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Pelao Rodrigo está en clases para aprender a andar en moto
"Tengo que encontrar el punto ideal entre el embriague y la muñeca para acelerar lo suficiente, o si no se me detiene la moto. Es lo que más me cuesta", confiesa Rodrigo "Pelao" González (47), conductor del programa "Sacando la vuelta", de Radio Carolina", luego de haber terminado su cuarta clase -de ocho- de conducción con el instructor Chrisz Schüller, de la Escuela Bike Route.

Se refiere a la principal dificultad en su primera aproximación a una moto de 200 cc y 24,2 hp, una Bajaj Pulsar NS 200, que pesa 147 kilos y difiere mucho de la scooter que condujo cuando tenía 20 años y vivía en Rancagua. Técnicamente es una naked, un estilo híbrido que mezcla lo deportivo con la conducción urbana.

"Esta moto tiene mucha más fuerza y potencia. Lo que más me cuesta es sacarla en subida. Estoy recién aprendiéndolo y debo aceptar que me cuesta un poquito", afirma el animador, conocido por todo el mundo como Pelao González y que forma parte del equipo más ganador del programa "Dale Play" (Mega). "Me cuesta encontrar el punto de embriague. Es mucho más difícil que hacerlo en el auto", asegura.

La dupla realiza dos sesiones a la semana, con una duración de hora y media cada una. Por el contexto de pandemia, se trata de una enseñanza personalizada, por lo que Schüller visita al animador en su departamento de Ñuñoa, comuna que está en Fase 3, lo que les permite practicar en los estacionamientos del edificio y luego salir a una calle sin tráfico que queda cerca.

"Partimos desde lo más básico: la seguridad, implementos, clases teóricas en general. Y ahora último empezamos a salir con el instructor", cuenta González.

En la primera parte, explica Schüller (46), quien lleva 18 años enseñando manejo de motos, se dedicaron a repasar normativas que no existían cuando González se subió por primera vez a uno de estos vehículos, a los 16 años. "En ese tiempo uno manejaba casi sin reglas y aprendía solo. Hoy existe un desarrollo de técnicas, de temas de seguridad y de exigencias legales que antes no habían", dice.

Entre ellas, las modificaciones a la Ley de Tránsito y decretos que obligan a los motoristas a usar casco, guantes, zapatos cerrados y pantalones largos; o que exige que todas las motos deben tener un sistema de retención para el pasajero y las obliga a circular con el foco principal encendido.

Sincronización

La segunda parte del curso consiste en lo que el instructor denomina "etapa de apresto", donde se le enseña al conductor a estabilizar la moto. "Se hace un caballete, es decir, se pone la moto en el aire, para que el alumno pueda interactuar con todos los mandos y aprenda a no cometer errores. Ahí Rodrigo juega con el acelerador, los mandos, los controles, el freno y el embriague. Hace sincronizaciones entre embriague y acelerador. Y aprende además a dominar sus tiempos de reacción, lo que es muy importante cuando se pasa de una scooter a una moto como esta", cuenta Schüller.

En el fondo se busca "lograr que el alumno reconozca, a través de la memoria muscular, los tiempos de aceleración y la sincronía de los mandos".

El animador recuerda que su antigua scooter tenía "un sistema de conducción automático, donde el acelerador y el freno se ubicaban en el volante. Este modelo tiene mucha más fuerza y más torque. La salida y la aceleración son mucho mejores. He notado que el énfasis está en la muñeca y el embriague. Es lo que más estoy intentado reforzar para dominarla".

En la tercera parte y final del curso se dedicarán a la conducción en vías, aplicando las técnicas enseñadas en las clases. Ambos saldrán en motos diferentes y se comunicarán a través de un dispositivo intercomunicador que funciona con un micrófono y dos audífonos, con conexión bluetooth.

¿Y qué opina el instructor del alumno? "Rodrigo es bien aplicado. Tiene mucha paciencia y eso es súper agradable porque así logra desarrollar con calma todo lo que se le va entregando, en conceptos y conocimientos. Eso ayuda porque te hace ser un conductor más maduro, en comparación con los que son más acelerados. El se toma las cosas con bastante calma y es bien responsable", dice el profesor.

"En las clases vamos fortaleciendo los conocimientos que él ya manejaba. Esa es la idea: que uno se vaya adaptando a lo que él ya sabe, para que no se transforme en algo aburrido", dice.

González cuenta que quiso aprender en una moto "con una potencia no tan alta, porque así se hace más controlable. Pero en el futuro me gustaría pasar a una de 400 cc".

Shüller confirma que es mejor partir en una moto de 200 cc porque "es un vehículo intermedio, con una potencia controlable. En cambio, la de 400 cc es más reactiva: si aceleras, automáticamente empujará con toda la fuerza que tiene su motor".

El objetivo de González es terminar las ocho clases y seguir practicando solo hasta que, cuando ya domine la moto, pueda sacar la licencia respectiva "y así ir todos los días en ella a mi trabajo en la Radio Carolina", cuando regrese en forma presencial, ya que por el momento se encuentra en teletrabajo.

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