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Cáscaras de camarones y nueces dan vida a productos novedosos

En el maletero de un Nissan Tiida caben 467 litros de lo que sea, pero Carlos Montoya, dueño de un sedán de la marca, decidió repletarlo con un montón de ilustraciones creadas por su esposa Carolina Cortés para el emprendimiento que juntos formaron: "Revoloteadamente".

Al igual que el matrimonio que se dedica a vender obras pintadas con acrílico en papel de acuarela, otros 19 vendedores llegaron este sábado a la plaza Ñuñoa a participar en la "Feria de Emprendedores Contigo", organizada por BancoEstado y la comuna.

Como si fuese una antigua feria de mercaderes que exhibían sus productos en carretas, los emprendedores se organizaron para utilizar los maleteros de sus autos como vitrinas.

"Lo encuentro novedoso e interesante porque tiene que ver con lo ecológico de no tener que hacer tanta producción para un evento. Es llegar, instalarse e irse. No genera tantos residuos o basura", dice Isidora Aldunate, dueña de "BabyCampoo", emprendimiento de ropa necesaria para guaguas de 0 a 24 meses, elaborada con algodón pima extra suave.

La ropa necesaria, agrega, no se confecciona por moda, sino que por necesidad como los enteritos, gorros y mantas que vende. Todos con una tela que plasma el rostro de animales en peligro de conservación.

Sebastián Sichel, presidente de BancoEstado, asistió a la feria. "Quisimos innovar con este formato, primero, para atraer al público. Cada emprendedor se puede movilizar con su auto y sus productos, disminuyendo contactos innecesarios por la pandemia. Además, quisimos evocar a los primeros comerciantes que usaban este medio para promover las cosas que ellos mismos hacían", destaca.

El objetivo de la actividad, dice el Sichel, es que los vendedores puedan mostrar sus productos y que finalmente los asistentes consuman lo que los emprendedores nacionales hacen.

"La economía se va a poner de pie no solo si los emprendedores siguen emprendiendo, sino que también si nosotros priorizamos la compra a las micro y pequeñas empresas chilenas. La economía será más justa si todos hacemos nuestro trabajo de apoyar a las Pymes", recalca el presidente de BancoEstado.

Obsequios y autoregalos

La tienda de acuarelas "Revoloteadamente" (@revoloteadamente en Instagram) tiene obras enmarcadas desde los $25.000 y set de cinco postales a $15.000. "BabyCampoo" (@babycampoo en Instagram), que habitualmente venden los gorros y baberos en $7.990, en la feria estaban a $6.000.

Cecilia González, fundadora de la marca Emporio Natural (@natural.emporio en Instagram), vende jabones a $3.500; cremas a $8.000; sales de mar a $6.000 y champú a $5.000.

S aber qué relación existe entre los camarones y un producto antiplagas parece una adivinanza sin resolución. Igual cosa pasa con las nueces y un polvo para pulir acero. La relación, sin embargo, existe y la clave la tienen dos empresas chilenas que transforman los desechos de su producción en un producto que luego venden. No gastan en vertederos, generan un ingreso extra y le hacen un favor al medio ambiente. Son empresas que se mueven en la denominada economía circular. La primera se llama Rymar, está ubicada en Coquimbo y se dedica a la pesca y procesamiento de camarones y langostinos. La segunda se llama Servicios Agromostazal Limitada, también está en la IV Región y su rubro es la venta de nueces sin cáscara.

La historia del camarón y el producto antiplagas partió hace tres años, cuando en la empresa Rymar no sabían qué hacer con las toneladas de cáscaras de camarones y langostinos que les sobraban cuando los pelaban para luego procesarlos. La cáscara es el 80% de un camaron y el 90% de un langostino, por lo que los desechos son abundantes, entre 4.000 y 8.000 toneladas al día. "La cáscara en promedio el 85% de toda nuestra producción y nos generaba costos en vertederos, percolados y contaminación, por lo que siempre tuvimos la idea de aprovechar este elemento", cuentaWilliams Mauad, que junto a Sebastián Rubio son socios de la empresa.

Para resolverlo comenzaron a procesar los caparazones, que tienen quitina, a través de un sofisticado proceso de desmineralización y desproteinización. El resultado final es la quitina, un polímero con el que elaboran Quitosano, producto que se les aplica a las raíces de las plantas y las protege de las plagas. "El Quitosano es un bioestimulador radicular que hace que la planta genere más raíces y se proteja del ataque de hongos y nemátodos", explica Mauad.

El proyecto, que fue apoyado por Corfo, implicó la construcción de una planta de US$2.000.000 y finalmente derivó en la filial Crustanic que comercializa el producto. "Es una gran solución, porque no solo nos ahorramos los costos de buscarle un destino a los desechos, pagando vertederos, sino que generamos nuevos ingresos", explica Mauad. Además del Qutosano, la empresa está desarrollando una salsa para cocinar con los caparazones. "Está aún en proceso, pero es un producto que se puede aplicar a todo tipo de comidas, no solo las marinas", agrega Mauad.

Pelado de nueces

La historia de las nueces y el polvo para pulir metales partió en Monte Patria, donde la empresa Servicios Agromostazal Limitada no sabía qué hacer con el gran volumen de cáscaras de nueces que generaban al pelarlas. La empresa, que está postulando a la certificación como empresa B, trabaja con 300 dueñas de casas de la zona, a quienes les da trabajo en el pelado de las nueces. "Ellas laboran en sus casas, son madres solteras y adultas mayores en su gran mayoría, que se hacen un ingreso de 300 mil al mes durante la época de cosecha", cuenta Víctor Honores, socio y gerente de la empresa. Como aspiran a ser una empresa B sustentable, los grandes volúmenes de cáscaras les plantearon el desafío de crear algo útil con ellos y así evitar generar desechos, contaminar y alimentar vertederos. En ese proceso están y ya tiene tres soluciones, según cuenta Honores. "Uno es un polvo finísimo que generamos al moler las cáscaras. Se puede usar para lijar metales en las tornerías y otras empresas que trabajan con piezas de precisión", agrega.

El proyecto, que también fue apoyado por Corfo, generó otros dos productos. "Uno es un pellet que funciona muy bien para hacer fuego y la otra opción es incorporarlo al alimento de las cabras, porque la cáscara de nuez tiene fibra, potasio y calcio. Sería así una muy buena solución para los cabreros a quienes les cuesta alimentar a sus animales", dice Honores.

"En Corfo estamos convencidos que la Economía Circular es pieza clave para avanzar hacia una reactivación sostenible", indica Pablo Terrazas, Vicepresidente Ejecutivo de Corfo.

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