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Mujer relata cómo rescató a su vecina de las manos de su agresor

Rudy Cariqueo, vecina de la calle Los Almendros de Puente Alto, dice que la noche del martes, acompañada de su hijo y otros habitantes del sector, logró detener un episodio de violencia intrafamiliar. "Lo que vi era algo que nunca había visto en vivo y en directo. Pensé que él la iba a matar, ella no estaba respirando casi. No me podría quedar ajena a eso", afirma.

"Esto pasó un cuarto para las nueve de la noche (del martes)", relata Rudy, sentada en el living de su casa. "Me llamó una vecina y me dijo que saliera, que algo estaba pasando. Salí corriendo y llegué a la reja, al portón de la casa del frente, y vi que un vecino estaba ahorcando a una vecina. Ahí empecé a garabato limpio a decirle que parara. Y como yo grito fuerte, los otros vecinos salieron de sus casas".

Cristian, el hijo de Rudy, de 22 años, escuchó los gritos de su mamá y salió con un bate de softball -que ella tiene a modo de protección- para ver qué pasaba. "La estaban ahorcando y le estaban pegando en los pechos, en todos lados, donde cayera. Cómo sería la fuerza que la puerta (de la entrada de la casa) salió para afuera. Yo estaba pero destrozada, quería saltar la reja, pero no podía".

La llave

En un momento, la vecina agredida logró meterse la mano al bolsillo y tiró una llave hacia el portón. "Llegó mi hijo, la agarró y abrió la reja. Ahí ella logró zafarse. Salió a la calle, la tomaron unos vecinos, la contuvieron y se la llevaron. Yo y mi hijo íbamos a entrar a pegarle al h... Estaba con mi bate. Nuestra intención, así literalmente, era sacarle la mugre".

Antes de entrar a la casa, Rudy miró por un costado de la puerta. Eran casi las nueve de la noche. Había oscurecido un poco antes, la calle Los Almendros estaba mal iluminada, pero ella asegura que no tenía miedo. Y a esa altura, dice, estaba acompañada. "Estaba mi hijo, yo, el Quito, el Chamoto y el Pato", enumera.

El arma

El primero que entró a la casa de los vecinos fue el hijo de Rudy. "Seguí a mi hijo y los otros vecinos me empezaron a seguir, porque yo soy care' palo", afirma. "Yo era la única mujer. Y fui la que empezó a gritar y a mover la cuestión o sino no sale nadie de sus casas. Acá nadie se involucra con nadie".

Luego sigue relatando: "Mi hijo entró primero. íbamos a sacarle la cresta al tipo. Ahí me di cuenta que se había escapado hacia adentro de la casa y se puso a cargar una escopeta. Me dio susto y le grité a mi hijo Sale, sale! ¡Tiene un arma! Me dio miedo por mi hijo. Me vino un hielo. ¡Cristian! ¡Corre, hijo! ¡?¡Corre, corre!, le grité. Y mi hijo se dio el tiempo hasta de dejarlo encerrado. Ahí me desesperé. ¡Apúrate, hijo, tiene una escopeta!, le gritaba".

Una vez cerrada la puerta, Rudy, Cristian, el Quito, el Chamoto y el Pato, corrieron por la calle Los Almendros, cada uno en diferentes direcciones. "Yo arranqué para allá, mi hijo para allá, otro para acá, otro se tiró al suelo. Y sobre la misma, ya habían llamado a los Carabineros por violencia intrafamiliar. Y llegaron al tiro. Yo misma les dije tengan cuidado, tiene un arma. Ahí ellos siguieron con el proceso".

Rudy relata que el hombre parapetado les dijo a los policías que era militar. "Hubo una negociación con Carabineros. Empezó a decir que tenía explosivos, que iba a dinamitar la casa. Entonces los carabineros empezaron a ceder. Sabíamos que tenía una arma, no sabíamos si estaba cargada o no. La policía empezó a evacuar a los vecinos. Yo me traje para acá a los vecinos de al lado, con los niños".

Fueron horas eternas. "Los carabineros le decían: Sale! ¿Cómo te llamái? Y él les decía: i Guevara! ¡Soy el suboficial Guevara! ¡Pero, sale! ¡Entrégate a la buena! Todos los vecinos teníamos impotencia, de tanta espera. Estábamos todos encerrados, con temor que él se matara adentro".

Según informó el coronel Gabriel Stuven, de la Prefectura Santiago Cordillera, el hombre finalmente se entregó sin realizar disparos. Será formalizado por cargos de violencia intrafamiliar y amenaza a personal de Carabineros con arma de fuego.

La casa

Rudy, dirigenta social de la villa Los Almendros, cuenta que fue ella quien le arrendó esa casa a la pareja. "La hermana de la niña tiene un negocio, es bien conocida en el barrio. Yo dije son de buena familia. Pájaro conocido mejor ". Y recuerda: "Ellos salían todos los días a trabajar temprano, como a las ocho, y llegaban a las diez, once de la noche. Son un matrimonio joven, están recién casados. La niña llegó primero. Vivió sola un año antes en la misma casa (en 2020), él llegó un año después, estaba viviendo en el sur".

Rudy asegura que antes de esa noche nunca vio ni escuchó algo raro. "Antes no había visto nada. Y yo soy sapa, yo conozco a mi vecinos", declara. "Pero una no puede llegar a todos lados, saber lo que pasa dentro de un hogar. Tienes que respetar esa parte", dice.

"La hermana me contó que yo le había salvado la vida a mi vecina. Supe que fue a constatar lesiones en el Sótero (Hospital Sótero del Río). Después de que terminó todo el proceso, de que se entregó el tipo, me contó que la habían dado el alta", cuenta. "Después otros carabineros vinieron a tomarme declaraciones, estuvieron hasta las tres de la mañana".

-¿Volvería a hacer algo así?
-Yo no le tengo miedo a nada, señor. Si me encara, lo enfrento.

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