-->

Escribe y presiona enter

On
Leonardo Molina

Leonardo Molina padre responde el teléfono desde el cerro Malalcura, Región del Ñuble, exactamente en el mismo sitio donde 24 horas antes fue encontrado el cuerpo de su hijo Leonardo, de 21 años, desaparecido desde el 30 de junio.

"Estamos haciendo un memorial con mi familia en este lugar, en medio de la montaña", relata. De fondo se escuchan voces y movimiento. "Carabineros también está haciendo peritajes aquí todavía", agrega.

Leo, como lo llamaba su familia, estudiaba Ingeniería Civil Eléctrica en la Universidad del Biobío. Subió al cerro solo y quedó aislado aproximadamente a 1.700 metros de altura, después que se desató una tormenta.

Alcanzó a llamar a Carabineros y una pareja de policías lo divisó sobre un farallón de cerca de 100 metros, al que era imposible acceder con esas condiciones meteorológicas. Los uniformados bajaron a buscar refuerzos, pero después no se supo más del joven.

Su última conexión fue un mensaje de voz que envió a su familia. En parte decía "no tengo forma de bajar tampoco, así que no sé, yo creo que voy a tener que soportar la noche acá, si es que aguanto".

Desde ese momento se pusieron a trabajar cuadrillas de búsqueda, a las que se sumaron particulares que querían ayudar. Todo sin resultado hasta que el jueves pasado hallaron una zapatilla de trekking.

El sábado, a unos 300 metros del punto donde estaba el calzado, se encontró el cuerpo del universitario, parte de su ropa y la billetera con sus documentos.

"Ya estamos más tranquilos, conformes con el trabajo que hicieron todos los voluntarios", comenta el padre. "Se cumplió la meta que nos propusimos de encontrar a nuestro hijo, fue duro", destaca.

Los restos fueron llevados hasta el Servicio Médico Legal de Concepción.

Cómo lo encontraron

Francisco Abner Lara Villa, concejal de la comuna de San Fabián de Alico, estaba en el grupo que realizó el hallazgo del cuerpo.

"En un principio todo estuvo a cargo del Gope y solamente subían personas especializadas a la cumbre. Hace aproximadamente un mes me integré a la búsqueda, cuando vimos que se había ido un poco la nieve", explica.

El fin de semana realizó su segundo ascenso, acompañado de cuatro amigos y un dato que lo rondaba.

"Llamé a un vidente y me dio unas coordenadas. Imprimí eso y hablé con el papá. Le dije me voy a ir a esta parte y vamos a rastrear en línea recta hacia abajo, porque pensábamos que, por la desesperación, el joven bajó de noche, con lluvia y nieve", plantea.

"Una montaña no le cuento lo espesa y densa que es, de repente quedábamos perdidos entre las quilas, los árboles, enganchados del zapato", ejemplifica.

"Íbamos perdiendo la esperanza, porque pensaba cómo iba a bajar hasta acá. De repente miro y encuentro un gorro blanco, fue como un balde de agua fría. Le dije a mi colega y posteriormente miré debajo de un árbol y dije aquí está".

-¿Usted conocía el cerro?
-El Malalcura lo subimos siempre, lo conocemos como la palma de la mano, pero no por donde bajó el joven, sino que por las rutas normales, habilitadas. Él bajó y bajó hasta una quebrada, seguramente hasta que ya no le dieron más sus fuerzas.

Tras el hallazgo todavía le quedaba algo que hacer, recuerda el concejal

Click para comentar