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El block narco

Nadie de la población Valle de la Luna de Quilicura se atreve a decir nada a pesar de que hay una comisaría a un par de cuadras de distancia.

"Prefiero no hablar", se excusa la señora que atiende un negocio.

"No sé nada yo", dice una mujer sin levantar la vista en uno de los puestos de feria instalada entre los pasajes.

"Mejor váyase de acá", recomienda derechamente un señor.

Hay mucha gente circulando, entre vecinos y comerciantes, pero hay varios que simplemente están de pie, sin ninguna actividad visible. Como esperando a que ocurra algo.

"Es una zona que está llena de soldados", explica la teniente Javiera García, del OS9 de Carabineros. "Son los vigilantes del narco".

O como dice la fiscal Claudia España, de la Fiscalía Centro Norte de Análisis Criminal y Foco Investigativo, "es la herramienta de los narcos para instalar el miedo".

Fue por miedo, precisamente, que algunos vecinos de la villa presentaron denuncias anónimas a la fiscalía, "porque ya no podían vivir en paz", explica la fiscal España.

El nivel de impunidad era tal, que en uno de los block los narcos sellaron la entrada con una gran plancha de metal, por lo que solo era posible ingresar por una puerta. "En esa puerta había un soldado y habían instalado una cámara de seguridad", cuenta la teniente García.

"El soldado no dejaba entrar a nadie sin que el visitante no se identificara. Incluyendo a los vecinos que han vivido ahí desde siempre", agrega la uniformada.

"Una vez dentro", prosigue la fiscal España, "había otras tres cámaras de seguridad que abarcaba todo el espacio entre los block. Custodiaban el lugar otros soldados que se turnaban día y noche durante todos los días de la semana para vigilar. Tenían una mesa de ping pong para entretenerse y un lugar para hacer fuego".

Para los que iban a comprar droga, dice la policía, existía un mecanismo bastante singular. En el frontis de uno de los departamentos había una especie de caja de banco, pero donde no se podía ver al cajero, por llamarlo de alguna manera. "Solo estaba el hueco donde el consumidor pasaba el dinero y por donde le pasaban de vuelta la droga", cuenta la fiscal.

Luego de un trabajo de meses, con grabaciones y testimonio de consumidores, el OS-9 allanó el block a las seis de la mañana del miércoles. Ingresó a cuatro departamentos y detuvo a tres personas, dos de ellos por tráfico y un tercero por dos órdenes de detención pendientes nada menos que por homicidio.

Los uniformados encontraron marihuana, pasta base de cocaína y armamento. "Las armas son para los soldados, para vigilar y para evitar quitadas de drogas", cuenta la fiscal.

También se encontraron 2,5 millones de pesos de baja denominación, con muchos billetes de mil pesos y monedas de $500. "Algo muy típico del microtráfico, pero este clan familiar que fue detenido también se dedica al tráfico en grandes cantidades".

Los tres detenidos fueron formalizados por porte ilegal de armas y narcotráfico, con la agravante, contemplada en la Ley de Drogas, de comercializar estupefacientes a no más de 200 metros de distancia de tres establecimientos educaciones.

A mediados de abril algunos soldados de esta banda protagonizaron un video que se viralizó en redes sociales donde aparecían enfrentándose a balazos con una banda rival. A pasos de un jardín infantil.

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