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El día en que ningún estudiante ayudó a los overoles blancos en el INBA

"Alrededor de las 10:00 de la mañana, desde el baño del patio verde del establecimiento, en medio de ruidos de botellas, salen alrededor de 20 encapuchados que se dirigen hacia la salida de calle Santo Domingo".

II páginas tiene la querella que presentó la Municipalidad de Santiago por lo que pasó el 2 de noviembre pasado en el Internado Nacional Barros Arana (INBA) y que, a su juicio, pueden considerarse homicidio frustrado, amenazas e incendio.

El "patio verde", de tierra e incluso con árboles, está rodeado por un pabellón con pasillos pintados de ese color. El nombre está institucionalizado en el INBA. Alguna vez el grupo de teatro montó la obra "La Sala del Patio Verde" y en el sitio en Internet del establecimiento aparecen los nombres de tres inspectores de patio y, a continuación de cada uno, entre paréntesis, la frase "patio verde".

Relata la querella que esos "alrededor de 20 alumnos" controlaron ese día la reja de acceso y comenzaron a enfrentarse a Carabineros. "A las 10:20 A.M. suena el timbre del establecimiento y todos los jóvenes que habitualmente se instalan a mirar desde las escalas y en el antejardín del Liceo, vuelven a clases, por tanto, los encapuchados se quedan solos afuera", explica. Los encapuchados se dan cuenta de esto y, luego de hacer una suerte de junta fuera del establecimiento, deciden entrar. "Se aproximan a la rectoría e ingresan a esta, le lanzan materiales incendiarios y queman los pocos muebles que quedaban ya en ese lugar", cuenta.

La rectora del INBA, María Alejandra Benavides, cuenta en la querella que uno de los encapuchados lanza bencina a las piernas de las personas que estaban en ese lugar, incluidas ella, el inspector general y la inspectora del "patio verde". No sólo eso. "Este joven nos gritó que nos iban a quemar", relata la rectora. Aparte de la rectoría, los encapuchados "prendieron fuego" al comedor y otras instalaciones, con personal del establecimiento dentro. Los funcionarios controlaron las llamas.

Luego sucedió algo que no es habitual. La rutina de los encapuchados, luego de sus ataques, incluye volver al baño del "patio verde", para quitarse los overoles y Io que sea que les cubra sus caras. Necesitan, eso sí, que los alumnos que no participaron en ningún desorden entren con ellos, para salir después camuflados en una gran multitud de uniforme escolar. Ese día los encapuchados tuvieron que gritar "masa", la palabra clave para esta operación, pero nadie obedeció. "Ningún estudiante acudió a entregar ese resguardo y los jóvenes encapuchados estaban solos en el baño", dice la querella. "Ningún estudiante se sumó, es más, varios los increparon por el tema de haber quemado parte del establecimiento", agrega.

En realidad, otros alumnos sí entraron al lugar donde se escondían los encapuchados, pero no para ayudarlos. "Estudiantes de cuarto año medio ingresan al baño y se genera una pelea, un conato muy complejo", dice la rectora en la querella. Los estudiantes que habían participado en la escaramuza incendiaria, ya sin overoles y sin ocultar sus rostros, salieron corriendo del baño, rompieron el candado del portón de la calle San Pablo y no pudieron seguir arrancando. Carabineros los detuvo. La rectora, que también salió a la calle con un inspector, continúa su relato: "Reconocemos que efectivamente 4 de estos detenidos son estudiantes de nuestro establecimiento y otros 2 son externos, siendo uno de estos últimos un ex alumno del INBA hasta junio, el que ahora es estudiante del Liceo Confederación Suiza de la misma comuna".

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