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El impresionante video del grifo descabezado en Las Condes

Cuando alguien decide golpear tres veces un grifo con una piedra de 30 kilos hasta que queda completamente inutilizable, dice el siquiatra Rodrigo Paz, no se trata de agresión impulsiva.

"Más bien es una agresión reiterada que demuestra ensañamiento, una especie de crueldad y de sadismo porque hay un goce de la situación", describe el especialista, quien se refiere a un video grabado en Las Condes, donde se ve cómo un grupo de amigos alienta a un muchacho para que despedace un grifo.

¿De dónde vienen esas ganas incontrolables de romper todo? Según Paz, los adultos más jóvenes, entre 18 y 28 años, por razones sociológicas muy complejas experimentan los espacios públicos como ajenos y les cuesta el sentimiento de pertenencia que tuvieron antiguas generaciones.

"Nosotros (sobre 35) crecimos en un mundo donde existía una idea del bien común y de lo social, que se alimentaba de clubes deportivos, de juntas de vecinos, de sindicatos, de iglesias. Actualmente estamos en un mundo donde todo es de todos y nada es de nadie", destaca.

Según Paz, lo que prevalece en un joven que está construyendo su identidad y no encuentra nada es la fuerza y el poder.

"Todo esto tiene consecuencias. La violencia se ha instalado como un valor profundo en sectores de nuestra juventud. Hay mucha gente enferma de agresión", enfatiza el siquiatra.

Es de primates

"La violencia está en los circuitos cerebrales al igual que el lenguaje y la danza. Es parte del repertorio humano. Los primates son más violentos que otras especies y el ser humano es un primate. Eso no la hace justificable, pero es esperable", explica Rómulo Fuentes, del Instituto de Neurociencia Biomédica de la Universidad de Chile.

Agrega que hay personas que pueden obtener recompensa con la violencia.

"Tal vez la recompensa del joven del video es ser famoso. Si estamos en una sociedad que premia conductas agresivas, vamos a tener más violencia", dice.

Cerebro en remodelación

"Me impactó el nivel de juicio y descalificación, tan lapidario, de los adultos hacia este joven, como si se tratara de un adulto, sin reflexionar qué habrá detrás de esa conducta", comenta Pilar del Río, siquiatra especialista en adolescentes, quien tiene una apreciación diferente sobre el hecho, apuntando a que aparentemente se trataría de un joven que bordea los 18 años.

"Hay que tener claro que el cerebro de un adolescente está en remodelación de los circuitos de la corteza prefrontal. Esto quiere decir que no existe control de impulsos ni capacidad de jerarquizar ni priorizar bien las decisiones. En ese momento, los jóvenes lo que priorizan es la aceptación del grupo, porque están construyendo su identidad. Entonces, muchas veces lo que vemos en un adolescente no define su persona. El cerebro primero reacciona y después piensa", describe.

Si bien todos pasamos por la adolescencia, no todos hacemos estas acciones porque existen los factores gatillantes, complementa Del Río, directora de Fundación José Ignacio (dedicada a la prevención del suicido infantojuvenil).

"En Chile tenemos un problema horrible de alcohol en la adolescencia y el alcohol inhibe prefrontal. Habría que ver si ese joven tiene sustancias o algún trastorno de salud mental. crisis vital, como una separación", agrega.

Otro componente, según la especialista, son abuso de la corteza abuso de O alguna las redes sociales que juegan un rol importante en la construcción de identidad de los adolescentes, pero químicamente tienen un efecto diferente al contacto real.

"Cuando te relacionas con una persona y haces contacto visual, el cerebro secreta la hormona oxitocina parvocelular, que es un tipo de oxitocina que sólo se secreta adentro del cerebro y que te hace sentir conectado con el otro. Pones tu cerebro en calma y se secreta dopamina, que te da placer y te dice que esa otra persona está contigo. En cambio, cuando tratas de buscar esa aprobación en una pantalla y no hay contacto visual, esa hormona no se secreta, por lo tanto, quedas enganchada tratando de buscar más y más likes, hasta que te sientas aceptado. Nada es suficiente", detalla.

El neurocientífico César Ravello, del Centro Basal Ciencia y Vida, concuerda: "Hay una intención de que esto se dé a conocer y eso tiene que ver con la necesidad de sentirse parte de algo. Eso pasa a ser más importante que pensar en las consecuencias".

Acá el primer mensaje debería ser preocuparse de ese joven, insiste Del Río. "En un joven la conducta siempre va a ser multifactorial. Y su interpretación, a diferencia de un adulto, es mucho más compleja", añade.

-¿Debería tener una sanción?
-De todas maneras, eso es parte del aprendizaje que necesita su cerebro.

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