrupción.

Las vías de acceso terrestre están bloqueadas en diferentes lugares. "De acuerdo a las autoridades, esta medida fue tomada para salvaguardar la integridad y seguridad de los turistas, de los trabajadores y de la población en general. No se precisó hasta cuándo estará vigente", señala al respecto el medio nacional de Perú "La República".

Patricia -de profesión sicóloga- y su familia llegaron este martes a Aguas Calientes, desde Santiago, con la idea de seguir su viaje este viernes a la localidad de Ollantaytambo, 32 km al sur.

"Somos tres adultos (una adulta mayor), un bebé de un año, una niña de 11 y otra de 7, por lo que salir a pie hasta (la ruta) Hidroeléctrica, que es una de las alternativas, nos parece un poco riesgoso (son 4 kilómetros en medio de la selva)", dice la chilena. "Así que estamos esperando que funcione la vía diplomática. Entiendo que Chile se está organizando con Perú para que se pueda generar un corredor humanitario y tener seguridad para movernos de aquí", agrega.

Un poco de contexto: en Perú la situación hace días es muy compleja. Una serie de organizaciones campesinas e indígenas -como el Frente Agrario y Rural del Perú- movilizaron un paro indefinido en varias regiones del país desde el martes.

El país se encuentra bajo estado de emergencia por 30 días, desde este miércoles. Las protestas, que exigen la disolución del Congreso, la salida de la presidenta Dina Boluarte y el llamado a elecciones, han dejado al menos seis muertos.

Patricia, la turista chilena en Machu Picchu-Aguas Calientes, señala que al menos en esa zona por ahora no hay manifestaciones violentas.

Cuenta que están evitando ver noticias, "porque al parecer es un poquito aterrador; sin embargo, nos vamos informando por los peruanos que se dedican al turismo y que ya se están empezando a preocupar por los víveres. Hay hartos grupos de extranjeros: franceses, alemanes, mexicanos y chilenos, claro; y nos miramos con cara de solidaridad, ojalá salgamos pronto de esto".

32 kilómetros

Nuri Valdivia (57) es otra compatriota que está varada en Machu Picchu junto a su hija de 21 años y una amiga de ella.

El grupo llegó el sábado pasado al aeropuerto de la ciudad de Cusco, y el lunes viajó a Machu Picchu.

"Cuando llegamos los turistas eran felices, todo era una fiesta, pero cuando el martes nos dijeron que se cerraba el acceso a la montaña, por los bloqueos en las rutas, la mayoría de nosotros nos desesperamos. El ambiente se puso triste. La mayoría son jóvenes extranjeros que andan con sus tremendas mochilas de aquí para allá", relata.

Este viernes, Nuri y sus compañeras de viaje tienen un plan. Ellas pretenden caminar 32 kilómetros hasta la localidad de Ollantaytambo, donde se supone que las recogerá un furgón para llevarlas de regreso a Cusco.

"Son cerca de ocho horas de caminata por la vía férrea. Varios turistas lo están haciendo, sobre todo los más jóvenes, que por su estado físico pueden hacer ese recorrido. El problema es que es arriesgado y la gente mayor no puede hacerlo", puntualiza.

La viñamarina agrega algo positivo de su estadía en el pueblo. "Los hoteles y recintos de alojamiento, el sector turístico en general, se han portado un siete. Bajaron las tarifas del hospedaje, porque se han puesto en el lugar de los turistas", celebra.

"Han sido muy conscientes, porque saben que la mayoría de los turistas están de paso, por unos días en el pueblo; y la mayoría tiene programado su tiempo y su presupuesto", comenta.

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