Para esta Navidad, George Clooney (59) celebrará junto a su familia -compuesta por su esposa Amal Clooney (42), famosa abogada especialista en derechos humanos, y sus hijos mellizos, Ella y Alexander (3)- en su casa del barrio Encino en Los Angeles. Para el día de Acción de Gracias, él preparó un pavo y para las siguientes festividades planea cocinar "otro pavo delicioso". "Para nosotros es más fácil estar en Los Angeles porque no llueve y no cae nieve como en Europa. Los niños pueden salir a jugar al jardín y es más fácil caminar por la calle, aunque ahora con esta nueva cuarentena ni eso podemos hacer", dice el actor, que también tiene casas en el Lago Como, Italia, y en Londres. A través de Zoom, el director y protagonista de "Cielo de medianoche" ("The midnight sky", 2020), habla de su vida durante la pandemia.
-¿Nos puede contar cómo ha sido su vida doméstica en estos últimos meses?
-Usted sabe que durante muchos años estuve soltero y que gran parte de ese tiempo no tenía dinero. Ahora, a raíz del coronavirus, volví a hacer muchas de las mismas cosas que realizaba durante mi juventud como lavar mi ropa, lavar los platos, barrer el piso y pintar la casa. Pinté todo el interior y exterior de nuestro hogar en Los Angeles. También barnicé la madera de afuera, incluyendo la de los muebles de la terraza. Me encantó volver al mundo de la reparación, de las faenas que solía hacer antes. Siempre pensé que sería capaz de sobrevivir a cualquier problema. Si me dejaran solo en una isla, podría construir una casa, jajajá.
-Considerando la pandemia, ¿qué es lo más importante en su vida?
-Nuestra capacidad para comunicarnos los unos con los otros y de estar en casa junto a las personas que amamos. Este año muestra que debemos tratar de hacer que cada día sea lo mejor posible. Yo extraño a mis padres, me gustaría verlos, pero esta es la realidad en la cual nos encontramos. Aunque finalmente gracias a las vacunas ya se vislumbra la luz al final del túnel.
-¿Podría describir un momento feliz con su familia?
-No hay nada mejor que sentarnos todos juntos por las mañanas a tomar desayuno, mis hijos cantando en italiano, mientras les preparamos sus meriendas. Esos son momentos muy hermosos. Sólo estamos viviendo los cuatro en nuestra casa, sin nanas ni otra ayuda. Y hasta ahora nos hemos arreglado bastante bien.
-Contó que su hijo Alexander sufre de asma...
-No es tan serio, pero tiene asma y yo también sufro de esta enfermedad. Al parecer, Alexander heredó muchos de mis genes, incluso tiene mis cejas y desafortunadamente también tiene asma.
-Se nota que con Amal están hechos el uno para el otro...
-Tendría que preguntarle a ella si eligió bien. Por mi parte, le aseguro que ella es la mujer de mi vida (se casaron el 2014 en Venecia). Es increíble, todas las noches cenamos juntos y nunca nos falta tema de conversación. No podríamos estar más felices con nuestras vidas, sentimos que tuvimos mucha suerte.
-Dice que de joven tenía escasos recursos y ahora es dueño de una gran fortuna. ¿Cómo piensa criar a sus hijos para que sepan el valor del dinero?
-Espero enseñarles acerca del valor del trabajo, de la importancia de forjarse un camino por sí mismos y de ayudar al prójimo. Desde que yo era muy pequeño, aunque nosotros no teníamos una buena situación económica, durante Navidad íbamos a casas de personas que no conocíamos a llevarles regalos. Para poder comprar estos regalos trabajaba cortando pasto, barriendo hojas, repartiendo diarios, lo que viniera. Y ahora con Amal les enseñaremos estos mismos valores a nuestros hijos. Ser responsables los unos con los otros y no sólo dar dentro de nuestras propias familias.
-¿Le teme al paso del tiempo?
-Este año cumpliré los 60, un número sorprendente, pero si se está viviendo una buena vida, la edad se mira desde otra perspectiva. Hay gente que sale de vacaciones durante dos semanas y en el momento que llegan a su destino, por ejemplo al Lago Como en Italia, comienzan a descontar me quedan 13 días, 12 días . Pero en cambio otras personas viven el momento a concho y gozan su estadía. Yo trato de vivir del mismo modo. Pienso que la vida vale la pena y es algo inútil contar los días que nos quedan o preocuparse, porque la verdad es que no podemos hacer nada al respecto. Lo mejor es disfrutar lo más posible el presente y tratar de mantenernos sanos.