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Vivi Rodrigues dejó a su familia en Brasil y se vino a trabajar a la TV

Pasó el Año Nuevo sola en un hotel en Santiago y tuvo que elegir el regalo de cumpleaños de su hija menor por videollamada. Esos son algunos de los sacrificios de Vivi Rodrigues tras volver a trabajar a Chile.

A fines de 2020, la ex integrante de Porto Seguro se instaló en Sao Francisco do Sul. Si bien inicialmente había ido de vacaciones donde su suegra, pasados tres meses optó por quedarse con su familia allá. Arrendó una casa y matriculó en el colegio a sus dos hijas: Kali, de 8 y Malié, de 5 años.

Vivía de su emprendimiento Comunidad siempre activa, donde ella y su marido, Carlos Mariano, quien es profesor de Educación Física, imparten clases para mantenerse sano y en forma, hasta que la producción de "Aquí se baila", el nuevo estelar de danza de Canal 13 que debuta el lunes, la llamó para reclutarla. Claro que convencerla no fue fácil. "Las negociaciones duraron dos meses. Me costó. Venirme fue una decisión en conjunto", reconoce Vivi Rodrigues.

Una vez que estuvo segura, tuvo que organizar su casa en Brasil en tres semanas, dejar a su marido y sus dos pequeñas hijas allá y venirse justo antes del Año Nuevo. Llegó el 27 de diciembre. Pasó la noche del 31 en la pieza de hotel donde se hospeda, porque en 2020 devolvió el departamento que arrendaba en Santiago, guardó algunas cosas en una bodega y otras las regaló.

-¿Por qué no regresó con su familia?
-No había planes de venirnos de vuelta. En Brasil estamos en pleno verano y no creo que hubiese sido lo mejor para las niñas ahora. Sus primos están de vacaciones allá.

-¿Cómo organizó su casa en Brasil antes de venirse?
-La pandemia me trajo una bendición: mi marido atinó. Teníamos una nanita que nos ayudaba de lunes a viernes. Y como ella no podía seguir viniendo por la cuarantena, Carlos empezó a ayudar mucho más. Se hizo cargo de cosas: lava, cocina. Ahora sabe lo que tiene que hacer. Le dejé indicaciones sobre las rutinas de las niñas. Por ejemplo, tienen horarios para ver tele: entre 10 y 11 de la mañana.

-¿Y cómo se las están arreglando?
-Las niñas se levantan a las 8, él les prepara el desayuno, después se van a almorzar a la casa de mi suegra, van a la playa, juegan con sus primos, se bañan solas pero hay que estar supervisándoles la ducha porque si no se quedan dos horas y se están acostando entre las nueve y las nueve y media de la noche. Contratamos a alguien que vaya a hacer el aseo. Le ha tocado duro a Carlos y lo veo cansado, pero estoy orgullosa de él porque Io ha hecho bien. Los hombres están acostumbrados a ayudar, pero distinto es hacerse cargo de todo el funcionamiento de la casa. Le voy dando ánimo.

-¿Qué ha sido lo más difícil?
-Los echo de menos. La decisión de venirme no fue sólo mía, fue una decisión en conjunto. Él (su marido) sabía que era algo que me iba a hacer bien porque estaba desesperada por bailar y también la parte financiera nos iba a ayudar como familia. Mi hija Malié está de cumpleaños el 8. Dejé todo listo. Me preocupé de que fueran sus compañeros del colegio y me van a llamar para estar presente. Coordiné con mi suegra la torta y la comida, le dije a mi marido dónde tiene que ir a buscar los adornos y por videollamada lo asesoré con el regalo mientras él estaba en la tienda.

-¿Planea seguir radicada en Brasil o volverá en algún momento a Chile?
-No hacemos planes a muy largo plazo. Tengo todo aquí. Vivo acá hace 19 años. No me fui por un descontento, pero el encierro fue too much . Yo soy súper alegre y positiva, pero estaba deprimida. En la isla hay más libertad. Salgo a caminar en las mañanas sin mascarilla y soy la única en la playa con los pajaritos.

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