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Cata Edwards

Catalina Edwards corrió este domingo su cuarto maratón, pero es la primera vez que lo hace en Nueva York. Estaba preocupada por el clima, pero al final sacó adelante su desafío. "Había mucha inquietud con lo que podía pasar este domingo con la temperatura, tanto así que la organización emitió una advertencia a los corredores por las altas temperaturas y la alta humedad pronosticada. Valió la pena la advertencia, porque justamente la humedad en los primeros 20 kilómetros fue muy dura. La humedad es super difícil de manejar en la carrera, porque te obliga a parar más, a tomar más agua, a prepararte mejor. E incluso a muchos corredores les empieza a fallar la guata. Me preocupé de hidratarme mucho y parar en todos los puntos que pude para tomar agua", explica la periodista. Hizo un tiempo de 3:58:37.

La vuelta de 42 kilómetros inició en Staten Island, para luego continuar por Long Island City y Queens antes de atravesar el puente Ed Koch Queensboro, Manhattan y seguir hacia el norte por First Avenue, hasta llegar al Bronx por el puente Willis Avenue. Luego continuó por la isla de Manhattan a través del puente de Madison Avenue, y terminó con un tramo de Central Park.

La carrera cuenta con varios puentes, y por lo mismo, varias subidas. "En el kilómetro 25 me encontré con mi familia, mi esposo y mi hijo (ambos de nombre Juan Pablo). Eso fue una inyección enorme de energía y pude recuperarme un poco del agobio que tenía por las altas temperaturas y la humedad, pero sabía que era una maratón muy difícil, que tiene muchísimas pendientes. Como pasa por cinco puentes, hay que subir y la pendiente del puente Queensboro, por ejemplo, es de 50 metros en un poco más de un kilómetro. Es bien pronunciada, te quita harta pierna para seguir adelante y recién iniciando", explica Edwards.

"Luego tocó pasar por la Quinta Avenida, que también tiene otra pendiente, para luego terminar en el Central Park, que también tiene tres mini cerros, pero fue increíble porque ahí de nuevo me encontré con mi familia. La última parte de la carrera se me pasó muy rápido y llegué a la meta, que era lo más importante. Tengo la medalla colgada y estoy feliz. Ahora me voy a sentar en este momento a tomar un schop, que me merezco demasiado", agrega Edwards.

Pero en esta carrera, que además del calor y la humedad, contó con lluvia en uno de sus tramos, siempre se suman dificultades propias de cada deportista. En el caso de Catalina tuvo que lidiar con una caída que sufrió hace una semana: "El sábado pasado me caí y me saqué la mugre en el último entrenamiento largo que hice antes de competir, que era de 20 kilómetros. Me caí mal porque me distraje un segundo cuando cruzaba una calle y terminé con las rodillas llenas de moretones. Todavía tengo una herida que no cicatriza, por lo que eso me tenía muy preocupada y me distrajo un poco durante la semana. La herida me dolía cuando doblaba la pierna, pero son cosas que pasan y que se tienen que aprender a manejar. En estas carreras las dificultades siempre son muchas, y en este caso me tocó enfrentar la humedad y el tema de la herida, que no me dejó terminar de entrenar esta semana porque estaba cuidando la herida, pero pese a los desafíos varios, todo salió bien".

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