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Por qué es tan importante prender la cámara en una reunión de Zoom

Está listo y preparado para hacer una importante exposición de tu trabajo, pero todos sus oyentes le están dando la espalda. Ese caso hipotético se ha convertido en realidad en esta época pandémica, donde en las reuniones por plataformas de video conferencia, como Zoom, muchos participantes suelen mantener apagadas sus cámaras.

Briar Goldberg, directora de capacitación de oradores de las charlas TED, en las que distintos expertos exponen sobre un tema específico captando muy bien la atención de sus oyentes, comentó en una publicación que "como comunicador virtual, a menudo es imposible saber si tu audiencia está prestando atención cuando no puedes verlos. Entonces, en Zoom, está 100% bien que le pidas a tus oyentes que encienda sus cámaras".

Claramente, hay algunos casos excepcionales donde se puede dejar la cámara apagada. "Si tengo mala conexión a internet, tener la cámara prendida puede hacerme perder la conexión y eso también perjudica la comunicación. Lo mismo si es que estoy en un espacio por donde pasan muchos familiares por detrás, Io que terminaría distrayendo al orador. El punto es que siempre hay que dar una explicación para que se entienda por qué se tiene apagada la cámara y, por lo menos, intentar prenderla", explica Paul Venturino, director ejecutivo de Strategika, empresa de relaciones públicas y comunicaciones.

La importancia de los gestos
Lo que plantea la capacitadora tiene sustento profesional. Rafael Sousa, socio de ICC Crisis - Comunicación y Asuntos Públicos y experto en comunicación estratégica, comenta que "hay que recordar cómo eran las reuniones presenciales. Ahí lo más importante, cuando uno exponía un tema o daba su opinión, era fijarse en las reacciones de los demás. Los gestos que hacían y las miradas que ponían. Sino, es como hablarle a una pared".

Mechita Moreno, comunicadora audiovisual y directora de la agencia de comunicaciones PEAA, ratifica el punto y se centra en los ojos: "Poder ver las caras de las personas con las que estamos hablando nos ayuda, incluso, a cerrar negocios. Si yo estoy vendiendo una idea a un cliente, por ejemplo, voy a saber por su mirada si es que hay detalles que le gustan más u otros que le gustan menos, y con eso voy a saber como abordarlo. Llevando ese caso a Zoom, si la cámara de uno de los interlocutores está apagada no voy a saber nunca su reacción".

Tres tips

La publicación de Briar Goldberg plantea que "siempre es responsabilidad del orador mantener a la audiencia comprometida", por lo que no hay que dudar en sugerir que esta encienda sus cámaras. Esto no es necesariamente fácil para los expositores, pero hay algunos tips que pueden ayudar a manejar la situación.

1. Petición. Goldberg plantea que la forma más elegante de pedir que se enciendan las cámaras es anunciarlo antes de entrar a la reunión. "Pedirlo antes de entrar es lo mejor, porque así todos alcanzan a preparar el espacio físico donde se van a instalar y saben cual es la condición de la reunión", comenta Moreno, agregando que "además, así el orador no pierde tiempo de su presentación".

2. Preguntas teledirigidas. Paul Venturino, propone que "hay que hacer preguntas teledirigidas. Si estoy en una reunión, la forma más efectiva de que te estén prestando atención es referirse a la audiencia con nombre y apellido. De esa forma uno se percata de que estén siempre pendientes y, eventualmente, pueden darse cuenta de que es necesario que tengan prendidas sus cámaras.

3. Especificar tiempos. Mechita Moreno propone que "uno puede aclarar desde el principio en qué momentos se debe tener encendida la cámara y en qué momentos se puede apagar. Por ejemplo, si voy a compartir pantalla para mostrar una presentación, le puedo pedir a mi audiencia que apague sus cámaras para que funcione mejor la conexión. O si voy a empezar con una ronda de preguntas, pido que la enciendan. Pero dejando todo claro desde el principio"

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