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Mila Correa enfrenta un cáncer de mama

Hay que remontarse hasta 2014 para hablar de Mila Correa (35 años). La brasileña fue participante del reality de Mega "Amor a prueba" donde hizo "pareja" con Junior Playboy. Desde ahí se volcó a modelar, bailar y hacer campañas de ayuda para la pandemia. "Andaba corriendo de un lado para otro", cuenta ella. En octubre del año pasado su ritmo de vida tuvo que cambiar: le detectaron cáncer de mama.

Ella narra cómo fue ese momento: "Llegó a mi vida de forma abrupta. Primero tuve unos cambios hormonales, con reglas que me duraban un mes, y después sentí algo duro en mis pechos. Los doctores creían que el problema estaba de mi cintura para abajo hasta que dieron con el problema: nódulos malignos en la mama y ganglio izquierdo. No está ramificado, sólo ahí, pero es muy agresivo. De todas maneras no trato de darle tanta importancia a la enfermedad, sino a lo positivo que se saca de esto".

Con esa actitud se avocó a preparar su mente y cuerpo antes de empezar el tratamiento en el instituto oncológico FALP (Fundación Arturo López Pérez): "Me fortalecí físicamente con acupuntura, entrenamiento y empecé a comer alimentos que fortalezcan mi sistema inmune para que las quimioterapias no me peguen como una bomba".

En enero le hicieron la primera quimioterapia y, la brasileña, asegura que "'no me pegó tanto; sí se me empezó a caer el pelo de inmediato. Así que decidí raparme de una, como una forma de darme ánimo, de no darle tregua a esta enfermedad para que se apodere de mí, incluso que no se apodere de mi imagen. He grabado y sacado fotos de todo el proceso".

-Lo ha tomado con mucha filosofía, Mila.
-No ha sido fácil, no estoy grata con esto, pero estoy armándome esta nueva imagen. Trato de no cuestionar, lo tomo de la forma más positiva, pese a que el pronóstico no es bueno. Siento que la fuerza para soportar esto viene de mi interior: estar sin pelo, sin cejas, es superficial.

-¿Ha llorado?
-En todo este tiempo he llorado dos veces por el cáncer: cuando me hicieron la biopsia y cuando me entregaron los resultados. Me prometí no soltar ni una lágrima más por esta enfermedad. Puedo llorar hasta porque me corté un dedo, pero no por el cáncer; es darle mucho poder. Y yo saldré victoriosa de esto.

-¿Quién la contiene en el proceso?
-Acá en Chile, donde decidí quedarme para el tratamiento, está mi prima Jenny y mi hermano Rubión que están al cien por ciento conmigo. Mi pilar fundamental ha sido el amor de mi familia y círculo cercano, y todo el cariño y buenas vibras que recibo en mis redes sociales.

El sicólogo Tomás Sánchez, de la Universidad Católica, aporta que la actitud de Mila "es ideal para afrontar este tipo de enfermedades, porque por un lado racionaliza lo que le está pasando, se somete a los tratamientos para combatirlo y por otro lado mantiene su autonomía frente a la enfermedad al no dejar que alcance todos sus pensamientos, las decisiones que toma en su vida diaria o la misma forma de ver la vida. La hace mucho más resolutiva en el día a día".

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