La irrupción de un delgado y largo edificio al lado de la Iglesia de los Sacramentinos en el concurrido barrio de Santa Isabel, en Santiago Centro, no dejó a nadie indiferente por su inusual forma. Luis Carreño, arquitecto a cargo del edificio "Plaza los Sacramentinos" que ya fue vendido en su totalidad, dice que fue un desafío personal y de equipo.
"Cuando llegamos a este lugar nos presentaron un terreno que tenía forma triangular, pero con una ubicación preciosa frente a la iglesia. Entendimos que construir un edificio de esta forma con un delgado ancho en el costado poniente era un desafío, pero también una oportunidad increíble", cuenta el arquitecto que pertenece al grupo inmobiliario aThink.
Carreño dice que su idea era innovar con este inusual diseño. "Este es un edificio con una planta triangular, pero por su esbeltez, que es muy particular, tiene una estructura especialmente diseñada con 30% más de muro que un edificio normal y con 30% más de fierro. En el desarrollo del edificio trabajamos mano a mano con nuestro ingeniero calculista", asegura Carreño.
Mauricio López, académico de Ingeniería y Gestión de la Construcción UC, explica que la esbeltez de los edificios es más o menos la altura dividida por el ancho y eso determina el uso de elementos estructurales. "Este edificio en particular tiene dos tipos de esbeltez, una cuando lo miras de frente donde es un edificio muy largo y no tan alto, entonces muy poco esbelto. Y cuando la miras del lado en que es un edificio más bien muy angosto y alto, donde es más esbelto", detalla.
Diseño desafiante
Carreño dice que uno de los propósitos de este edificio era que pareciera más delgado de lo que realmente es para generar un contraste con la Iglesia de los Sacramentinos."La iglesia es de principios de 1900, cuyo conocimiento estructural era acotado y su diseño es robusto e imponente. Hoy en día los edificios se calculan con sistemas de diseño de modelos estructurales digitales, lo que permite hacer este tipo de estructuras antes impensadas, nos interesaba contraponer estas dos formas de construir", asegura Carreño.
"'Este edificio por su esbeltez era un desafío, pero hoy día está el conocimiento y las herramientas tecnológicas", explica el arquitecto.
Carreño dice que probablemente este edificio junto a otro edificio grande al lado no hubiese llamado la atención. "Obviamente contrasta y llama la atención en relación a este volumen gigante y macizo de la iglesia. Esa es un poco la jugada nuestra", reconoce.
El llamativo edificio de diez pisos se comenzó a construir en 2019 y durante el año pasado vendieron los 90 departamentos que tiene en total. Carreño detal a que la parte más delgada de la estructura mide aproximadamente 3,5 metros y la más ancha 15.
"80% de los departamentos tienen orientación norte con vista total hacia la iglesia. No hicimos ventanas hacia el sur porque este terreno está pegado al vecino, por lo tanto no se pueden poner ventanas mirando hacia allá", explica.
Los departamentos tienen entre 25 y 60 m2 y fue ideado para rentistas. "No son micro departamentos, están pensados para estudiantes o gente que viene recién entrando al mundo laboral y tiene entre $200.000 y 9300.000 para pagar de arriendo y se quedan por uno o dos años hasta que mejoren sus condiciones laborales, crecen como familia, entre otras cosas", plantea.
¿Inestable?
Galo Valdebenito, doctor en Ingeniería Sísmica y académico de la Universidad Austral, se acordó del famoso edificio Flatiron de Nueva York cuando vio el diseño de Carreño. "El concepto de belleza es relativo y muchas de las estructuras más innovadoras generan mucha crítica porque justamente generan un impacto visual que la gente no está acostumbrada, aunque eso no quita que haya estructuras con un impacto visual negativo", asegura.El ingeniero concuerda con que se trata de un edificio esbelto y dice que eso hace que sea un edificio probablemente flexible y en un sismo se mueva un poco más en el lado más angosto. "Un edificio flexible permite que en un sismo los movimientos del suelo y de la estructura no se acoplen, así el edificio no baila al mismo compás que el suelo y eso desde el punto de vista estructural es bueno", detalla Valdebenito.
Carreño dice que su edificio es seguro y cumple con toda norma. "Eso es lo bonito de la discusión, darse cuenta de que ahora podemos hacer ese tipo de estructura porque tenemos las herramientas y el conocimiento sin preocuparnos de que se vaya a caer. Han pasado varios temblores fuertes y el edificio no ha tenido ningún tipo de consecuencia", concluye.