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Sergi Arola relata su matrimonio en modo Covid en Quilimarí

"Convertimos el día de los inocentes en el día de los enamorados", cuenta Sergi Arola (52) sobre su lunes 28 de diciembre. El cocinero español de "Oye al chef" (Chilevisión) este martes por la mañana sorprendió anunciando por redes sociales que se casó con Francisca Laree (34), la enfermera chilena con la cual inició una relación en septiembre de 2019. La celebración fue en modo Covid, sin invitados más que los dos amigos del cocinero que oficiaron como testigos en el Registro Civil de Quilimarí el lunes al mediodía.

"Fue el último lunes del año y me casé. Lo teníamos pensado desde inicios de año, pero en nuestros planes era que Fran fuera a España en junio o julio, cuando tuviese vacaciones, a conocer a mis hijas (Carla y Ginevra, de su anterior matrimonio con la española Sara Fort), mis amigos y mi restaurante en Portugal ("Lab by Sergi Arola" en la ciudad de Sintra), y a la vuelta en agosto lo haríamos. Casarnos era algo que teníamos bastante claro hace bastante tiempo. Pero se torció todo por la pandemia", reconoce Arola.

Por la crisis sanitaria, el trabajo de Laree como enfermera UCI de una clínica se volvió esencial y Sergi voló a España. Pasaron seis meses separados, él regresó el 11 de septiembre a Chile, realizó una cuarentena de 14 días en el departamento de Francisca y ella se fue donde la mamá. Cuando por fin se reunieron el tema de la boda resurgió.

-¿Le pidió la mano?
-Sí. Yo tenía una guitarra (eléctrica marca) Gretsch con la que he tocado por muchos años, que es un poco parte de mí. Y casualidades de la vida, era uno de sus modelos favoritos. Me la traje y se la regalé como muestra de pedida de mano. Todo en la casa. Fue un momento muy emocionante, bonito. Lloramos los dos. Habíamos estado todo el confinamiento sin vernos y fue duro. Ahí comenzamos a mover lo del matrimonio y salió la hora del registro civil.

-¿Por qué se casó en Quilimarí?
-Es un lugar que me gusta mucho, toda esa parte de Los Vilos. Fran pidió un día libre que logró encajar con la fecha y coincidió que pudimos hacerlo allí. Los testigos son dos amigos míos que nos quisieron acompañar. Quiero recalcar que estamos en una pandemia, en una situación excepcional, entonces debemos evitar todos los contactos que podamos. Por eso nos casamos así, no le avisamos a nadie. Lo sabía mi círculo, mis hijas y el entorno más cercano de Fran.

-¿Y la celebración?
-Almorzamos con mis amigos en Los Vilos y luego nos volvimos a Santiago. No teníamos ganas de hacer ningún evento más allá de lo estrictamente íntimo.

El lunes por la noche cenaron en el restaurante Olam en Las Condes. "No avisé mucho en el restaurante, jajajá. Comimos ostras con caviar, chochas con gazpacho de palta y gunkan de palometa y miso con arroz picante, que a Fran le gusta mucho". Entre los otros platos se cuenta un ajoblanco con langostino y pepino en vinagre de menta.

-¿Ningún otro festejo?
-Estábamos a las 10 de la noche en nuestra casa cumpliendo con el toque de queda. No es no que no le quisiéramos dar vuelo al matrimonio, pero ahora mismo con todo lo que se ha vivido este año no es momento de celebraciones. Muchísima gente vive en estos momentos situaciones dramáticas, ha sido un año tan malo para todos, se ha llevado tantas cosas, pero no al menos esa ilusión de casarnos que teníamos. Ya vendrán las celebraciones cuando se pueda, ya mis hijas podrán venir, pero ahora se trataba de algo entre ella y yo.

-¿Cambió algo ahora que están casados?
-Pues hoy (martes) como cada mañana me he levantado, le he preparado el desayuno mientras ella se prepara para ir a la clínica. Desayunamos juntos, ella se fue a la clínica y yo también a mis trabajos desde casa. Ni siquiera tenemos planes de luna de miel, no pedimos días libres, nada. Somos muy felices, pero desde que nos conocemos. Y tenemos muchas ganas de pelear por nuestro futuro y lo que venga.

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