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Julio Chiappetta

El abrazo fue apretado cuando Julio Chiappetta se encontró con Diego Maradona en diciembre pasado para una entrevista en La Candela. Hoy, el periodista recuerda con dolor ese día en que lo abrazó por última vez.

"Se murió mi ídolo. No es fácil digerir esta cuestión, más con una relación tan prolongada que tuve con él, lo considero casi como un familiar que se muere", explica el reportero que cultivó una amistad, cubriendo su carrera por 40 años.

Chiappetta (64) es el jefe de la sección de Deportes del Diario "Clarín", de Argentina, y quien pasará a la historia por haber realizado la última entrevista a Maradona, el 30 de octubre, para su cumpleaños 60.

-¿Cómo se conocieron?
-En 1 979, en la Fundación Natalio Salvatori, en José Carlos Paz (al noreste de Buenos Aires) cuando Diego entrenaba para el Mundial Juvenil que Argentina ganó en Japón.

-¿Cómo fue esa conexión?
-Quedé encantado de verlo en los entrenamientos, hacer las cosas que después hacía en los partidos del Barcelona, la selección argentina, Argentinos, Boca, Napoli. Era un Maradona que tenía 20 años, venía de hacer la colimba, como le decimos acá al servicio militar.

-¿Pensó en que le haría la última entrevista?
-Lamentablemente, fue la última entrevista y también soy coautor de la primicia mundial que dio "Clarín", junto con mi compañero Mariano Verrina, de la muerte de Maradona. El miércoles a las 13.06 publicamos que había fallecido.

-¿Qué le produce recordar eso?
-La tengo grabada en la memoria y me dejó muy preocupado. La semana pasada sabía que Diego estaba pasando por un bajón tremendo, pero nunca pensé que esto lo llevaría a la muerte. La hice una semana antes de su cumpleaños, venía negociando con el propio Maradona y me dio su palabra de hacerla. Como no estaba bien de ánimo me dijo mándame las preguntas por mail o WhatsApp que yo te las respondo del mismo modo. Y así fue.

-¿Por qué dice que murió de pena?
-Para mí Diego murió de tristeza, por tres motivos fundamentales: el primero y el más importante, por no haber podido reunir, como era su deseo, a todos sus hijos que tenía en Argentina, menos a Diego Junior que estaba internado con coronavirus en Napoli, en el día de su cumpleaños número 60, eso lo afectó muchísimo.

-¿Luego?
-Lo afectó la pandemia, la falta de su mamá, su cable a tierra. Y la tercera es que no podía entrenar al plantel de Gimnasia y estaba enjaulado en una cárcel de oro. Además, estaba sufriendo los efectos de lesiones en su carrera, pues le hicieron mal una operación en la rodilla izquierda, le pusieron una placa de titanio, caminaba rengo como si fuera un viejo de 100 años. Tenía que infiltrarse el hombro izquierdo por los dolores y además tomaba una batería de calmantes, analgésicos y ansiolíticos.

-¿Cómo quedó luego de la operación para extraerle el hematoma en el cerebro?
-Por suerte, luego de la operación al cerebro dejó de tomar alcohol, que era su adicción después de la cocaína. Se dio cuenta que pudo morir, la pasó muy mal. El doctor Luque va a quedar apuntado, porque le dio el alta demasiado pronto a un paciente de riesgo.

-¿Había superado su problema para hablar?
-Sí, el problema lo había superado, lo que no superó fue la angustia.

-¿Llegó alguna vez al verdadero Maradona?
-Es una pregunta difícil de responder. ¿Alguien llegó alguna vez? Para mí fue el mejor futbolista que vi y fuera de la cancha era un ser mortal, con las miserias y cruces que tenemos todos. Lo que pasa es que su vida fue un constante reality show, todo se sabía al instante.

-¿Pudo aconsejarlo, ya más en confianza?

-A Maradona no lo podías aconsejar porque tenía experiencia de sobrada magnitud, pero sí hablábamos algunos temas, como la sensación de llevar esa mochila pesada de ser Maradona. Recuerdo que una vez me dijo "el olor a pasto es el olor más lindo que he sentido en mi vida".

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