La noticia surgió de la Agencia de Cooperación de Defensa y Seguridad de Estados Unidos (DSCA, según sus siglas en inglés): el Departamento de Estado de ese país autorizó un posible acuerdo de US$ 634,7 millones con el Gobierno de Chile para modernizar los cazabombarderos F-16 de la FACh.
Horas después, el excandidato presidencial Marco Enríquez-Ominami denunció que Chile iba a gastar US$ 600 millones en “refaccionar” aviones F-16 justo en medio de la crisis sanitaria y económica del coronavirus, sin que hubiera ninguna amenaza bélica que lo justificara.
La controversia llegó a oídos del ministro de Defensa, Alberto Espina, cuando este volaba, en la mañana de ayer, rumbo a Puerto Montt, para visitar a las unidades de las Fuerzas Armadas desplegadas por la pandemia del covid-19.
Molesto, el secretario de Estado calificó el cuestionamiento como una distorsión de “increíble mala fe”, ya que si bien el Ejecutivo había aprobado el llamado upgrade de los F-16 de la FACh, este ya había sido pospuesto a comienzos de año debido a las consecuencias de la emergencia sanitaria.
“Lo que hicimos fue cotizar cuánto valdría esa modernización en Estados Unidos, que es el país que fabrica F-16. Y Estados Unidos contestó. Pero ya habíamos tomado la decisión, al iniciarse la pandemia y darnos cuenta de que venía una crisis económica, de ir postergando la modernización de los F-16 por una cuestión de recursos. Y además, porque el precio que figura ahí jamás habría sido lo que nosotros pagaríamos por eso”, aseguró el titular de Defensa.
Consultada por este diario, la embajada de EE.UU., a través de un portavoz, dijo que “la publicación de la notificación enviada al Congreso es uno de los peldaños en el proceso de ventas militares al extranjero (FMS). El envío de esta notificación sobre una venta potencial es un requerimiento de la ley estadounidense y no implica que la venta haya concluido. Esto garantiza que haya total transparencia para todas las partes, lo cual es uno de los elementos centrales del proceso FMS”.
El ministro Espina acusó “mala fe” y “mala intención” de “parlamentarios de izquierda que salieron a decir que esto es quitarle plata a la gente, porque este programa está, por ahora, diferido, para llevarlo a cabo más adelante, cuando existan los recursos. ¿Cuándo? Va a depender de los recursos que tenga el país”.
—¿Y mientras tanto los F-16 perderán capacidades?
“Van a ir efectivamente perdiendo capacidades. Eso es malo (para el país). Por eso es que estamos permanentemente evaluando y haciéndolo por partes, fraccionadamente, de tal manera que esa pérdida de capacidades se dilate en el tiempo y la renovación se pueda ir produciendo”.
Espina enfatizó que la modernización debería comenzar “entre un año y dos años más” y por un monto “infinitamente inferior (…). El precio real es parte de una negociación, pero le puedo asegurar que es bastante inferior a ese valor”.
Si esa modernización no se hace, advirtió, “Chile va a perder su principal arma disuasiva”, que comenzó a llegar al país “en el gobierno de un Presidente socialista, que es Ricardo Lagos”.
Horas después, el excandidato presidencial Marco Enríquez-Ominami denunció que Chile iba a gastar US$ 600 millones en “refaccionar” aviones F-16 justo en medio de la crisis sanitaria y económica del coronavirus, sin que hubiera ninguna amenaza bélica que lo justificara.
La controversia llegó a oídos del ministro de Defensa, Alberto Espina, cuando este volaba, en la mañana de ayer, rumbo a Puerto Montt, para visitar a las unidades de las Fuerzas Armadas desplegadas por la pandemia del covid-19.
Molesto, el secretario de Estado calificó el cuestionamiento como una distorsión de “increíble mala fe”, ya que si bien el Ejecutivo había aprobado el llamado upgrade de los F-16 de la FACh, este ya había sido pospuesto a comienzos de año debido a las consecuencias de la emergencia sanitaria.
“Lo que hicimos fue cotizar cuánto valdría esa modernización en Estados Unidos, que es el país que fabrica F-16. Y Estados Unidos contestó. Pero ya habíamos tomado la decisión, al iniciarse la pandemia y darnos cuenta de que venía una crisis económica, de ir postergando la modernización de los F-16 por una cuestión de recursos. Y además, porque el precio que figura ahí jamás habría sido lo que nosotros pagaríamos por eso”, aseguró el titular de Defensa.
Consultada por este diario, la embajada de EE.UU., a través de un portavoz, dijo que “la publicación de la notificación enviada al Congreso es uno de los peldaños en el proceso de ventas militares al extranjero (FMS). El envío de esta notificación sobre una venta potencial es un requerimiento de la ley estadounidense y no implica que la venta haya concluido. Esto garantiza que haya total transparencia para todas las partes, lo cual es uno de los elementos centrales del proceso FMS”.
El ministro Espina acusó “mala fe” y “mala intención” de “parlamentarios de izquierda que salieron a decir que esto es quitarle plata a la gente, porque este programa está, por ahora, diferido, para llevarlo a cabo más adelante, cuando existan los recursos. ¿Cuándo? Va a depender de los recursos que tenga el país”.
—¿Y mientras tanto los F-16 perderán capacidades?
“Van a ir efectivamente perdiendo capacidades. Eso es malo (para el país). Por eso es que estamos permanentemente evaluando y haciéndolo por partes, fraccionadamente, de tal manera que esa pérdida de capacidades se dilate en el tiempo y la renovación se pueda ir produciendo”.
Espina enfatizó que la modernización debería comenzar “entre un año y dos años más” y por un monto “infinitamente inferior (…). El precio real es parte de una negociación, pero le puedo asegurar que es bastante inferior a ese valor”.
Si esa modernización no se hace, advirtió, “Chile va a perder su principal arma disuasiva”, que comenzó a llegar al país “en el gobierno de un Presidente socialista, que es Ricardo Lagos”.