El viernes de la semana pasada Francisco Orellana Ramírez (26 años) compartió en Instagram el video de su nueva canción, "Peine de 30, vol. 2", interpretada junto a otros 14 músicos urbanos chilenos. A las 17 horas de este miércoles 27, el artista posteó en esa misma red social un agradecimiento por las más de 70 mil visitas recibidas en cinco días. "Más feliz no puedo estar, los amo", escribió.
Cuatro horas más tarde, Francisco, más conocido como The Clown y Payasito de oro entre los seguidores del mambo chileno, un subgénero musical del trap, murió en la urgencia del hospital Barros Luco. Había recibido un balazo mientras esperaba su turno para cortarse el pelo en una barbería ubicada en la calle Salvador Allende con General Velásquez, en Lo Espejo.
Pamela Bustamante, fiscal jefe de robos de la Fiscalía Sur, precisó que la noche del miércoles llegaron "dos vehículos, desde donde bajaron dos sujetos a rostro descubierto, quienes intimidaron a las personas que se encontraban al interior de la peluquería, sustrayéndoles diversas especies, incluida una cadena de oro que llevaba una de las víctimas". De acuerdo con su relato, pese a que el cantante "se arrojó al suelo, recibió un disparo en la cabeza y si bien fue trasladado rápidamente al Barros Luco para recibir atención médica, falleció debido a la gravedad de las lesiones".
El subcomisario Vicente Torres González, de la Brigada de Homicidios Metropolitana de la PDI, a cargo de la investigación del asesinato de Orellana, detalló que el disparó lo recibió" en la región parietal izquierda".
"Súper querido"
Jennifer González, pareja del músico y madre de su hijo Francisco -de ocho meses- sacó la voz este jueves para pedir claridad. "A mí no me cuadra que esto sea un robo, a él lo quisieron matar", dijo. "Nadie me lo va a devolver, pero quiero que se haga justicia. Quiero que los culpables paguen".-¿Por qué cree que no fue un robo, Jennifer?
-La joya que supuestamente le sacaron apareció en el suelo de la misma barbería, pero alguien se llevó su celular y lo mantiene activo. Me mandó un mensaje diciendo que quería devolverlo y después no escribió más. Estuve toda la tarde prestando declaraciones en la PDI porque obviamente hay que hacer un peritaje, una investigación, ya que estamos hablando de un homicidio. Hay gente que me ha dicho "a lo mejor él estaba involucrado en drogas" y no es así. Él era un hombre bueno.
Jennifer dice que "no tengo antecedentes de que alguien le quisiera hacer daño. Mi pareja es súper querido, una persona súper alegre, bueno para echar la talla y muy generoso. Tenía corazón de abuelita".
-¿Siempre iba a esa barbería?
-Hace años que iba cortarse el pelo ahí. La tenía guardada entre sus contactos y cuando quería cortarse el pelo, agendaba la hora por WhatsApp.
Por el momento, ella y su hijo están en la casa de su mamá. "Esto es demasiado complicado de asimilar. Siento que él va a volver en cualquier minuto. Yo siempre le apoyé en todo. Lo ayudaba a grabar sus videos. En todos ellos salió nuestro Baby Clown. Le hicimos hasta una cuenta de Instagram, porque él estaba tan orgulloso y feliz de nuestro hijo. Teníamos tantos planes. Nos queríamos ir a vivir a Estados Unidos, ya que la situación acá está mal. Me decía que le preocupaba tanta delincuencia, que mejor nos alejáramos de tanta maldad y mire lo que le fue a pasar", señala.
Aprovechar la pandemia
Francisco Orellana estrenó" Peine de 30", su primera canción, en octubre del año pasado. Alcanzó a grabar cuatro temas más: "Pensándole", "Bayron limón 4", "Se nota" y la ya mencionada "Peine de 30, vol. 2"."Él pertenece a la camada de nuevos artistas urbanos chilenos, como Marcianeke y Bayron Fire", reseña el productor Alejandro Cárdenas. "Son admiradores de los reggaettoneros colombianos y puertorriqueños. Al igual que ellos, vienen de barrios humildes y gracias a la música pudieron cambiar su vida, viajar y sacar su familia adelante. Se mueven a través de las redes sociales y se manejan con ayuda de sus vecinos y amigos. La música es su forma de surgir", suma.
Cárdenas calcula que "debe haber unos dos mil nuevos cantantes en Chile. Cada uno tiene sus canciones y videoclips. Es una industria que va en crecimiento. La mayoría surgió en la pandemia", asegura.
-¿Cómo así?
-Hubo un aumento explosivo durante la pandemia. Durante los encierros muchos de ellos se pusieron a hacer canciones y videoclips, los subieron a sus redes sociales y reventaron. La gente los sigue y cuando se empezaron a relajar las medidas empezaron a recorrer Chile haciendo presentaciones. Los más exitosos cobran entre tres y cuatro millones por un show discotequero.