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Mafe Bertero aprendió a manejar con su mamá
Cuando la actriz Mafe Bertero (17) firmó su primer gran contrato con una multitienda decidió que quería hacer una inversión. Oriunda de Quillota, le tocaba viajar casi a diario a Santiago para grabar sus escenas en "Si yo fuera rico", de Mega, además de asistir a eventos y otros compromisos laborales, entonces, la decisión cayó, no de cajón, sino que del garaje: un auto.

"Queríamos algo más cómodo para ir a Santiago y económico. Teníamos una camioneta y era un gasto grande viajar todos los días", dice. Optó por un Volvo S60 T6, año 2012, decisión que se tomó en familia. "Yo quería que tuviera una buena conexión Bluetooth, sunroof -para que me llegara la luz del cielo- y que fuera automático", agrega.

El vehículo, vale mencionar, se lo compró sin saber nada de manejo. Entonces fue su madre, Loreto Bertero, quien las ofició de primera instructora y le enseñó a conducir por los alrededores de la parcela donde reside. "Ella no se alteraba, ni me retaba, nos reíamos juntas de que yo no sabía dónde estaba el freno o cuándo venía un auto. Además, sabe que yo no voy a acelerar ni ponerme loca manejando", explica la actriz, que antes de esa teleserie estuvo en "Valió la pena" y "La colombiana".

"No pasé rabias, porque Mafe es súper obediente, aunque me ponía nerviosa al no saber cómo iba a conducir, pero ella era impecable. Un siete. Yo le decía que siempre estuviera súper concentrada, atenta a lo que pasa alrededor y que respetara todas las normas del tránsito", cuenta su mamá.

Responsable, la adolescente saca el auto sólo para practicar y siempre acompañada. Cuenta que la mayor parte del tiempo lo usan sus padres, cuando les toca transportarla o para hacer sus propias diligencias.

Con la expectativa de sacar su licencia, y confundida porque pensaba que debía dar el examen en un auto mecánico, la joven se inscribió en marzo en una escuela de manejo en Quillota. Tomó 12 clases prácticas con un instructor, pero por la emergencia sanitaria no logró dar el examen para sacar el carné.

"Me da un poco de miedo olvidar cómo se maneja un auto mecánico, porque el Volvo es automático. Espero que no se me haya olvidado el cálculo para pasar el embrague. Pero hablé con mi profesor y me dijo que podía dar la prueba en mi propio auto, entonces eso será mucho más fácil porque conozco el porte y las dimensiones", relata.

-¿Ha salido a la mala alguna vez?
-No, nunca. Soy muy responsable. Estaba esperando el momento para sacar la licencia y manejar. Pero Quillota es muy tranquilo y, cuando se termine todo esto, mi mamá me va a tener que acompañar a manejar en Santiago, donde hay más gente y más autos. No me lanzaría de una allá.

-¿Qué prefiere: profesor de manejo o a su mamá?
-Yo creo que a mi mamá, que tuvo la paciencia de enseñarme desde cero, cuando llegué a la escuela de conducir no estaba en blanco. Y ella es muy paciente.

¿Conviene o no?

De acuerdo con Varinia Signorelli, sicóloga infanto-juvenil y magíster en psicología clínica, aprender a manejar con los padres es algo que depende mucho de la relación que los preceda. "Hay papás que son una figura tranquilizadora para el hijo, entonces les ayuda aprender a conducir bien, relajados y con calma, pero hay otros que pueden ser muy sobreprotectores y pueden hacer que estés más hiper alerta", sostiene.

Round de preguntas rápidas: ¿Ventajas de aprender con un instructor? "Es alguien neutro que no te da instrucciones todo el rato y que tiene límites más claros". ¿Papá sobreprotector? "Si te hacen sentir que el mundo es peligroso, eso no permite que aprendas tranquilo". ¿Cómo es un papá ideal de instructor de manejo? "Alguien que potencia tus virtudes y competencias, te conoce y sabes de lo que eres capaz".

Afife Docmac, panelista de "Hola Chile" y directora de Docmac Comunicaciones, aprendió a conducir a los 1 5 años en Villarrica, gracias a las lecciones que le daba su padre, ya fallecido. "El nació en Jerusalén. Me sacaba a practicar en un Peugeot 404 que tenía los cambios al lado del volante y me hablaba entre castellano y árabe, fue súper divertido". A su juicio, aunque no sea lo más pedagógico, se generan bonitos recuerdos. "Hasta hoy, cuando veo un Peugeot 404, me viene la memoria afectiva. Tiene una carga simbólica muy heavy", dice.

-¿Y a sus hijos (hoy veinteañeros) les enseñó usted?
-Los metí en un curso. Es distinto aprender con un sistema profesional y pedagógico que a la antigua, como yo. Creo que en la medida en que uno crece hay que hacer bien las cosas. Soy súper aprensiva y, entre ponerme a pelear con ellos, es mejor el curso, así no está la emoción que le pone uno como mamá.

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