"Mi vieja lo único que quiere es que no termine el toque de queda. Es la más feliz de que estemos todos a las doce de la noche en la casa", bromea Dante Poli (44) al contar cómo aborta las restricciones derivadas de la pandemia. Además de trabajar desde la casa para ESPN Radio y radio Futuro, el ex futbolista dice que lo pasa bien junto a Rebeca García, su madre, y su hermano Eugenio Dante. Este último le metió el bichito de leer la Divina comedia y otros libros.
"El encierro más duro lo pasé como todos. Con altos y bajos, pero no me puedo quejar. En líneas generales, en el tema laboral, fue bastante estable, no sufrimos mayores dificultades ni problemas que evidentemente repercuten en tu vida, sobre todo si te tocan el lado de la plata. Aunque suene frío, porque hablamos de números y montos que al final terminan siendo importantes, el asunto se mantuvo bien. Entendiendo que estaban todos en la misma sintonía, me empecé a dedicar a cosas que había deja de lado", sostiene Poli.
-¿Qué cosas había dejado de lado?
-Leer de vuelta. Cuando ya cumplíamos ciertas labores de pegas que habían bajado su ritmo en ESPN y la radio, aprovechaba ese tiempo. Así que en esos ratos ociosos, que no eran pocos, empecé a leer. Me gusta mucho la historia, normalmente libros sobre Napoleón, un personaje que me fascina. Motivado por mi hermano chico, que me desafió a hacerlo, me puse estudiar y leer la Divina comedia , de Dante, que fue una experiencia muy especial, enriquecedora, y que me llevó harto tiempo.
-¿Le afectó el encierro?
-No. Cuando me pongo en modo algo y cuando acepto las condiciones, me adapto fácilmente a eso. Pero, cuando liberaron las cuarentenas, me comencé a juntar con amigos, cenas, respetando las condiciones. No suelo sufrir porque siempre me adapto a las condiciones que tengo. Suelo ser flexible.
-¿Algo de deporte?
-Caminaba mucho, me reencanté con la caminata, lo reconozco, y los ejercicios en casa. Me metí en una especie de dieta, pero más saludable en relación a la alimentación. Sin carbohidrato, la típica que está de moda. Y lo hice principalmente por las inflamaciones en las rodillas y en mis articulaciones. Y por eso me comencé a informar sobre el gluten, el carbohidrato y qué afectaba mi cuerpo. Empecé a dejarlo y eso me llevó inmediatamente a tener una dieta más estricta. Eso me ayudó a no subir de peso como algunos compañeros de pega (ríe).
-¿Vanidoso a los 44 años?
-En su justa medida, sí tengo un grado de vanidad como todos. Porque reconozco que tiene que ver con un tema estético, pero, principalmente el objetivo es que mis rodillas estén bien y que pueda seguir haciendo deportes que me encantan, como pádel, tenis y boxeo de vez en cuando. Hace dos años empecé y ahora retomé, pero no hice nada online , eso lo erradiqué en la cuarentena. Lo más aeróbico fueron las caminatas. Lo que sí hice fue mucho trabajo de abdominales, barras y flexiones, que se pueden hacer con más relajo. No me obsesioné con el tema.
-Todo un karma sus rodillas.
-Sí, por todo lo que implicó en mi carrera y porque me habían advertido los doctores que esto lo iba a llevar para toda la vida. Tengo serios problemas articulares, no solo en las rodillas, sino que en los tobillos, en la columna. Y por eso mis cuidados tienen que ser muy especiales. Tengo que armarme una vida que tiene que ver con cuidarla.
-Lamentó no tener buenas rodillas.
-Sabes lo que me pasó: volví a pensar en ese pasado futbolístico por todas las imágenes que comenzaron a mostrar. Empezaron a aparecer partidos de la Católica, el United entremedio, y la Sub 17. No es que lo bloqueara por sufrimiento, pero nunca vi un partido, nada. No soy de consumir mucho fútbol de esa época de jugador. Ni siquiera de la Unión en 2004. La verdad que fue bueno rememorar esos tiempos y, claro, ahí uno dice que lata el tema de las lesiones porque la carrera hubiera sido muy distinta.
-¿Sus papás que decían con este sufrimiento?
-No soy muy demostrativo de las cosas que me pasan. No es una medida de protección para mí, sino para ellos. Siempre he sido sincero con mis sentimientos y, si tenía que llorar, lo hacía. Pero me lo comía muy solo y no involucraba a mis papás, amigos, hermano, mi señora. Sufrí harto, lo pasaba mal. Hubo momentos, como cuando pude irme al PSV, donde no pasé los exámenes, que fueron muy duros.
-Imagino que también se divertía. ¿Es bueno para salir?
-Siempre me gustó. Disfrutaba tomando algo con los amigos. Siempre estuve medio de novio, casado, y armaba grupos para salir, viajar. Siempre lo he pasado bien. No lo niego, no lo escondo ni nada por el estilo. Algunos lo niegan porque sentirán culpas acumuladas.
-¿Cómo es la relación con sus papás?
-Ellos están separados. Mi papá vive en Arica. Aunque no nos veamos por la distancia, tenemos una gran relación. Él fue importante en mi desarrollo, me llevó al fútbol. Con mi mamá somos más cercanos. Ella es todo un personaje. Es extraordinaria. Quedo corto con lo que te puedo contar de mi vieja. Es fuera de serie, ve partidos de fútbol, tiene una pasión que yo hubiera querido tener cuando era jugador.
-¿Y en el amor cómo le ha ido?
-Yo me casé dos veces. La segunda vez hicimos un pacto de caballeros y no me llevaron regalos. Me casé dos veces y me separé. En esa época no eran tan chico, pero sí joven. Fue una novia con la que duré mucho tiempo. Siempre he sido de relaciones largas. El segundo matrimonio no funcionó, pero hay una buena relación.
-¿O sea que está soltero?
-No, porque igual estoy en una relación larga, aunque, puntualmente, estoy solo.
-Me explica eso.
-Hay unos temas pendientes que espero resolver. No me gusta hablar mucho de mis cosas, pero más por respeto a las personas que me rodean. Mis cercanos saben cómo me manejo y con quién tengo esta relación.
-¿Le gustaría tener hijos?
-No es algo que sea un gran objetivo en mi vida. Llené un poco ese vacío con dos nenes que han cumplido ese rol de hijo y eso, por un lado, me ilusionó con tener uno. Pero compartir con esos nenes me quitó algo la euforia o ilusión de tener hijos propios. ¿Si me veo cambiando pañales? Podría hacerlo. Es una experiencia que podría vivir perfectamente bajo ciertas condiciones. A qué voy: si se da el tener hijos, feliz. Si se da, bien; si no, bien también.